viernes, 29 de julio de 2011

¿QUIERES CRECER?

EL PROGRESO DE ALGO GRANDE

Por tanto dejando la palabra de comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección. (Heb. 6:1) La extensa y asombrosa creación natural de Dios, es un cuadro ilustrativo de lo existente en el ámbi-to espiritual invisible para la vida del creyente. “Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la Palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía” (Heb. 11:33) De la misma manera, que Dios está interesado en el crecimiento de su creación natural, está igualmente interesado en el crecimiento en el ámbito espiritual. Por lo tanto, El da la orden de: “... Creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo...” (2ª P. 3:18) “Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en aquel que es la Cabeza, a saber Cristo” (Ef. 4:15) “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo...” (Ef. 4:13)

SIGNIFICADO DE LA PALABRA CRECIMIENTO.

Es la palabra Griega: Auxano. Sig: Crecer, agrandar, aumentar, ensanchar, ampliar, extenderse, acrecen-tar, multiplicar, llegar a ser más alto o más fuerte, ser cambiado de una condición a otra.

Son pocos los que tienen la visión y la decisión de crecer en toda la estatura espiritual del Señor Jesucristo: La voluntad divina y perfecta de Dios, es llevar a cada individuo hasta la completa y satisfactoria relación con Él mismo. Esta armoniosa relación con Dios, se logra a medida que se crece y se madura en la estatura de la naturaleza del Hijo de Dios, Jesucristo. ¡Este es el Proceso que lleva a algo grande, a obtener la completa Estatura espiritual de Jesucristo! Puesto que Dios ha creado a la humanidad como un agente con libertad moral y con el poder de elegir, y puesto que no toda la gente está interesada en tener la perfecta voluntad que Dios tiene para sus vidas, entonces ellas “frustran” la Gracia de Dios. Esto puede ser, ya sea mediante un rechazo total y deliberado al Plan Maestro de Dios para salvación mediante Jesucristo; o bien puede ser al fallar en crecer espiritualmente después que uno ha llegado a ser un creyente salvo. Por lo tanto, sin generalizar, hoy el cristianismo se caracteriza por creyentes inmaduros, con un sentimiento de insatisfacción, rutinario y de descontento que han fallado en crecer en la Estatura espiritual de Jesucristo. En muchos casos, ellos desconocen el Proceso que lleva a la grandeza de la Estatura del Señor. Otros lamentablemente, no se deciden a prestarse al Proceso de Crecimiento, pues están muy aferrados y adheridos a sus propias ideas, con-ceptos, argumentos y razonamientos, y no están dispuestos a soltarlos o abandonarlos. Solo unos “pocos”, “muy pocos”, han decido crecer en la Plenitud de Jesucristo. Esos “pocos” han dispuesto en su corazón, pagar el precio que sea con tal de crecer, aumentar y acrecentarse en la naturaleza de Jesucristo. En la eternidad futura, cada creyente recibirá de acuerdo a su crecimiento espiritual, estará en su debido lugar de habitación; vestirá ropas de acuerdo a su nivel o rango; y brillará de acuerdo a lo que obtuvo de la gloria de Cristo. Entonces ahora veamos algunos aspectos acerca del Crecimiento Espiritual.

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL ES UNA LEY, O UN MANDATO DE DIOS.

Crecimiento habla de llegar a ser más fuerte, maduro, alto, ser cambiado de una condición a otra: “Mas creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2ª P. 3:18) El Señor no dice, “crece si quieres, crece si es conveniente que lo hagas. Crece si así conviene a tus intereses” ¡No! Dios ha ordenado que los creyentes crezcan hasta llegar a la medida de la edad de la plenitud de Cristo. El objetivo de Dios no es solo salvar a la gente de la condenación; también quiere llevarlos a la perfección y madurez espiritual que es la plenitud de la semejanza con Cristo. Esta ley se aplica de la misma manera a toda especie natural de creación viva. Así que, el crecimiento, ya sea en el ámbito natural o en el ámbito espiritual, está gobernado por las leyes de Dios.

EN TERMINOS ESPIRITUALES ¿QUÉ SIGNIFICA CRECER EN JESUCRISTO?

Crecimiento, es la manifestación visible del incremento de la vida. Crecimiento espiritual es el cambio o transformación de nuestra naturaleza a la naturaleza del Señor Jesucristo, (Santidad, verdad, humildad, amor, bondad, misericordia, paz, gozo, etc.) Crecer espiritual, es permitir que el “nuevo hombre”, Jesucristo, se engrandezca, aumente, se extienda, y se acreciente en nuestra vida. Incluso, este tipo de crecimiento será visible en muchos aspectos, cuando el cristiano va adquiriendo, viviendo y manifestando la naturaleza del Señor. Entonces poco a poco, irá siendo cada vez más una verdad al expresar: “...y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí...” (Gál. 2:20) Hay quien podría expresar que posee un buen nivel de crecimiento en la estatura espiritual de Cristo, pero ¿dirán lo mismo los familiares u otras gentes que son cercanas en el diario vivir de esa persona?

¿A PARTIR DE QUÉ, SE INICIA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL? ¿CUÁL ES SU PRINCIPIO?

El proceso de crecer da comienzo a partir de que la semilla de la salvación es puesta en el corazón cuando se acepta a Cristo. El crecimiento natural empieza con una semilla; una vez que la semilla queda enterrada, y muere la corteza exterior, el embrión interno brota como un tallo débil, y crecerá hasta obtener la madurez, la firmeza y solidez. ¡Esto es lo mismo en el ámbito espiritual! Todo empieza con la Semilla de la Salvación al aceptar a Cristo como Salvador Personal, la cual a través del tiempo irá creciendo por medio del diario morir a la naturaleza carnal que aún fluye en la vida del creyente, y del alimentar espiritualmente esa Semilla. “cada día muero” (1ª Cor. 15:31)

LOS PATRONES O MODELOS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN EL ANTIGUO ESTAMENTO.

Es una lástima hoy, que muchos creyentes no tengan la visión del crecimiento en la Estatura de Cristo o en Su naturaleza. Desde el A. T. Dios estableció los Patrones de Crecimiento; el Tabernáculo de Moisés (Heb. 9:1-11) es una figura espiritual, o uno de los Patrones de la Estatura de Cristo, por lo tanto habrá cristianos que solo crecieron al nivel del Atrio; otros crecerán hasta el nivel del Lugar Santo; y solo unos “pocos” crecerán hasta el nivel de Lugar Santísimo. Estos tres lugares nos hablan de los pies, de los hombros, y la cabeza de esa Estatura.

Otro Modelo o Patrón de Crecimiento lo encontramos en las etapas de las Jornadas de Israel de Egipto a Canaán. La primera etapa se llamó Egipto (de ahí salieron); el desierto fue la segunda; Canaán fue la siguiente; y Jerusalén era la meta total. Dios en Egipto llamó a Israel como… “hijo” (Éx. 4:22); en el desierto fue llamado “congregación o iglesia” (Éx. 12:3; Hech. 7:38); en Canaán como “esposa” (Is. 62:3-4, y 63:13, 18) y en Jerusalén se le llamó “madre” (Is. 3:16, y 4:3) Entonces algunos creyentes crecerán al nivel de Egipto; otros lo hacen al nivel del desierto, otros a Canaán; y un grupo muy reducido lo hará al nivel de Jerusalén.

¿QUÉ COMPARACION USO JESUS CON RESPECTO AL CRECIMIENTO ESPIRITUAL?

El Señor Jesús ilustró por medio de las plantas el proceso de crecimiento espiritual: Él lo comparó con el crecimiento de una semilla. “Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente (semilla) en la tierra; y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe. Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga...” (Mar. 4:26-28) Entonces es claro aquí “el proceso que lleva a algo grande” a la madurez plena del crecimiento, que es obtener la completa Estatura espiritual de Jesucristo. Todo esto, es un proceso que durará toda la vida, y solo debemos aprender a saber de que manera se alimentará esa plantita que ha brotado de la Semilla de la Salvación. ¡¡Ojalá, no fallemos en esto, pues podemos frustrar el Plan Maestro de Dios!!

¿De qué nos habla la hierba, la espiga, el grano y el grano lleno en la espiga? Hierba Griego: chórtos o khórtos. Relacionada con un jardín o un huerto. Cortesía, una fiesta que se da en un jardín. La hierba habla de la condición y dimensión que el creyente experimenta en su primer amor (el cual no debía perder nunca); todo a su alrededor es festivo; la persona llega a experimentar un levantamiento a un alto grado de éxtasis espiritual, emocional y sentimental, vive por así decirlo “en un florido jardín”.

Espiga: Griego: stájus; ístemi. Sig: Mantenerse firme, resistir, aguantar, persistir, mantenerse en pie, disponerse, ponerse en el camino, resuelto, estable, empeñado en, constante, leal. Aquí el creyente ha sido llevado a nivel un poco más alto en la estatura espiritual de Jesucristo; ha sido llevado a cierto tipo de retos y pruebas para que adquiera un mayor nivel del temperamento y naturaleza de Cristo. Cuando está prosperando en el crecimiento de espiga, entonces manifiesta una posición de aguante, de buen soporte, de firmeza y se mantiene constante en su meta de crecer en Cristo.

Grano: Hebreo: dagán. Relacionada con la palabra pez. Sig: Aumentar, multiplicarse, acrecentar, ganancia, moverse rápidamente, prole. Habla de utilidad y servicio. En esta etapa de crecimiento de grano, el buen creyente de manera espontanea, manifiesta una condición de utilidad y servicio. Se multiplica o tiene hijos espirituales; se desenvuelve haciendo buenas obras de manera notable; para el cumplimiento de sus deberes cristianos y en los demás aspectos de su vida se mueve rápidamente.

Lleno (maduro). Griego: Sig: empapado, influenciar, suministrar, facilitar, surtir, abastecer, proveer, llevar la carga. ¿Cómo se identifica un cristiano que ha adquirido un buen nivel en la Estatura y madurez espiritual del Señor Jesucristo? No solo vive en su primer amor, manifestando una condición festiva y de éxtasis en su vida cristiana; además muestra un buen soporte, aguate y resistencia en medio de las adversidades, no se queja, no se deprime, no cuestiona a Dios; mantiene una posición firme, sólida y constante. También son notables en su vida los hijos espirituales (personas ganadas para Cristo; personas que está consolidando en la Palabra y Oración y los frutos del Espíritu Santo manifestándose en su vida. Como grano maduro, y debido a su relación personal con él y que está rindiendo su vida a Cristo, se ha convertido en un instrumento cristiano que suministra, abastece y provee lo necesario para el bienestar de su propia familia, la de otros y la de la iglesia. Así se identifica un cristiano que ha adquirido un buen nivel en la Estatura y madurez espiritual del Señor Jesucristo. El círculo de crecimiento de Dios para con el creyente es: Que oiga (sea oído); que vea (sea ojo); que hable (sea boca), y que comparta o sirva (sea mano).

DOS AMBITOS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL CRISTIANO.

Una cosa es crecer en el servicio en la obra de Dios; otra cosa es crecer en la naturaleza del Señor Jesucristo. Hay cristianos que a pesar de sus años como cristianos, no pasan de ser niños en Cristo. “Yo (Jesús) he conocido tus obras.... y servicio...” (Ap. 2:19) “Porque a los que antes conoció, también predestinó

para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo....” (Rom. 8:29) Como cristianos debemos ser cui-dadosos de no errar al blanco y limitarse a solo tener una visión del Crecimiento en las obras, o en el servicio. Crecimiento en la naturaleza de Jesucristo no se manifiesta, ni se establece en el hecho de poseer dones, habi-lidades, o ministerios en la obra. Se pudiera vivir una vida inmersa en excesivas actividades cristianas, y sin embargo, vivir espiritualmente como un niño en Cristo o sin indicios de manifestar Su naturaleza. Las obras o servicios deben ser generados de una relación personal de amor con Jesús, y esta, debe ser cultivada cada día. Entonces podemos tener un gran crecimiento en el servicio, o en las obras cristianas, sin embargo, el ámbito de crecimiento espiritual “prioritario” será, crecer en la imagen y naturaleza del Hijo de Dios. Este crecimiento se manifestará en la medida que vivimos acorde a la humildad, santidad, pureza, gratitud, gozo, paz, amor, bondad y dulzura de Cristo. “Yo sé tus obras, y tu trabajo... pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor (tu relación diaria de amor)” (Ap. 2:2,4)

¿En que se convierte un individuo cuando natural o espiritual se malogra su crecimiento? Se convierte en un “enano” espiritual. Se convierte en un truncado o deforme, y esto tanto natural como espiritual. El Apóstol Pablo mencionó algo al respecto: “porque debiendo ser ya maestros a causa del tiempo, tenéis necesidad de volver a ser enseñados cuáles sean los primeros rudimentos de las Palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tengáis necesidad de leche, y no de manjar sólido” (Heb. 5:12) No debemos descuidar la instrucción acerca de nuestro crecimiento espiritual; debemos cerciorarnos de que estamos creciendo de acuerdo a la naturaleza e imagen de Cristo; y no solo quedar en el nivel de niño en Cristo, o en otro caso, de enano espiritual.

Características de los niños, o en otro caso, de los enanos espirituales: “...no pude hablaros como a espirituales (maduros), sino como a carnales, como a niños en Cristo” (1ª Cor. 3:1-3)

ESTAS SON ALGUNAS DE SUS CARACTERÍSTICAS:

El apóstol Pablo mencionó: Cuando era niño hablaba como niño y pensaba como niño… pero cuando fui hombre maduro dejé lo de niño. a).- Entre ellos hay celos, contiendas y disensiones, (pleitos, discrepancias, desacuerdos, desunión, discordia, falta de armonía) (1ª Cor. 3:1-3). b) Ellos son fluctuantes. (Ef. 4:14) (vacilan en la fe, crece y disminuye su perseverancia cristiana; y dudan) c) Son inexpertos en la Palabra de Dios. (Heb. 5:13) d) Son siervos o esclavos de los rudimentos del mundo. (Gál. 4:3)

OTRAS CARACTERÍSTICAS NATURALES DE LOS NIÑOS.

Los niños por lo regular siempre demandan cosas o atención. Un Maduro provee, da, coopera, aporta, participa. Un niño no tiene ejercitado el sentido del deber y la formalidad. Un adulto es formal, serio, respon-sable y constante en sus deberes. Un niño es propenso a bambolearse, a caerse y perder el equilibrio. Un maduro espiritual permanece firme, sólido, estable y de pie cuando los vientos y tormentas de adversidades. Un niño no da el valor adecuado a las situaciones, cosas y personas. Un adulto da la bienvenida a cada situación o circunstancia, sabe que cada una de ellas obra para bien. Un adulto valora su vida espiritual, valora la obra de Dios, valora las actividades y servicios de la iglesia, valora su familia, etc.

ELEMENTOS NECESARIOS PARA UN CRECIMIENTO SANO.

Una planta en lo natural requiere de algunos elementos básicos para tener un crecimiento sano. Entre ellos están los nutrientes de la tierra, el viento, el calor, y el agua. El crecimiento espiritual se fundamenta en tres elementos básicos que no deben faltar diariamente a la planta espiritual que está creciendo en nuestra vida. Ellos son: La Sangre de Jesucristo (es como los nutrientes de la tierra), El Fuego del Espíritu Santo (calor y viento); y las Aguas del nombre, muerte y vida de Jesús (el agua). Si tan solo trabajamos diario para pedir a Dios, y aplicar estos tres elementos a nuestra vida y sobre las porciones de nuestra carne o vieja naturaleza que entreguemos a Dios, entonces tendremos un crecimiento normal y saludable. Además debemos incluir en nuestra dieta espiritual, el estudio de la Palabra y la Oración. (1ª Cor. 10:3-4)

EL CRECIMIENTO ES GOBERNADO POR DIOS.

El crecimiento tanto natural y espiritual está gobernado y/o controlado por Dios. (1ª Cor. 3:6) Menciona que el crecimiento lo da o lo gobierna el Señor. (Mat. 6:27) establece que nadie puede añadir un codo a su estatura por más que se afane. Entonces no está en nosotros el gobernar o tener el control del crecimiento espiritual; ello le corresponde al Señor. Lo único que está a nuestro alcance, es trabajar diario en oración para pedir a Dios, y aplicar sobre nuestra vida la Sangre de Jesucristo; el Fuego del Espíritu Santo; y las Aguas del nombre, muerte y vida de Jesús. Además darnos a estudiar la Palabra de Dios. Haciendo esto, tendremos los elementos necesarios para que nuestro Nuevo Hombre se alimente. No nos afanemos por querer crecer a nuestro modo, o en nuestro tiempo; solo busquemos cada día los elementos necesarios para ese crecimiento.

En lo natural, una planta extiende sus raíces hacia las profundidades de la tierra en busca de sus elementos nutrientes que le harán crecer: La enseñanza es: que si vamos a crecer de una manera correcta, entonces es necesario ir a las profundidades de Dios en busca de nutrientes espirituales por medio de la oración y el estudio de la Palabra. No hagamos solo oraciones y estudios de la Palabra de manera ligera o superficial. ¡¡Vayamos a las profundidades!! (1ª Cor. 2:10)

Una planta en lo natural trabaja durante el día para producir su savia, pero es en la noche cuando la planta crece: La lección es, que en el día debemos trabajar arduamente, y de manera fiel para acumular sustancia espiritual, y así tener el alimento necesario durante la noche y crecer. (Prov. 6:6-9) El día nos habla de exaltación, cuando nos sentimos bien, y las cosas salen como esperamos. La noche habla de humillación, adversidad, cuando experimentamos desánimo, depresión e insatisfacción. No olvidemos nunca, una planta crece durante la noche.

Alimentación del viejo hombre en el creyente: “Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gál. 5:24) Entonces, el alimento favorito del Viejo Hombre que vive en el corazón, son los placeres sensuales, las frivolidades, pasatiempos, y diversiones triviales de la vida; son los pleitos, celos, envidias. Además otras obras de la carne descritas en (Gál. 5:19-21) Mientras que aquel que se ha dispuesto a crecer, cada día se niega a todo ese tipo de placeres y pasiones. ¿Somos de Cristo? Entonces crucifiquemos la carne, sus pasiones y deseos. Alimentar al viejo hombre, implica un crecimiento cristiano defectuoso, frustrará el Plan de Dios.

¿Por qué muchos cristianos no tienen, ni pueden ver el mensaje de crecimiento? ¿Por qué otros lo tienen pero no crecen en la naturaleza de Cristo? En la eternidad habrá premios y galardones de acuerdo a los niveles de crecimiento espiritual alcanzados. Es la voluntad de Dios que todo creyente crezca, pero sin embargo, Dios sabe que muchos no van a elegir o decidir crecer a causa del precio de crucifixión o separación. Por lo tanto, El lo revela o muestra a aquellos que sí están dispuestos a pagar el precio que sea con tal de ir adelante a la perfección en Cristo. Otros sí reciben esta revelación, pero en determinado momento se quedan detenidos a causa de ciertas circunstancias adversas; retardan o malogran su crecimiento. “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios.” (Rom. 9:16)

Instrumentos espirituales que dios provee para asegurar el crecimiento espiritual de su pueblo. (Ef. 4:11-13) Esos instrumentos son los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Si oímos su voz, seguimos las instrucciones enseñadas y obedecemos la Palabra de Dios, entonces iremos obteniendo la informa-ción necesaria para deshacernos del viejo hombre, y crecer en la perfección de Cristo.

Los dones del Espíritu santo en el crecimiento de los creyentes: Los dones, capacidades y ministerios son dados para ayudar a los creyentes a crecer hacia la madurez. La madurez espiritual es muchos más que tener en operación los dones espirituales. (Mat. 7:22-23) En un aspecto, la operación de los dones si pueden ser evidencia de un crecimiento espiritual, pero no siempre es una garantía de que así sea. El hecho de que un creyente tenga años de cristiano, o sepa mucha Biblia, y haga muchas obras y actividades cristianas no garantiza siempre que tenga crecimiento con respecto a Jesucristo. Recordemos que el crecimiento en la naturaleza de Jesucristo se manifiesta en que la vida del creyente se va pareciendo cada vez más a su Señor, en Su santidad, limpieza, humildad, dulzura, paciencia, amor, bondad, etc.

· PREMIOS ETERNOS CONFORME AL CRECIMIENTO ESPIRITUAL.

o Brillarán con gloria de estrellas; habitarán en los Nuevos cielos; vestirán Ropas Blancas sencillas. Crecieron solo al nivel de los pies de la Estatura.

o Brillarán con gloria de Luna, habitarán en la Nueva Tierra, y vestirán Ropas Blancas dobles. Creció este segundo grupo al nivel de los hombros.

o Brillarán con la gloria del sol; habitarán en la Nueva Ciudad; vestirán Lino Fino, y resplandeciente. Crecieron al nivel de la Cabeza, obtuvieron la plenitud de Jesucristo. Crezcamos en aquel que es la Cabeza, a saber Cristo” (Ef. 4:15)

lunes, 25 de julio de 2011

ESPERO SEA DE BENDICION.

EL PROCESO DE ALGO GRANDE

La extensa y asombrosa creación natural de Dios, es un cuadro ilustrativo de lo existente en el ámbito espiritual invisible para la vida del creyente. “Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la Palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.” (Heb. 11:3) De la misma manera, que Dios está interesado en el crecimiento de su creación natural, esta igualmente interesado en el crecimiento en el ámbito espiritual. Por lo tanto, El da la orden de: “...Creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo... (2ª P. 3:18) “Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en aquel que es la Cabeza, a saber Cristo” (Ef. 4:15) “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo...” (Ef. 4:13)

SIGNIFICADO DE LA PALABRA CRECIMIENTO.

Es la palabra Griega: Auxano. Sig: Crecer, agrandar, aumentar, ensanchar, ampliar, extenderse, acre-centar, multiplicar, llegar a ser más alto o más fuerte, ser cambiado de una condición a otra.

La voluntad divina y perfecta de Dios, es llevar a cada individuo hasta la completa y satisfactoria relación con Él mismo. Esta armoniosa relación con Dios, se logra a medida que se crece y se madura en la estatura de la naturaleza del Hijo de Dios, Jesucristo. ¡Este es el Proceso que lleva a algo grande, a obtener la completa Estatura espiritual de Jesucristo! Puesto que Dios ha creado a la humanidad como un agente con libertad moral y con el poder de elegir, y puesto que no toda la gente está interesada en tener la perfecta voluntad que Dios tiene para sus vidas, entonces ellas “frustran” la Gracia de Dios. Esto puede ser, ya sea mediante un rechazo total y deliberado al Plan Maestro de Dios para salvación mediante Jesucristo; o bien puede ser al fallar en crecer espiritualmente después que uno ha llegado a ser un creyente salvo.

Por lo tanto, sin generalizar, hoy el cristianismo se caracteriza por creyentes inmaduros, con un sentimiento de insatisfacción, rutinario y de descontento que han fallado en crecer en la Estatura espiritual de Jesucristo. En muchos casos, ellos desconocen el Proceso que lleva a la grandeza de la Estatura del Señor. Otros lamentablemente, no se deciden a prestarse al Proceso de Crecimiento, pues están muy aferrados y adheridos a sus propias ideas, conceptos, argumentos y razonamientos, y no están dispuestos a soltarlos o abandonarlos. Solo unos “pocos”, “muy pocos”, han decido crecer en la Plenitud de Jesucristo. Esos “pocos” han dispuesto en su corazón, pagar el precio que sea con tal de crecer, aumentar y acrecentarse en la naturaleza de Jesucristo. En la eternidad futura, cada creyente recibirá de acuerdo a su crecimiento espiritual, estará en su debido lugar de habitación; vestirá ropas de acuerdo a su nivel o rango; y brillará de acuerdo a lo que obtuvo de la gloria de Cristo. Entonces ahora veamos algunos aspectos acerca del Crecimiento Espiritual.

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL ES UNA LEY, O UN MANDATO DE DIOS.

“Mas creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2ª P. 3:18) El Señor no dice, “crece si quieres, crece si es conveniente que lo hagas. Crece si así conviene a tus intereses” ¡No! Dios ha ordenado que los creyentes crezcan hasta llegar a la medida de la edad de la plenitud de Cristo. El objetivo de Dios no es solo salvar a la gente de la condenación; también quiere llevarlos a la perfección y madurez espiritual que es la plenitud de la semejanza con Cristo. Esta ley se aplica de la misma manera a toda especie natural de creación viva. Así que, el crecimiento, ya sea en el ámbito natural o en el ámbito espiritual, está gobernado por las leyes de Dios.

EN TERMINOS ESPIRITUALES ¿QUÉ SIGNIFICA CRECER EN JESUCRISTO?

Crecimiento, es la manifestación visible del incremento de la vida. Crecimiento espiritual es el cambio o transformación de nuestra naturaleza a la naturaleza (santidad, verdad, humildad, amor, bondad, misericordia, paz, gozo, etc.) Del Señor Jesucristo. Crecer espiritual, es permitir que el “nuevo hombre”, Jesucristo, se engrandezca, aumente, se extienda, y se acreciente en nuestra vida. Incluso, este tipo de crecimiento será visible en muchos aspectos, cuando el cristiano va adquiriendo, viviendo y manifestando la naturaleza del Señor. Entonces poco a poco, irá siendo cada vez más una verdad al expresar: “...y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí...” (Gál. 2:20) Hay quien podría expresar que posee un buen nivel de crecimiento en la estatura espiritual de Cristo, pero ¿dirán lo mismo los familiares u otras gentes que son cercanas en el diario vivir de esa persona?

¿A PARTIR DE QUÉ, SE INICIA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL? ¿CUÁL ES SU PRINCIPIO?

El crecimiento natural empieza con una semilla; una vez que la semilla queda enterrada, y muere la corteza exterior, el embrión interno brota como un tallo débil, y crecerá hasta obtener la madurez, la firmeza y solidez. ¡¡Esto es lo mismo en el ámbito espiritual!! Todo empieza con la Semilla de la Salvación al aceptar a Cristo como Salvador Personal, la cual a través del tiempo irá creciendo por medio del diario morir a la naturaleza carnal que aún fluye en la vida del creyente, y del alimentar espiritualmente esa Semilla. “cada día muero” (1ª Cor. 15:31)

LOS PATRONES O MODELOS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Es una lástima hoy, que muchos creyentes no tengan la visión del crecimiento en la Estatura de Cristo o en Su naturaleza. Desde el Antiguo Testamento, Dios estableció los Patrones de Crecimiento; el Tabernáculo de Moisés (Heb. 9:1-11) es una figura espiritual, o uno de los Patrones de la Estatura de Cristo, por lo tanto habrá cristianos que solo crecieron al nivel del Atrio; otros crecerán hasta el nivel del Lugar Santo; y solo unos “pocos” crecerán hasta el nivel de Lugar Santísimo. Estos tres lugares nos hablan de los pies, de los hombros, y la cabeza de esa Estatura. Otro Modelo o Patrón de Crecimiento lo encontramos en las etapas de las Jornadas de Israel de Egipto a Canaán. La primera etapa se llamó Egipto (de ahí salieron); el desierto fue la segunda; Canaán fue la siguiente; y Jerusalén era la meta total. Dios en Egipto llamó a Israel como: “hijo” (Éx. 4:22; en el desierto fue llamado “congregación o iglesia” (Éx. 12:3; Hech. 7:38; en Canaán como “esposa” (Is. 62:3-4, y 63:13, 18; y en Jerusalén se le llamó “madre” (Is. 3:16, y 4:3) Entonces algunos creyentes crecerán al nivel de Egipto; otros lo hacen al nivel del desierto, otros a Canaán; y un grupo muy reducido lo hará al nivel de Jerusalén.

¿QUÉ COMPARACION USO JESUS CON RESPECTO AL CRECIMIENTO ESPIRITUAL?

Él lo comparó con el crecimiento de una semilla. “Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente (semilla) en la tierra; y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe. Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga...” (Mar. 4:26-28) Entonces es claro aquí “el proceso que lleva a algo grande” a la madurez plena del crecimiento, que es obtener la completa Estatura espiritual de Jesucristo. Todo esto, es un proceso que durará toda la vida, y solo debemos aprender a saber de que manera se alimentará esa plantita que ha brotado de la Semilla de la Salvación. ¡¡Ojalá, no fallemos en esto, pues podemos frustrar el Plan Maestro de Dios!!

¿DE QUE NOS HABLA LA HIERBA, LA ESPIGA, EL GRANO Y EL GRANO LLENO EN LA ESPIGA?

Hierba Griego: chórtos o khórtos Relacionada con un jardín o un huerto. Cortesía, una fiesta que se da en un jardín. La hierba habla de la condición y dimensión que el creyente experimenta en su primer amor (el cual no debía perder nunca); todo a su alrededor es festivo; la persona llega a experimentar un levantamiento a un alto grado de éxtasis espiritual, emocional y sentimental, vive por así decirlo “en un florido jardín”

Espiga: Griego: stájus, ístemi Sig: Mantenerse firme, resistir, aguantar, persistir, mantenerse en pie, disponerse, ponerse en el camino, resuelto, estable, empeñado en, constante, leal. Aquí el creyente ha sido llevado a nivel un poco más alto en la estatura espiritual de Jesucristo; ha sido llevado a cierto tipo de retos y pruebas para que adquiera un mayor nivel del temperamento y naturaleza de Cristo. Cuando está prosperando en el crecimiento de espiga, entonces manifiesta una posición de aguante, de buen soporte, de firmeza y se mantiene constante en su meta de crecer en Cristo.

Grano: Hebreo: dagán. Relacionada con la palabra pez. Sig: Aumentar, multiplicarse, acrecentar, ganancia, moverse rápidamente, prole. Habla de utilidad y servicio. En esta etapa de crecimiento de grano, el buen creyente de manera espontanea, manifiesta una condición de utilidad y servicio. Se multiplica o tiene hijos espirituales; se desenvuelve haciendo buenas obras de manera notable; para el cumplimiento de sus deberes cristianos y en los demás aspectos de su vida se mueve rápidamente.

Lleno (maduro) Sig: empapado, influenciar, suministrar, facilitar, surtir, abastecer, proveer, llevar la carga. ¿Cómo se identifica un cristiano que ha adquirido un buen nivel en la Estatura y madurez espiritual del Señor Jesucristo? No solo vive en su primer amor, manifestando una condición festiva y de éxtasis en su vida cristiana; además muestra un buen soporte, aguate y resistencia en medio de las adversidades, no se queja, no se deprime, no cuestiona a Dios; mantiene una posición firme, sólida y constante. También son notables en su vida los hijos espirituales (personas ganadas para Cristo; personas que está consolidando en la Palabra y Oración y los frutos del Espíritu Santo manifestándose en su vida. Como grano maduro, y debido a su relación personal con él y que está rindiendo su vida a Cristo, se ha convertido en un instrumento cristiano que suministra, abastece y provee lo necesario para el bienestar de su propia familia, la de otros y la de la iglesia. Así se identifica un cristiano que ha adquirido un buen nivel en la Estatura y madurez espiritual del Señor Jesucristo. El círculo de crecimiento de Dios para con el creyente es: Que oiga (sea oído); que vea (sea ojo); que hable (sea boca), y que comparta o sirva (sea mano).

DOS AMBITOS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL CRISTIANO.

“Yo (Jesús) he conocido tus obras.... y servicio...” (Ap. 2:19) “Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo....” (Rom. 8:29 Como cristianos debemos ser cuidadosos de no errar al blanco y limitarse a solo tener una visión del Crecimiento en las obras, o en el servicio. El Crecimiento en la naturaleza de Jesucristo no se manifiesta, ni se establece en el hecho de poseer dones, habilidades, o ministerios en la obra. Se pudiera vivir una vida inmersa en excesivas actividades cristianas, y sin embargo, vivir espiritualmente como un niño en Cristo o sin indicios de manifestar Su naturaleza. Las obras o servicios deben ser generados de una relación personal de amor con Jesús, y esta, debe ser cultivada cada día. Entonces podemos tener un gran crecimiento en el servicio, o en las obras cristianas, sin embargo, el ámbito de crecimiento espiritual “prioritario” será, crecer en la imagen y naturaleza del Hijo de Dios. Este crecimiento se manifestará en la medida que vivimos acorde a la humildad, santidad, pureza, gratitud, gozo, paz, amor, bondad y dulzura de Cristo. “Yo sé tus obras, y tu trabajo... pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor (tu relación diaria de amor)” (Ap. 2:2,4)

¿EN QUE SE CONVIERTE UN INDIVIDUO CUANDO NATURAL O ESPIRITUAL SE MALOGRA SU CRECIMIENTO?

Se convierte en un “enano” espiritual. Se convierte en un truncado o deforme, y esto tanto natural co-mo espiritual. El Apóstol Pablo mencionó algo al respecto: “porque debiendo ser ya maestros a causa del tiempo, tenéis necesidad de volver a ser enseñados cuáles sean los primeros rudimentos de las Palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tengáis necesidad de leche, y no de manjar sólido” (Heb. 5:12) No debemos descuidar la instrucción acerca de nuestro crecimiento espiritual; debemos cerciorarnos de que estamos creciendo de acuerdo a la naturaleza e imagen de Cristo; y no solo quedar en el nivel de niño en Cristo, o en otro caso, de enano espiritual.

CARACTERISTICAS DE LOS NIÑOS, O EN OTRO CASO, DE LOS ENANOS ESPIRITUALES.

“...no pude hablaros como a espirituales (maduros), sino como a carnales, como a niños en Cristo” (1ª Cor. 3:1-3)

ESTAS SON ALGUNAS DE SUS CARACTERÍSTICAS:

a).- Entre ellos hay celos, contiendas y disensiones. (Pleitos, discrepancias, desacuerdos, desunión, discordia, falta de armonía) (1ª Cor. 3:1-3)

b).- Ellos son fluctuantes. (Ef. 4:14) (Vacilan en la fe, crece y disminuye su perseverancia cristiana; y dudan)

c) Son inexpertos en la Palabra de Dios. (Heb. 5:13)

d).- Son siervos o esclavos de los rudimentos del mundo. (Gál. 4:3)

OTRAS CARACTERÍSTICAS NATURALES DE LOS NIÑOS.

Los niños por lo regular siempre demandan cosas o atención. Un Maduro provee, da, coopera, aporta, participa. Un niño no tiene ejercitado el sentido del deber y la formalidad. Un adulto es formal, serio, responsable y constante en sus deberes. Un niño es propenso a bambolearse, a caerse y perder el equilibrio. Un maduro espiritual permanece firme, sólido, estable y de pie cuando los vientos y tormentas de adversidades. Un niño no da el valor adecuado a las situaciones, cosas y personas. Un adulto da la bienvenida a cada situación o circunstancia, sabe que cada una de ellas obra para bien. Un adulto valora su vida espiritual, valora la obra de Dios, valora las actividades y servicios de la iglesia, valora su familia, etc.

ELEMENTOS NECESARIOS PARA UN CRECIMIENTO SANO.

Una planta en lo natural requiere de algunos elementos básicos para tener un crecimiento sano. Entre ellos están los nutrientes de la tierra, el viento, el calor, y el agua. El crecimiento espiritual se fundamenta en tres elementos básicos que no deben faltar diariamente a la planta espiritual que está creciendo en nuestra vida. Ellos son: La Sangre de Jesucristo (es como los nutrientes de la tierra), El Fuego del Espíritu Santo (calor y viento); y las Aguas del nombre, muerte y vida de Jesús (el agua). Si tan solo trabajamos diario para pedir a Dios, y aplicar estos tres elementos a nuestra vida y sobre las porciones de nuestra carne o vieja naturaleza que entreguemos a Dios, entonces tendremos un crecimiento normal y saludable. Además debemos incluir en nuestra dieta espiritual, el estudio de la Palabra y la Oración. (1ª Cor. 10:3-4)

EL CRECIMIENTO ES GOBERNADO POR DIOS.

(1ª Cor. 3:6) Menciona que el crecimiento lo da o lo gobierna el Señor. Mateo 6:27 establece que nadie puede añadir un codo a su estatura por mas que se afane. Entonces no está en nosotros el gobernar o tener el control del crecimiento espiritual; ello le corresponde al Señor. Lo único que está a nuestro alcance, es trabajar diario en oración para pedir a Dios, y aplicar sobre nuestra vida la Sangre de Jesucristo; el Fuego del Espíritu Santo; y las Aguas del nombre, muerte y vida de Jesús. Además darnos a estudiar la Palabra de Dios. Haciendo esto, tendremos los elementos necesarios para que nuestro Nuevo Hombre se alimente. No nos afanemos por querer crecer a nuestro modo, o en nuestro tiempo; solo busquemos cada día los elementos necesarios para ese crecimiento.

EN LO NATURAL, UNA PLANTA EXTIENDE SUS RAICES HACIA LAS PROFUNDIDADES DE LA TIERRA EN BUSCA DE SUS ELEMENTOS NUTRIENTES QUE LE HARAN CRECER...

La enseñanza es, que si vamos a crecer de una manera correcta, entonces es necesario ir a las profundidades de Dios en busca de nutrientes espirituales por medio de la oración y el estudio de la Palabra. No hagamos solo oraciones y estudios de la Palabra de manera ligera o superficial. ¡¡Vayamos a las profundidades!! (1ª Cor. 2:10)

UNA PLANTA EN LO NATURAL TRABAJA DURANTE EL DIA

PARA PRODUCIR SU SAVIA, PERO ES EN LA NOCHE

CUANDO LA PLANTA CRECE.

La lección es, que en el día debemos trabajar arduamente, y de manera fiel para acumular sustancia espiritual, y así tener el alimento necesario durante la noche y crecer. (Prov. 6:6-9) El día nos habla de exaltación, cuando nos sentimos bien, y las cosas salen como esperamos. La noche habla de humillación, adversidad, cuando experimentamos desánimo, depresión e insatisfacción. No olvidemos nunca, una planta crece durante la noche.

ALIMENTACION DEL VIEJO HOMBRE EN EL CREYENTE.

Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gál. 5:24) Entonces, el alimento favorito del Viejo Hombre que vive en el corazón, son los placeres sensuales, las frivolidades, pasatiempos, y diversiones triviales de la vida; son los pleitos, celos, envidias. Además otras obras de la carne descritas en Gálatas 5:19-21 Mientras que aquel que se ha dispuesto a crecer, cada día se niegan a todo ese tipo de placeres y pasiones. ¿Somos de Cristo? Entonces crucifiquemos la carne, sus pasiones y deseos. Alimentar al viejo hombre, implica un crecimiento cristiano defectuoso, frustrará el Plan de Dios.

¿POR QUÉ MUCHOS CRISTIANOS NO TIENEN, NI PUEDEN VER EL MENSAJE DE CRECIMIENTO? ¿POR QUÉ OTROS LO TIENEN PERO NO CRECEN EN LA NATURALEZA DE CRISTO?

Es la voluntad de Dios que todo creyente crezca, pero sin embargo, Dios sabe que muchos no van a elegir o decidir crecer a causa del precio de crucifixión o separación. Por lo tanto, El lo revela o muestra a aquellos que sí están dispuestos a pagar el precio que sea con tal de ir adelante a la perfección en Cristo. Otros sí reciben esta revelación, pero en determinado momento se quedan detenidos a causa de ciertas circunstancias adversas; retardan o malogran su crecimiento. “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios..” (Rom. 9:16)

INSTRUMENTOS ESPIRITUALES QUE DIOS PROVEE PARA SEGURAR

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL DE SU PUEBLO.

(Ef. 4:11-13) Esos instrumentos son los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Si oímos su voz, seguimos las instrucciones enseñadas y obedecemos la Palabra de Dios, entonces iremos obteniendo la información necesaria para deshacernos del viejo hombre, y crecer en la perfección de Cristo.

LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO

EN EL CRECIMIENTO DE LOS CREYENTES.

Los dones, capacidades y ministerios son dados para ayudar a los creyentes a crecer hacia la madurez. La madurez espiritual es muchos más que tener en operación los dones espirituales. (Mat. 7:22-23) En un aspecto, la operación de los dones si pueden ser evidencia de un crecimiento espiritual, pero no siempre es una garantía de que así sea. El hecho de que un creyente tenga años de cristiano, o sepa mucha Biblia, y haga muchas obras y actividades cristianas no garantiza siempre que tenga crecimiento con respecto a Jesucristo. Recordemos que el crecimiento en la naturaleza de Jesucristo se manifiesta en que la vida del creyente se va pareciendo cada vez mas a su Señor, en Su santidad, limpieza, humildad, dulzura, paciencia, amor, bondad, etc.

PREMIOS ETERNOS CONFORME AL CRECIMIENTO ESPIRITUAL.

a).- Brillarán con gloria de estrellas; habitarán en los Nuevos cielos; vestirán Ropas Blancas sencillas. Crecieron solo al nivel de los pies de la Estatura.

b).- Brillarán con gloria de Luna, habitarán en la Nueva Tierra, y vestirán Ropas Blancas dobles. Creció este segundo grupo al nivel de los hombros.

c).- Brillarán con la gloria del sol; habitarán en la Nueva Ciudad; vestirán Lino Fino, y resplandeciente. Crecieron al nivel de la Cabeza, obtuvieron la plenitud de Jesucristo. Crezcamos en aquel que es la Cabeza, a saber Cristo Jesús. (Ef. 4:15)

jueves, 21 de julio de 2011

CON AMOR CRISTIANO

La porción cotidiana le era dada a Israel cada día a primera hora de la mañana. El maná de la mañana alimentaba todo el día. Es solo cuando el creyente se recoge en secreto para renovar su dulce comunión con su Salvador de modo específico y efectivo, que el permanecer y ser guardado dura todo el día. Es por la mañana, en la hora fresca y quieta, el creyente puede mirar adelante sobre el día. Puede considerar sus deberes y tentaciones, y pasarlas ya antes de que se presenten al Salvador. Que lo es todo para él. Cristo es su mana, su alimento, su fuerza, su vida, puede tomar su porción de aquel día, Cristo, para cubrir todas las necesidades que sobrevendrán durante el día, y estar seguro que será un día de bendición y crecimiento. “Oh Jehová de mañana oirás mi voz; de mañana me presentare delante de ti, y esperare” (Sal. 5:3) Que tengas un lindo día. Con amor Gerardo.

“Una buena fuente se conocerá en la sequía; un buen amigo, en la adversidad” Hay dos clases de fuentes, las de arriba y las de abajo. Son fuentes y no charcos estancados. Hay gozo y bendiciones que fluyen de lo alto por medio del verano más caloroso y el lugar más desierto de prueba y de aflicción. Hay fuentes que fluyen en los lugares profundos de la vida, en los lugares difíciles, desiertos y solitarios, en los lugares ordinarios, y no importa cuál pueda ser nuestra situación, las fuentes de arriba siempre podemos encontrarlas. Abraham las encontró en medio de las Colinas de Canaán. Habacuc las encontró cuando se seco la higuera y los campos eran de color moreno, pero al beber de ellas pudo cantar, “Me regocijare en el Señor y gozare en el Dios de mi salvación.” Los mártires las encontraron en las llamas y nosotros podemos hallarlas durante todo el año si tenemos al Consolador en nuestros corazones y hemos aprendido a decir con David “Todas mis Fuentes están en Ti” Sacareis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. (Is. 12:3) Que tengas un lindo día. Con amor Gerardo.

jueves, 14 de julio de 2011

EL PAN DIARIO

ESPERANZA FALSA

(Ef. 2:1-10)

(8-9) “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Un bonito pueblo de Bavaria, en Alemania, se llama igual que un lugar horroroso: Dachau. Un museo ubicado en terrenos de este infame campo de concentración nazi atrae muchos aficionados a la historia de la Segunda Guerra Mundial. A quien recorre el lugar, le resulta difícil pasar por alto las engañosas palabras grabadas en una puerta de hierro: Arbeit Macht Frei. Esta frase (El trabajo te da libertad) era tan sólo una vil mentira que creaba falsas expectativas en aquellos que ingresaban a ese sitio de muerte. En la actualidad, muchas personas tienen la falsa esperanza de poder ganarse un lugar en el cielo siendo buenos o haciendo las cosas bien. Sin embargo, el patrón de perfección divino exige una vida completamente sin pecado. No hay manera de que alguno de nosotros pueda ser «suficientemente bueno». Sólo somos hechos justos por medio del sacrificio del Salvador impecable. A Jesús, Dios «por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él» ( Cor. 5:21). La vida eterna se concede debido al don de la gracia de Dios, no por nuestras buenas obras (Ef. 2:8-9). No permitas que Satanás te engañe dándote la esperanza falsa de que tus buenas obras te salvarán. Es únicamente mediante la obra de Jesús en la cruz que puedes tener verdadera libertad. Recuerde: No somos salvos por las buenas obras, sino por la obra de Dios.

martes, 12 de julio de 2011

PARA EL DIA DE LA REFORMA

31 DE OCTUBRE, DÍA DE LA REFORMA
Juan Hus dijo en la cárcel, cuando fue sentenciado por el Papa a ser quemado vivo: “Pueden matar el ganso (en su lengua “Hus” quiere decir ganso), pero dentro de cien años, aparecerá un cisne que no podrán quemar”. Mientras caía la nieve y el viento helado aullaba como una fiera alrededor de la casa, nació ese “cisne”, en Eisleben, Alemania. Al día siguiente el recién nacido fue bautizado en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, y como era ése el día de San Martín, el pequeño recibió el nombre de Martín Lutero. Ciento dos años después de que Juan Hus expirara en la hoguera, el “cisne” fijó en la puerta de la iglesia de Wittenberg, sus 95 tesis contra la venta de indulgencias, hecho que dio origen a la Gran Reforma. Juan Hus se equivocó en sólo dos años en su predicción. Para dar el debido valor a la obra de Martín Lutero, es necesario recordar el obscurantismo y la confusión que reinaban en la, época en que él nació. Se calcula que por lo menos un millón de albigenses habían sido muertos en Francia en cumplimiento de una orden del Papa, de que esos "herejes" (que sustentaban la Palabra de Dios) fuesen cruelmente exterminados. Wycliffe, "la Estrella del Alba de la Reforma", había traducido la Biblia a la lengua inglesa. Juan Hus, discípulo de Wycliffe, había muerto en la hoguera en Bohemia suplicando al Señor que perdonase a sus perseguidores. Jerónimo de Praga, compañero de Hus y también un erudito, había sufrido el mismo suplicio cantando himnos en las llamas hasta que exhaló su último suspiro. Juan Wessel, un notable predicador de Erfurt, había sido encarcelado por enseñar que la salvación se obtiene por gracia. Aprisionado su frágil cuerpo entre hierros, donde murió cuatro años antes del nacimiento de Lutero. En Italia, 15 años después del nacimiento de Lutero, Savonarola, un hombre dedicado a Dios y fiel predicador de la Palabra, fue ahorcado y su cuerpo fue reducido a ceniza, por orden de la iglesia. Fue en tal época que nació Martín Lutero. Como muchos de los hombres más célebres, pertenecía a una familia pobre. El acostumbraba decir: "Soy hijo de campesinos; mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron verdaderos campesinos." Luego añadía: "Tenemos tanta razón para vanagloriarnos de nuestra ascendencia, como tiene el diablo para enorgullecerse de su linaje angelical". Los padres de Martín tuvieron que trabajar incansablemente para poder vestir, alimentar y educar a sus siete hijos. El padre trabajaba en las minas de cobre, y la madre, además de atender a sus quehaceres domésticos, transportaba leña sobre sus espaldas desde el bosque. Sus padres no solamente se interesaban por el desarrollo físico e intelectual de sus hijos, sino también por su desenvolvimiento espiritual. Cuando Martín tuvo uso de razón, su padre le enseñó a arrodillarse al lado de su cama, por las noches antes de acostarse, y rogaba a Dios que hiciese que el niño recordara el nombre de su Creador. (Ecl. 12:1) Su madre era sincera y devota; así pues, enseñó a sus hijos que considerasen a todos los monjes como hombres santos, y a todas las transgresiones de los reglamentos de la iglesia, como transgresiones de las leyes de Dios. Martín aprendió los Diez Mandamientos y el “Padre Nuestro”, a respetar la Santa Sede en la distante y sagrada Roma, y a mirar reverentemente cualquier hueso o fragmento de ropa que hubiese pertenecido a algún santo. Sin embargo, su religión se basaba más en que Dios era un Juez vengativo, que un amigo de los niños. (Mat. 19:13-15.) Siendo ya adulto, Lutero escribió: "Me estremecía y me ponía pálido al oír mencionar el nombre de Cristo, porque me habían enseñado a considerarlo como un juez encolerizado. Nos habían enseñado que nosotros mismos debíamos hacer propiciación por nuestros pecados; que no podemos compensar suficientemente nuestras culpas, sino que es necesario recurrir a los santos del cielo, y clamar a María para que interceda a nuestro favor desviando de nosotros la ira de Cristo." El padre de Martín, sintiéndose muy satisfecho con los trabajos escolares de su hijo en la villa donde vivían, decidió mandarlo, cuando cumplió los 13 años de edad, a la escuela franciscana de la ciudad de Magdeburgo. El joven se presentaba frecuentemente al confesionario, donde el sacerdote le imponía penitencias y lo obligaba a practicar buenas obras a fin de obtener la absolución. Martín se esforzaba incesantemente por conseguir el favor de Dios, mediante la piedad, y ese mismo deseo lo llevó más tarde a la vida del convento. Para su subsistencia en Magdeburgo, Martín tenía que pedir limosna por las calles, cantando canciones de puerta en puerta. En vista de ello sus padres, pensando que en Eisenach lo pasaría mejor, lo enviaron a estudiar en esa ciudad, donde, además, vivían parientes de su madre. No obstante, esos parientes no le prestaron ninguna ayuda, y el joven tuvo que seguir pidiendo limosna para poder comer. Cuando ya estaba a punto de abandonar sus estudios, para ponerse a trabajar con las manos, cierta señora acomodada, doña Úrsula Cota, atraída por sus oraciones en la iglesia y conmovida por la humildad con que recibía cualquier sobra de comida, en su puerta, lo acogió en el seno de su familia. Por vez primera Lutero conoció lo que era la abundancia. Años más tarde él se refirió a la ciudad de Eisenach como "la ciudad bien amada". Cuando Lutero se hizo famoso, uno de los hijos de la familia Cota fue a cursar sus estudios en Wittenberg, donde Lutero lo recibió en su casa. Cuando vivió en la casa de doña Úrsula, su afectuosa madre adoptiva. Martín hizo progresos muy rápidos, recibiendo una sólida educación. Su maestro, Juan Trebunius, era un hombre culto y de método esmerado. No maltrataba a sus alumnos como lo hacían los demás maestros. Se cuenta que al encontrarse con los muchachos de su escuela, los saludaba quitándose el sombrero, porque... "Nadie sabía" si entre ellos había futuros doctores, regentes, cancilleres o reyes...". Para Martín, el ambiente de la escuela y del hogar le fue favorable para formar un carácter fuerte e inquebrantable, tan necesario para enfrentar a los más temibles enemigos de Dios. Martín Lutero era más sobrio y devoto que los demás muchachos de su edad. Refiriéndose a ese hecho, doña Úrsula dijo, a la hora de su muerte, que Dios había bendecido su hogar grandemente desde el día en que Lutero entró a su casa. Mientras tanto, los padres de Martín habían prosperado algo económicamente. El padre había alquilado un horno para la fundición de cobre, y después compró otros dos. Había sido electo concejal de su ciudad, y comenzó a hacer planes para educar a sus hijos. Sin embargo, Martín nunca se avergonzó de los días de sus pruebas y de su miseria; al contrario, los consideraba como la mano de Dios, que lo había guiado dirigiéndolo y preparándolo para su gran obra. Nadie puede, en la edad madura, encarar seriamente y con ahínco las vicisitudes de la vida, si no aprende por experiencias mientras es joven. A los 18 años, Martín deseaba estudiar en una universidad. Su padre, reconociendo la capacidad de su hijo, lo envió a Erfurt, que era entonces el centro intelectual del país, donde cursaban sus estudios más de mil estudiantes. El joven estudió con tanto ahínco, que al fin del tercer semestre obtuvo el grado de bachiller en Filosofía. A la edad de 21 años alcanzó el segundo grado académico, el de doctor en Filosofía; los estudiantes, profesores y autoridades le rindieron significativo homenaje. Dentro de los muros de Erfurt había 100 predios que pertenecían a la iglesia, incluyendo ocho conventos. Había también una importante biblioteca, que pertenecía a la universidad, donde Lutero pasaba todo su tiempo disponible. Siempre rogaba fervorosamente a Dios que le prodigase su bendición en sus estudios. El acostumbraba decir: "Orar bien es la mejor parte de los estudios". Sobre él escribió cierto colega: "Cada mañana él precede sus estudios con una visita a la iglesia y con una oración a Dios". Su padre, deseando que Martín llegara a ser abogado y se volviese célebre, le compró el "Corpus Juris" que es gran obra de jurisprudencia muy costosa. Sin embargo, el alma de Lutero deseaba ardientemente a Dios, por encima de todas las cosas. Varios acontecimientos influyeron en Lutero induciéndolo a entrar a la vida monástica, decisión esa que llenó de profunda tristeza a su padre y horrorizó a sus compañeros de la universidad. Primero, en la biblioteca se encontró con el maravilloso libro de los libros, la Biblia completa, en latín. Hasta entonces Lutero había creído que las pequeñas porciones escogidas por la Iglesia para que se leyeran los domingos eran toda la Palabra de Dios. Después de leer la Biblia. Durante un largo rato, exclamó: "¡Oh! ¡Si la Providencia me diese un libro como éste, sólo para mí!" Al seguir leyendo las Escrituras, su corazón comenzó a percibir la luz que irradia de la Palabra de Dios, y su alma a sentir aún más sed de Dios. Al tiempo de graduarse de bachiller, las largas horas de estudio le ocasionaron una enfermedad que lo llevó al borde de la muerte. De esa manera, su hambre por la Palabra de Dios quedó aún más enraizada en el corazón de Lutero. Algún tiempo después de esa enfermedad, estando de viaje para visitar a su familia, le dieron un golpe de espada, y dos veces estuvo al borde de la muerte antes de que un cirujano llegase a curarle la herida. Para Lutero, la salvación de su alma sobrepasaba cualquier otro anhelo. Cierto día, uno de sus íntimos amigos de la universidad fue asesinado. "Ah" exclamó Lutero, horrorizado, "¿qué habría sido de mí si hubiese sido llamado de ésta a la otra vida tan inopinadamente?" Pero de todos esos acontecimientos, el que más le estremeció el espíritu, fue el que experimentó durante una terrible tempestad eléctrica cuando regresaba de visitar a sus padres: No tenía donde guarecerse. El cielo estaba encendido, los rayos rasgaban las nubes a cada instante. De repente, un rayo cayó a su lado. Lutero, lleno de espanto y sintiéndose ya cerca del infierno, se postró gritando: "¡Santa Ana, sálvame y me haré monje!" Más tarde Lutero llamó a ese incidente: "Mi camino real hacia Damasco", y no tardó en cumplir la promesa que le hiciera a Santa Ana. Invitó entonces a sus compañeros para que cenaran con él. Después de la comida, mientras sus amigos se divertían conversando y oyendo música, les anunció repentinamente que de ahí en adelante podrían considerarlo muerto, puesto que él iba a entrar al convento. En vano sus compañeros trataron de disuadirlo de su proyecto. En la oscuridad de esa misma noche, el joven, antes de cumplir sus 22 años de edad, se dirigió al convento de los agustinos, tocó, la puerta se abrió, y Lutero entró. ¡El profesor admirado y festejado, la gloria de la universidad, que había pasado días y noches inclinado sobre los libros, se convertía ahora en un hermano agustino! El monasterio de los agustinos era el mejor de los claustros de Erfurt. Sus monjes eran los predicadores de la ciudad, muy estimados por sus obras de caridad entre la clase pobre y oprimida. Nunca hubo en aquel convento un monje más sumiso, más devoto y más piadoso que Martín Lutero. Se sometía a los trabajos más humildes, como el ser portero, sepulturero, barrendero de la iglesia y de las celdas de los monjes. No rehusaba salir a mendigar el pan cotidiano para el convento, en las calles de Erfurt. Durante el año de noviciado, antes de hacerse monje, los amigos de Lutero hicieron todo lo posible para disuadirlo de que llevase a cabo su decisión. Los compañeros que el convidó a cenar para anunciarles su intención de hacerse monje, se quedaron dos días junto al portón del convento esperando que él regresase al mundo. El padre de Lutero casi enloqueció al comprobar que sus ruegos eran inútiles y que todos los planes que él había forjado para el porvenir de su hijo habían fracasado. Lutero se disculpaba diciendo: Hice una promesa a Santa Ana, para salvar mi alma. Entré al convento y acepté ese estado espiritual solamente para servir a Dios y agradarle durante la eternidad. Sin embargo, demasiadas ilusiones se había hecho Lutero. Después de procurar crucificar la carne con ayunos prolongados, imponiéndose las más severas privaciones, y realizando un sinnúmero de vigilias, halló que, encerrado en su celda todavía tenía que luchar contra los malos pensamientos. Su alma clamaba: "Dadme santidad o muero por toda la eternidad; llevadme al río de aguas puras y no a estos manantiales de aguas contaminadas; conducidme a las aguas de vida que salen del trono de Dios". Cierto día Lutero encontró en la biblioteca del convento una vieja Biblia en latín, agarrada a la mesa por una cadena; para él, ésta fue un tesoro infinitamente mejor que todos los tesoros literarios del convento. Estuvo tan embebido leyéndola, que durante semanas enteras dejó de repetir las oraciones diurnas de la orden. Luego, despertado por la voz de su conciencia, Lutero se arrepintió de su negligencia; era tal su remordimiento que no podía dormir. Se apresuró entonces a enmendar su error, y puso en ello tanto empeño que hasta se olvidaba de tomar sus alimentos. En esas circunstancias, enflaquecido al máximo por tantos ayunos y vigilias, se sintió oprimido por los temores hasta llegar a perder los sentidos y caer al suelo. Así lo hallaron los otros monjes ¡y quedaron admirados nuevamente por su piedad excepcional! Lutero sólo recobró el conocimiento cuando un grupo de frailes del coro lo rodeó cantando. La suave armonía le llegó hasta el alma y le despertó el espíritu. Sin embargo, aun así le faltaba la paz perpetua para su alma, aún no había oído cantar al coro celestial: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". En ese tiempo, el vicario general de la orden de los agustinos, Staupitz, visitó el convento. Era un hombre de gran discernimiento y devoción profunda; comprendió inmediatamente el problema del joven monje, y le ofreció una Biblia en la cual éste leyó: "El justo vivirá por fe". Por cuánto tiempo Lutero había anhelado: "¡Oh, si Dios me diese un libro de estos sólo para mí" ¡Ahora él ya lo poseía! En la lectura de la Biblia encontró un gran consuelo, pero la obra no podía completarse en un día. Quedó entonces más resuelto que nunca a alcanzar la paz para su alma en la vida monástica, ayunando y pasando noches enteras sin dormir. Estando gravemente enfermo exclamó: "¡Mis pecados! ¡Mis pecados!" A pesar de que su vida estaba libre de manchas, como él afirmaba y otros atestiguaban, se sentía culpable ante Dios, hasta que un anciano monje le recordó una palabra del Credo: "Creo en el perdón de los pecados". Vio entonces que Dios no solamente había perdonado los pecados de Daniel y de Simón Pedro, sino también los suyos. Poco tiempo después de esos acontecimientos, Lutero se ordenó de sacerdote. La primera misa que celebró fue un gran suceso. Su padre, que no lo había perdonado desde el día en que él había abandonado sus estudios de jurisprudencia hasta ese momento, asistió a la primera misa, después de viajar a caballo desde Mansfield acompañado por 25 amigos, y trayendo un buen donativo para el convento. Después que cumplió los 25 años de edad, Lutero fue designado para la cátedra de Filosofía de Wittenberg, a donde se mudó para vivir en el convento de su orden. Sin embargo, su alma tenía ansias de la Palabra de Dios y del conocimiento de Cristo. En medio de las ocupaciones que le imponía su cátedra de Filosofía, se dedicó al estudio de las Escrituras, y en ese primer año obtuvo el título de "bachiller en Biblia". Su alma ardía con el fuego de los cielos; de todas partes afluían multitudes para escuchar sus discursos, los cuales emanaban abundante y vivamente de su corazón, sobre las maravillosas verdades reveladas en las Escrituras. Uno de los más famosos profesores de Leipzig, conocido como "La luz del mundo" dijo: "Este fraile avergonzará a todos los doctores; pregonará una doctrina nueva y reformará toda la iglesia, porque él se basa en la Palabra de Cristo. La Palabra que nadie en el mundo puede resistir, y nadie puede refutar, aun cuando se la ataque con todas las armas de la filosofía". Uno de los puntos culminantes de la biografía de Lutero es su visita a Roma. Había surgido una disputa reñida entre siete conventos de los agustinos y decidieron llevar los puntos de la desavenencia para que el Papa los resolviera. Como Lutero era el hombre más hábil y más elocuente, y además, era altamente apreciado y respetado por todos los que lo conocían, fue escogido para representar a su convento en Roma. Lutero hizo el viaje a pie en compañía de otro monje. En aquel tiempo Lutero todavía estaba fiel y enteramente dedicado a la Iglesia Católica. Cuando, al fin llegaron a un punto del camino desde donde se avistaba la famosa ciudad, Lutero cayó de rodillas y exclamó­" ¡Ciudad Santa, yo te saludo!" Los dos monjes pasaron un mes en Roma visitando los diversos santuarios y los lugares de peregrinación. Lutero celebró misa 10 veces. ¡Lamentó entonces que sus padres no se hubiesen muerto todavía, porque los hubiera podido rescatar del purgatorio! Un día, subiendo la Santa Escalinata de rodillas, a fin de ganarse la indulgencia que el jefe de la iglesia prometía por ese sacrificio, resonaron en sus oídos con voz de trueno las palabras de Dios: "El justo vivirá por la fe". Lutero se levantó y salió avergonzado. Después que vio la corrupción tan generalizada que había en Roma, su alma se apegó a la Biblia, más que nunca. Al llegar de regreso a su convento, el vicario general insistió en que diese los pasos necesarios para obtener el título de doctor, el cual le daría el derecho de predicar. Sin embargo, reconociendo Lutero la enorme responsabilidad que eso le acarrearía ante Dios y no queriendo ceder, dijo: "No es de poca importancia que el hombre hable en lugar de Dios... Ah, señor doctor, al pedirme que lo haga, me quitáis la vida; no resistiré más de tres meses". El vicario general le respondió- "¡No importa! Que así sea, en nombre de Dios, puesto que Dios también necesita en los cielos a hombres consagrados e inteligentes". Ya elevado a la dignidad de doctor en Teología, el corazón de Lutero ardía aún más en deseos de profundizar sus conocimientos de las Sagrada Escrituras; fue entonces nombrado predicador de la ciudad de Wittenberg. Los libros que él estudió y sus márgenes llenos de anotaciones que escribió en letra menuda, sirven a los eruditos de hoy como ejemplo, por la forma cuidadosa y ordenada en que Lutero realizó sus estudios. Él, mismo escribió lo siguiente acerca de la gran transformación que experimentó su vida en ese tiempo: "Deseando ardientemente comprender las palabras de Pablo, comencé a estudiar su epístola a los Romanos. Sin embargo, noté que en el primer capítulo consta que la justicia de Dios se revela en el evangelio (16-17). Yo detestaba las palabras: La justicia de Dios, porque conforme me enseñaron, yo la consideraba como un atributo del Dios Santo que lo lleva a castigar a los pecadores. A pesar de vivir irreprensiblemente como monje, mi conciencia perturbada me mostraba que era pecador ante Dios. Así, yo detestaba a un Dios justo, que castiga a los pecadores... Tenía la conciencia intranquila, en lo íntimo mi alma se sublevaba. Sin embargo, volvía siempre al mismo versículo, porque quería saber lo que Pablo enseñaba. Al fin, después de meditar sobre ese punto durante muchos días y noches, Dios en su gracia infinita me mostró la palabra: "El justo vivirá por la fe". Vi entonces que la justicia de Dios, en este versículo, es la justicia que el hombre piadoso recibe de Dios mediante la fe, como una dádiva". De esa forma el alma de Lutero se libró de su esclavitud:, Él mismo así lo escribió "Entonces me sentí recién nacido, y en el paraíso. Todas las Escrituras tenían ahora para mí otro significado; las escudriñaba para ver todo cuanto enseñan sobre la "Justicia de Dios". Antes, esas palabras eran odiosas para mí; ahora las recibí con el más intenso amor. Ese versículo fue para mí la puerta de entrada al paraíso". Después de esa experiencia maravillosa, Lutero predicaba diariamente; en ciertas ocasiones llegaba a predicar hasta tres veces al día, conforme él mismo lo cuenta: "Lo que el pastor es para el rebaño, la casa para el hombre, el nido para el pajarito, la peña para la cabra montés, el arroyo para el pez eso es la Biblia para las almas fieles". Por fin, la luz del evangelio rasgó las tinieblas en que vivía, y el alma de Lutero ardía por conducir a sus oyentes hacia el Cordero de Dios, que quita todo el pecado. Lutero hizo que el pueblo considerase la verdadera religión, no como una simple profesión, o un sistema de doctrinas, sino como la vida misma en Dios. La oración no fue más un ejercicio sin sentido, sino una comunión con Dios, quien nos cuida con un amor infinito. Mediante sus sermones, Dios reveló su corazón a miles de oyentes, a través del corazón de Lutero. Durante una convención de agustinos Lutero fue invitado a predicar, pero en vez de dar un mensaje doctrinal de sabiduría humana, como era de esperarse, pronunció un ardiente discurso contra la lengua maldiciente de los monjes. Los agustinos, impresionados por ese mensaje, ¡lo eligieron director a cargo de 11 conventos! Lutero no solamente predicaba la virtud, sino que también la practicaba, amando verdaderamente a su prójimo. En ese tiempo la peste procedente del oriente, visitó a Wittenberg. Se calcula que la cuarta parte de la población de Europa, la mitad de la población de Alemania, fue segada por la peste. Cuando profesores y estudiantes huyeron de la ciudad, instaron a Lutero que huyese también; pero él respondió: "¿A dónde he de huir? Mi lugar está aquí; el deber no me permite ausentarme de mi puesto, hasta cuando Aquel que me envió a este lugar me llame. No es que yo no le tema a la muerte, sino que espero que el Señor me dé ánimo". Así era como Lutero ejercía su ministerio guiando el alma y el cuerpo de sus semejantes durante un tiempo de aflicción y angustia universales. La fama del joven monje se esparció hasta muy lejos. Entretanto sin reconocerlo, mientras trabajaba incansablemente para la iglesia, se había alejado del rumbo liberal que ella seguía en doctrina y práctica. En el mes de Octubre de 1517, Lutero fijó a la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg sus 95 tesis, cuyo tenor era que Cristo requiere el arrepentimiento y la tristeza por el pecado cometido, y no la penitencia. Lutero fijó sus tesis o proposiciones para un debate público, en la puerta de la iglesia, como era costumbre en ese tiempo. Pero esas tesis, escritas en latín, fueron enseguida traducidas al alemán, al holandés y al español. Antes de transcurrido un mes, para sorpresa de Lutero, sus tesis ya habían llegado a Italia y estaban haciendo temblar los cimientos del viejo edificio de Roma. Fue como consecuencia de ese acto de fijar las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg que nació la Reforma, es decir, que fue eso lo que dio origen al gran movimiento de almas que en todo el mundo ansiaban volver a la fuente pura, a la Palabra de Dios. Sin embargo, Lutero no atacó a la iglesia católica; al contrario, salió en defensa del Papa contra los vendedores de indulgencias. En el mes de Agosto de 1518, Lutero fue llamado a Roma para responder a la acusación de herejía que se le imputaba. No obstante, el elector Federico no consintió que lo sacasen fuera del país, por lo que Lutero fue intimado a presentarse en Augsburgo. "Te quemarán vivo" insistían sus amigos. Lutero entonces les respondió resueltamente: "Si Dios sustenta la causa, la causa subsistirá". La orden que emitió el nuncio del Papa en Augsburgo, fue: "Retráctese o no saldrá de aquí". Sin embargo, Lutero consiguió huir de la ciudad atravesando una pequeña cancela en el muro de la ciudad, aprovechando la oscuridad de la noche. Al llegar de nuevo a Wittenberg, un año después de fijar sus tesis.. Lutero se había convertido en el personaje más popular de toda Alemania. No existían periódicos en ese tiempo, pero de la pluma de Lutero fluían las respuestas a todos sus críticos, que eran luego publicadas en folletos. Lo que Lutero escribió en esa forma, hoy completa 100 volúmenes. Erasmo, el célebre humanista y literato holandés, le escribió a Lutero: "Sus libros están despertando a todo el país... A los hombres más eminentes de Inglaterra les gustan sus escritos. . .". Cuando la bula de excomunión, enviada por el Papa, llegó a Wittenberg, Lutero respondió con un tratado dirigido al Papa, León X, exhortándolo en el nombre del Señor a que se arrepintiese. La bula del Papa fue quemada fuera del muro de la ciudad de Wittenberg ante una gran multitud. Sobre el particular, Lutero escribió al vicario general: "En el momento de quemar la bula, yo estaba temblando y orando, pero ahora estoy satisfecho de haber realizado este enérgico acto". Lutero no esperó a que el Papa lo excomulgase, sino que inmediatamente saltó de la Iglesia de Roma a la Iglesia del Dios Vivo. No obstante, el emperador Carlos V, que iba a convocar su primera Dieta en la ciudad de Worms, quería que Lutero compareciese para responder, personalmente, a los cargos de sus acusadores. Los amigos de Lutero insistían en que no fuese, alegando: ¿No fue Juan Hus entregado a Roma para ser quemado, a pesar de la garantía de vida dada por el Emperador? Pero en respuesta a todos los que se esforzaban en disuadirlo de comparecer ante sus terribles enemigos, Lutero, fiel al llamado de Dios, les dijo: "Aun cuando haya en Worms tantos demonios cuantas sean las tejas en los tejados, confiando en Dios yo iré". Después de impartir instrucciones acerca de su obra, previendo el caso de que no volviese, él partió. En su viaje a Worms, el pueblo afluyó en masa para conocer al gran hombre que había tenido el coraje de desafiar la autoridad del Papa. En Mora predicó al aire libre, porque en las iglesias ya no cabían las enormes multitudes que querían oír sus sermones. Al avistar las torres de las iglesias de Worms, se irguió en la carroza en que viajaba y cantó su himno, el más famoso de la Reforma: "Ein' Feste Burg", esto es, "Castillo Fuerte es Nuestro Dios". Al entrar por fin a la ciudad, lo acompañaba el pueblo en una multitud mucho mayor que la que había ido a recibir a Carlos V. Al día siguiente lo llevaron ante el emperador, a cuyo lado se encontraban el delegado del Papa, seis electores del imperio, 25 duques, ocho margraves, 30 cardenales y obispos, siete embajadores, los diputados de 10 ciudades y un gran número de príncipes, condes y barones. Es fácil imaginar que el reformador fuese un hombre de mucho coraje y de físico vigoroso como para enfrentar tantas fieras que ansiaban despedazarle el cuerpo. Pero la verdad es que él había pasado una gran parte de su vida alejado de los hombres y, sobre todo, se encontraba muy débil por el viaje, durante el cual había tenido necesidad de que lo atendiese un médico. Sin embargo, no perdió su entereza y se mostró valeroso, no en su propia fuerza, sino en el poder de Dios. Sabiendo que tenía que comparecer ante una de las más imponentes asambleas de autoridades religiosas y civiles de todos los tiempos, Lutero pasó la noche anterior en vigilia. Postrado con el rostro en tierra, luchó con Dios llorando y suplicando. Uno de sus amigos lo oyó orar así: "¡Oh Dios todopoderoso! ¡La carne es débil, el diablo es fuerte! ¡Ah, Dios, Dios mío! Te pido que estés junto a mí contra la razón y la sabiduría del mundo. Hazlo, pues solamente tú lo puedes hacer. No es mi causa sino la tuya. ¿Qué tengo yo con los grandes de la tierra Es tu causa, Señor, tu justa y eterna causa. ¡Sálvame, oh Dios fiel! ¡Solamente en ti confío, oh Dios! Dios mío... Ven, estoy dispuesto a dar, corno un cordero, mi propia vida. El mundo no conseguirá atar mi conciencia, aun cuando esté lleno de demonios; y si mi cuerpo tiene que ser destruido, mi alma te pertenece, y estará contigo eternamente...". Se cuenta que, al día siguiente, cuando Lutero atravesó el umbral del recinto donde comparecería ante la Dieta, el veterano general Freudsburg puso la mano en el hombro del reformador y le dijo: "Pequeño monje, vas a enfrentarte a una batalla diferente, que ni yo ni ningún otro capitán jamás hemos experimentado, ni siquiera en nuestras más sangrientas conquistas. Sin embargo, si la causa es justa, y estás convencido de que lo es, avanza en nombre de Dios, y no temas nada, que Dios no te abandonará". El gran general no sabía que Martín Lutero había vencido la batalla en oración y que entraba solamente para declarar que la había ganado a peores enemigos. Cuando el nuncio del Papa exigió a Lutero que se retractase ante la augusta asamblea, él respondió: "Si no me refutareis por el testimonio de las Escrituras o por argumentos -puesto que no creo ni en los papas ni en los concilios, siendo evidente que muchas veces ya se engañaron y se contradijeron entre sí- mi conciencia tiene que acatar la Palabra de Dios. No puedo retractarme, ni me retractaré de nada, puesto que no es justo, ni seguro actuar contra la conciencia. Dios me ayude, Amén". Al volver a su aposento, Lutero levantó las manos al cielo y exclamó con el rostro todo iluminado: "¡Consumado está! "¡Consumado está!" ¡Si yo tuviese mil cabezas, soportaría que todas ellas fuesen cortadas antes que retractarme!" La ciudad de Worms, al recibir la noticia de la osada respuesta dada por Lutero al nuncio del Papa, se alborozó. Las palabras del Reformador se publicaron y difundieron entre el pueblo, que luego concurrió para rendirle el debido homenaje. A pesar de que los papistas no consiguieron con su influencia que el emperador violase el salvoconducto y quemase en una hoguera al llamado hereje, Lutero, sin embargo, tuvo que enfrentar otro grave problema. El edicto de excomunión entró inmediatamente en vigor; Lutero, según la excomunión, era considerado un criminal y, al terminar el plazo de su salvoconducto, tendría que ser entregado al emperador; todos sus libros debían ser incautados y quemados; el hecho de ayudarlo de cualquier manera que fuese, sería considerado un crimen capital. Pero a Dios le es fácil cuidar de sus hijos. Estando Lutero de regreso a Wittenberg, fue repentinamente rodeado en un bosque por un bando de caballeros enmascarados que, después de despedir a las personas que lo acompañaban, lo condujeron a altas horas de la noche, al castillo de Wartburgo, cerca de Eisenach. Esta fue una estratagema del príncipe de Sajonia para salvar a Lutero de sus enemigos que planeaban asesinarlo antes de que llegase a casa. En el castillo, Lutero pasó muchos meses disfrazado; tomó el nombre de ‘Caballero Jorge’, y el mundo lo daba por muerto. Fieles siervos de Dios oraban día y noche. Las palabras del pintor Alberto Durero expresan los sentimientos del pueblo: "¡Oh Dios! si Lutero fuese muerto ¿quién nos expondría entonces el evangelio?" Sin embargo, en su retiro, libre de sus enemigos, tuvo libertad de escribir; y el mundo comprendió luego, por la gran cantidad de literatura, que esa obra salía de la pluma de Lutero, y que, de hecho, él estaba vivo. El reformador conocía bien el hebreo y el griego; y en tres meses tradujo todo el Nuevo Testamento al idioma alemán. En unos meses más, la obra, ya impresa, se encontraba en las manos del pueblo. De esa edición se vendieron 100 mil ejemplares en 40 años, además de las 52 ediciones que se imprimieron en otras ciudades. Para aquel tiempo ésa era una circulación inmensa, pero Lutero no aceptó un solo centavo por concepto de derechos de autor. La mayor obra de toda su vida fue, sin duda, la de dar al pueblo alemán la Biblia en su propia lengua, después de volver a Wittenberg. Entonces ya había otras traducciones, pero escritas en un alemán latinizado que el pueblo no comprendía. La lengua alemana de aquel tiempo era un conjunto de dialectos, pero al traducir la Biblia, Lutero empleó un lenguaje que fuese comprendido por todos, el mismo que más tarde sirvió a hombres como Goethe y Schiller para que escribiesen sus obras. Su éxito al traducir las Sagradas Escrituras para el uso de los más humildes, está confirmado por el hecho de que, aún después de cuatro siglos, se considera su traducción como. La principal. Otro factor importante que contribuyó al éxito de esa traducción, fue que Lutero era un erudito en hebreo y griego, por lo que tradujo directamente de las lenguas originales. No obstante, el valor de su obra no se basa únicamente en sus indiscutibles dotes literarias. Lo que le dio valor fue que Lutero conocía la Biblia como nadie podía conocerla, puesto que él había sentido la angustia eterna y había encontrado en las Escrituras el verdadero y único consuelo. Lutero conocía íntimamente y amaba sinceramente al Autor del Libro. Como resultado, su corazón se inflamó con el fuego y el poder del Espíritu Santo. Ahí residía el secreto de haber podido traducir todo al idioma alemán en tan poco tiempo. Como es bien sabido, la fortaleza de Lutero y de la Reforma fue la Biblia. Desde Wartburgo él escribió para su pueblo de Wittenberg: "Jamás en ninguna parte del mundo se escribió un libro más fácil de comprender que la Biblia. Comparado con otros libros, es como el sol en contraste con todas las demás luces. No os dejéis inducir por ellos a abandonarla bajo ningún pretexto. Si os alejáis de ella por un momento, todo estará perdido; podrán llevaros a dondequiera que se les antoje. Si permanecéis fieles a las Escrituras, seréis victoriosos". Después de colgar el hábito de monje, Lutero resolvió dejar por completo la vida monástica, casándose con Catalina de Bora, una monja que también había salido del claustro porque había comprendido que semejante vida era contra la voluntad de Dios. La figura de Lutero sentado a la lumbre de su hogar con su esposa y sus seis hijos a quienes amaba tiernamente, inspira a los hombres más que el gran héroe al presentarse ante el legado papal en Augsburgo. En los cultos domésticos la familia rodeaba un harmonio, con el cual alababan a Dios juntos. El reformador leía el Libro que había traducido para el pueblo, y después alababan a Dios y oraban hasta sentir la presencia divina entre ellos. Lutero y su esposa se amaban profundamente. Son de él estas palabras: "Soy rico, Dios me ha dado mi monja y tres hijos, las deudas no me atemorizan: Catalina paga todo". Catalina Von Bora era apreciada por todos. Algunos, de hecho, llegaban a censurarla porque era demasiado económica; pero, ¿qué habría sido de Martín Lutero y de toda su familia, si ella hubiese actuado como él? Se decía que él, aprovechando que su esposa estaba enferma, cedió su propio plato de comida a cierto estudiante que estaba hambriento. No aceptaba ni un centavo de sus alumnos y se negaba a vender sus escritos, dejándoles todo el lucro a los tipógrafos. Durante sus meditaciones sobre las Escrituras, muchas veces se olvidaba de comer. Al escribir su comentario sobre el Salmo 23, pasó tres días encerrado en su cuarto comiendo solamente pan y sal. Cuando su esposa hizo abrir la puerta de la habitación con un cerrajero, lo encontraron escribiendo, sumergido en sus pensamientos y completamente ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor. Es difícil tener una idea exacta de lo mucho que debemos actualmente a Martín Lutero. El gran paso que él dio, para que el pueblo quedase libre para servir a Dios conforme a sus leyes, es algo que escapa a nuestra comprensión. Era un gran músico y escribió algunos de los himnos más espirituales que se cantan actualmente. Preparó el primer himnario recopilando diversos himnos, y estableció la costumbre de que todos los asistentes a los cultos cantasen juntos. Insistió en que no solamente los varones, sino también las hembras fuesen instruidas, convirtiéndose así en el padre de las escuelas públicas. Antes de Lutero, el sermón en los cultos tenía muy poca importancia; pero él hizo del sermón la parte principal del culto. Él mismo dio el ejemplo para acentuar esa costumbre; era un predicador de gran elocuencia. Él mismo se tenía en poco, pero sus mensajes le brotaban de lo más íntimo de su corazón, a tal punto que el pueblo llegaba a sentir la presencia de Dios cuando él predicaba. En Zwiekau predicó a un auditorio de 25 mil personas en la plaza pública. Se calcula que escribió 180 volúmenes en su lengua materna y casi un número igual en latín. A pesar de sufrir de varias enfermedades, siempre se esforzaba, diciendo: "Si yo muriese en la cama, sería una vergüenza para el Papa". Generalmente se atribuye el gran éxito de Lutero a su extraordinaria inteligencia y a sus destacados dones. El hecho es que él tenía la costumbre de orar durante horas enteras. Decía que si no pasaba dos horas orando por la mañana, se exponía a que Satanás ganase la victoria sobre él durante ese día, Cierto biógrafo escribió: "El tiempo que él pasa orando produce el tiempo para todo lo que hace. El tiempo que pasa escudriñando la Palabra vivificante le llena el corazón, que luego se desborda en sus sermones, en su correspondencia y en sus enseñanzas. Su esposa dijo que las oraciones de Lutero "eran a veces como los pedidos insistentes de su hijito Hanschen, que confiaba en la bondad de su padre; otras veces, era como la lucha de un gigante en la angustia del combate". Encontramos lo siguiente en la "Historia de la Iglesia Cristiana", de Souer, Vol. 3, Pág. 406: "Martín Lutero profetizaba, evangelizaba, hablaba lenguas e interpretaba, revestido de todos los dones del Espíritu". A los 62 predicó su último sermón, sobre el texto: "Escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños". Ese mismo día escribió a su querida esposa, Catalina: "Echa tu carga sobre el Señor, y él te sustentará. Amén". Esta fue una frase de su última carta. Vivió esperando siempre que el Papa lograra cumplir la repetida amenaza de quemarlo vivo. Sin embargo, no fue esa la voluntad de Dios. Cristo lo llamó mientras sufría de un ataque al corazón, en Eisleben, su ciudad natal. Las últimas palabras de Lutero fueron: "Voy a entregar mi espíritu". Luego alabó a Dios en voz alta: "¡Oh, mi Padre Celestial! Dios mío, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en quien creo, a quien prediqué y a quien confesé, amé y alabé. Oh, mi querido Señor Jesucristo, a ti encomiendo mi pobre alma. ¡Oh, mi Padre Celestial! en breve tiempo tengo que abandonar este cuerpo, pero sé que permaneceré eternamente contigo y ¡que nadie podrá arrebatarme de tus manos!" Luego, después de recitar a Juan 3.16 tres veces, repitió las palabras: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu, pues tú me rescataste, Dios fiel"; acabando de decir esto, cerró los ojos y durmió. Un inmenso cortejo de creyentes que lo amaban sinceramente, precedido de 50 jinetes, salió de Eisleben con destino a Wittenberg, pasó por la puerta de la ciudad donde el reformador había quemado años antes la bula de excomunión, y entró por las puertas de la misma iglesia donde, hacía 29 años. Lutero había fijado las 95 tesis. Durante la ceremonia fúnebre, el pastor Bugenhagen y Melancton, inseparable compañero de Lutero, pronunciaron sendos discursos. Después abrieron la sepultura, previamente preparada al lado del púlpito, y allí depositaron el cuerpo de Lutero. Catorce años más tarde, el cuerpo de Melancton encontró descanso al otro lado del púlpito de la misma iglesia. Alrededor de esas dos sepulturas yacen los restos mortales de más de 90 maestros de la Universidad. Las puertas de la iglesia del castillo fueron destruidas por el fuego durante el bombardeo de Wittenberg en 1760, pero fueron sustituidas por puertas de bronce en 1812, sobre las cuales se encuentran grabadas las 95 tesis. Pero este gran hombre, que perseveró en la oración, dejó grabadas, no en el metal que al fin se corroe, sino en centenares de millones de almas inmortales, la Palabra de Dios que estará dando fruto para toda la eternidad.