viernes, 30 de marzo de 2012

UNA CAPSULA DE AMOR:


LA PALOMA EN LA BIBLIA
(Cant. 2:14) Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,  Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto. La poesía permite ciertas licencias que las ciencias exactas limitan. Definitivamente, Salomón era un gran poeta que se tomó algunas licencias. Las palomas aunque cantan, pero nada más con gruñidos pero jamás lograrán la armonía de un ruiseñor. No conozco a nadie que tenga en su casa en una jaula a una paloma para que le cante. La paloma aunque es hermosa. La cara de la paloma en vez de boca es un pico. A diferencia del canario que es muy bello, la paloma es un animal bastante ordinario y agreste. No es un ave que se destaque por la finura de sus líneas ni por lo bello de su perfil. Pero hay algo que es cierto. La paloma se refugia en las grietas de las rocas. No tiene demasiadas armas de defensa, por lo que busca seguridad en aquello que considera más fuerte que ella: una roca. Salomón toma esta idea y compara a su amada con una paloma. De la misma manera que Dios compara a su amada con el mismo animal. Es notable como Dios puede vernos con sus ojos de amor, para modificar nuestra condición y darnos belleza.
Dios nos propone su protección y la Roca de Jesucristo es el mejor resguardo para las tormentas y los problemas. Eso todos lo sabemos y hasta abusamos de los cuidados divinos, a pesar de que a veces somos nosotros quienes generamos los problemas en nuestras vidas. A pesar de ello, siempre cuando estamos en apuros, volvemos a la grieta de la seguridad de Dios. Y Dios, que es bueno, lejos de enojarse, nos hace lugar. Nos cobija y nos cuida porque nos ama. Y se agrada de nuestra adoración. Aunque a veces sea un gruñido desafinado, o un quejido seco, Dios percibe nuestra alabanza como placentera. Y al vernos, en lugar de ver lo que todos ven (lo malo, lo desagradable y lo condenable), Dios nos ve hermosos y limpios porque nos mira a través de la sangre de su Hijo Jesucristo. Aunque para los demás, una paloma sea un animal desagradable; para Dios es primoroso. Igual que usted y yo, aunque no seamos bellos o cantemos feo, para Dios somos preciosos. Dale gracias a Dios que te ve como te ve. ¿Somos una paloma para Dios.?

martes, 20 de marzo de 2012

APRENDIENDO LA PALABRA DE DIOS:


APRENDE A RESPETAR LA AUTORIDAD
 
(Col. 3:23) Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. “todo lo que hagáis, hacedlo, como para el señor” ¿Puedes imaginarte un país sin gobernantes, una empresa sin jefe o un ejército sin general? Serían caóticos. La estructura crea orden y sin ella no se puede progresar. Por eso no aparcas tu automóvil en el dormitorio ni duermes en el garaje. Aprende a respetar a los que están en autoridad. Honra a los que han vivido más años que tú, porque poseen abundancia de sabiduría. Escúchales para que madures. Hasta que no aprendas a recibir órdenes, no estarás en posición de darlas. Jesús entendió ese principio. Aunque era el Hijo de Dios, y como tal, muy superior a cualquier otro ser humano, sin embargo honró la autoridad del gobierno del momento. Cuando los fariseos le preguntaron su opinión respecto a pagar impuestos, Jesús les contestó: (Marcos 12:17) Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él. “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”
¿Estás cuestionando en público tu organización? ¿Estás menospreciando a los que están en autoridad? ¡Deja de hacerlo! Claro que no son perfectos (eso explica por qué te toleran a ti). Si te rebelas contra las instrucciones que te dan, no te quejes si luego los que te rodean no aceptan tus palabras u opiniones. La ley de la reciprocidad sostiene que si quieres ser tratado con respeto, primero tienes que respetar a los demás. Y entre ellos se encuentran aquellos con quienes no estás de acuerdo o que no te caen bien. Jesús así lo hizo. Y ora: “Padre, sé que tu Palabra enseña acerca del respeto a la autoridad. Recuérdame hoy que mi éxito depende de mi actitud hacia los que has puesto como mis superiores. Al honrarlos, Tú me honrarás”

NADA QUE TEMER
 
(Heb. 13:5-6) 5Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 6de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. Hoy día la imagen que uno tiene de sí mismo es uno de los problemas mayores en el Cuerpo de Cristo. Nos impide hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. En lugar de obedecer a Dios, nos preguntamos: ¿Qué pensará la gente de mí si hago eso? ¿Qué pasará si le ordeno a esa persona que se levante de la silla de ruedas y no lo hace? ¿Qué pasará si comienzo a creer en la prosperidad y no tengo dinero? ¿Qué crees Dios mío? ¿Cómo me mirará la gente? Si alguna vez ha tenido esa experiencia, déjeme decirle algo: no importa la imagen que tenga de sí mismo, lo que importa es obedecer a Dios. Cuando se trata de obedecer a Dios, la imagen que tenga de sí mismo no cuenta, y cuanto más pronto la olvide, mejor será para usted.
Pero ¿sabe lo que es irónico? Una vez que usted haga eso, su reputación mejorará. Es curioso, pero cuando usted deja de preocuparse por su propia imagen, esta mejorará. ¿Por qué? Porque entonces cuando los demás lo miren, en lugar de ver esa imagen insignificante que tiene de sí mismo, van a ver la imagen del Señor Jesús reflejada en usted. Por lo tanto, despójese de esa imagen tergiversada que tiene de sí mismo y empiece a cultivar la imagen de Cristo en usted. No se deje controlar por el temor a lo que los demás vayan a pensar de usted, sino por la fe en lo que Cristo pueda hacer. Después de todo, Él ha prometido que nunca lo dejará ni lo abandonará; eche mano de eso; créalo; hágalo. Una vez que lo haga, descubrirá que no hay nada que temer.

ME ENCONTRÉ CON EL MAESTRO CARA A CARA
Vamos caminando al encuentro con jesus♥comunidad de niñ@s♥ilhuicatl♥(igual♥al♥cielo♥) 
(Jn. 1:14) Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Nos dice la Biblia: vimos su gloria Conocer al Señor Jesús personalmente es amarlo, amarlo es servirlo y servirlo es vivir una vida realizada y llena de gozo. Un autor anónimo escribió lo siguiente acerca de Jesús. Si lo conoces como tu Señor y Salvador, te identificarás con sus palabras. Si no, es nuestra oración que quieras aceptarlo hoy como tu Señor y Salvador: “Llevé una vida fácil, dirigido por los placeres y las comodidades; hasta que un día, en un lugar tranquilo, me encontré con el Maestro cara a cara. Mis metas habían sido la posición y las riquezas, ocupándome mucho de mi cuerpo y nada de mi alma. Estaba en medio de esa carrera frenética de la vida cuando me encontré con el Maestro cara a cara. Lo encontré, lo conocí, y me sonrojé cuando vi que sus ojos tristes estaban fijos en los míos. Vacilé y luego caí a sus pies, mientras mis castillos de arena se desvanecían. Todo lo mío se derritió y desapareció, y en su lugar no vi otra cosa que el rostro del Maestro. Entonces clamé: ¡Oh, llévame contigo, para seguir los pasos de tus pies heridos! Ahora me preocupo por las almas de los hombres; He perdido mi vida para volver a ganarla; desde aquel hermoso día en que en un lugar tranquilo, me encontré con el Maestro cara a cara.”

¡DEJA DE CONDENARTE!
 
(Rom. 8:1)  Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” La Palabra para ti hoy es: ¡Deja de condenarte! Dios dice: (Is. 43:25) Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Cuando Dios te dice que ha olvidado tu pecado y tú insistes en recordarlo, es como si tus parámetros de conducta fueran más altos que los de Él. ¡Eso raya la idolatría! La Biblia dice: (Ef. 4:32) Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. “Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” En el Antiguo Testamento cuando alguien pecaba, llevaba un cordero delante del sacerdote, y éste derramaba la sangre del animal en el altar para la remisión del pecado. Con ese sacrificio, se cancelaba todo rastro de pecado y se saldaba el asunto.
Tal vez digas: “Pero no me siento perdonado” El perdón viene por la fe, no por los sentimientos. Mientras vivas por sentimientos, Satanás tiene un arma que puede usar contra ti en los momentos decisivos. O a lo mejor dices: “Pero lo que hice fue muy malo” Si te arrepientes de verdad, cualquier cosa que hayas hecho es perdonable. O digas: “Pero Satanás me lo sigue recordando” Lo hace porque su nombre es el “acusador” (Ap. 12:10) Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Pero fíjate cómo puedes vencer a Satanás, el acusador: (Ap. 12:11) Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. La próxima vez que Satanás te acuse, dile: “Me alegro de que hayas sacado a relucir esto” Y luego le dices lo que ha hecho en ti la Sangre de Cristo. Si lo haces, verás cómo huye. Aprende de tus fallos, fortalécete por medio de ellos, úsalos para bendecir a otros, sigue adelante con tu vida ¡y deja de condenarte!

FIRMES CONTRA LAS ASECHANZAS DEL DIABLO
 
(Ef. 4:26) 26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. Si usted le da lugar al diablo, él lo tomará. Tiene que estar alerta y mantener el escudo de la fe en alto porque si no lo hace, él se volverá y le arrebatará el terreno que usted acaba de tomar. Hay personas que han recibido sanidad y han vuelto a su pasada forma de pensar sobre la enfermedad. Han dejado que la fe mengüe y le han dado lugar al diablo. Cuando el enemigo los ataca con algún síntoma pasado, no están preparados contra él y se convierten en víctimas de su contraataque. Usted puede estar firme contra las asechanzas del diablo. Pero antes de hacerlo, tiene que tomar tres decisiones fundamentales: Primero: la Palabra de Dios tiene que ser la autoridad final de su vida. Ponga en línea sus pensamientos con lo que dice la Palabra. Luego: decida que va a vivir por la fe en lo que Dios ha dicho. La Biblia dice: “La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”. Por último: tiene que vivir en el amor de Dios, porque la fe obra por el amor. Sin el amor, la fe no le servirá; sin la Palabra, no podrá tener fe. Así que no trate de tomar alguna de estas decisiones sin tomar las otras dos; es necesario que tome las tres. La vida en la Palabra, en la fe y en el amor lo mantendrá en una posición de resistencia contra el diablo. Le sugiero que haga la siguiente oración, a solas con Dios: “En el nombre de Jesús, me comprometo desde este día en adelante a vivir por la Palabra de Dios, a vivir por la fe y a vivir por el amor de Dios”. Decida hoy no darle lugar al diablo.

COMPROBANDO LO QUE AGRADA AL SEÑOR
 
(Ef. 5:10) “Comprobando lo que es agradable al Señor” La comprobación es un método científico que se utiliza para garantizar una ley. Si el supuesto dice que un elemento de metal, es más pesado que el agua. Al depositar un objeto en dicho elemento se hundirá. Se puede comprobar esto poniendo cualquier objeto metálico en el agua. Desde un pequeño alfiler hasta una enorme torre de extracción de petróleo marítima, siempre se cumple la ley. Esta metodología de comprobación solo sirve para teoremas físicos. Pero no para temas meta físicos. La Biblia entra en los temas meta físicos por lo que esta teoría de comprobación no estaría dentro de las posibles soluciones para interrogantes que presenta, excepto en este principio. Pablo nos desafía para comprobar aquellas cosas que son agradables al Señor. Es decir, que existe una metodología científica para comprobar que cosas le agradan a Dios y cuáles no. Y que por repetición, podremos descubrir y evidenciar cuales son. Aquellas acciones bondadosas, justas o verdaderas, sostiene Pablo, son aquellas que agradan a Dios. Y nos deja tres filtros por los cuales debemos tamizar cada pensamiento, acción o deseo que tengamos. Es una manera lógica y práctica de comprobar que cosas son las que agradan a Dios y cuáles no.
Algo es bondadoso: cuando no es dañino, ni para quien lo hace ni para terceros. No es un tema de gustos personales, sino de variantes generales. Si lo que deseo hacer puede perjudicar a alguien (aunque a mí me beneficie) no es bondadoso. Algo es justo: cuando es ecuánime para todos. No cuando satisface solo a una parte en cuestión. En toda discusión, cuando hay dos opiniones distintas, cada uno considera justo el argumento que sostiene. Y esgrime que el otro argumento es incorrecto. No es el concepto de Dios para justicia. Para Él algo es justo cuando es imparcial y objetivo. Y se aplica de la misma manera a todos y en todas las circunstancias. Finalmente: es verdadero cuando su sustento es incuestionable. No son verdades parciales o subjetivas. Sino principios objetivos y uniformes. Cuando se aplican a todas las posibilidades y no solamente a algunas. Dios nos deja tres herramientas para comprobar si nuestras acciones y pensamientos son agradables a Dios. Podemos repetir esta comprobación con cada uno de nuestros deseos. Y vamos a descubrir que siempre se repite el mismo concepto. Recuerda: ¡Puedes comprobar si agradas a Dios!

sábado, 17 de marzo de 2012

CAPSULAS BÍBLICAS:


EJERCITE LOS SENTIDOS
 
(Heb. 5:13-14) 13Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Si usted se alimenta de la Palabra de Dios, los deseos del mundo se quedarán atrás. Los vicios, los adulterios, las miradas llenas de lascivia, y tantas cosas que no agraden a Dios ya no le harán daño. Nada más que: para que su espíritu no se muera de hambre, no trate de arreglárselas con un poco de leche espiritual de vez en cuando. Fórmese el hábito de alimentarse con el alimento sólido de la Palabra de Dios todos los días y descubra lo que es la verdadera madurez.

EL MEOLLO DEL ASUNTO
 
(1º S. 16:7) “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” Con frecuencia, le pedimos al Señor que solucione los problemas que hay a nuestro alrededor, cuando en realidad lo que Él quiere es resolver los problemas dentro de nosotros. Un hermano dice: Yo hice eso por años en cuanto a mi peso. Oré y oré a Dios para que me ayudara a adelgazar. Sin embargo, fracasé muchas veces. Perdí, literalmente, centenares de libras, sólo para aumentarlas de nuevo. Al fin un día tome una decisión firme. Le dije: “Señor, no daré un paso más hasta que no averigüe qué hacer al respecto”. Entonces hice ayuno, me aparté de todas las cosas y me propuse estar atento a lo que Dios tuviera que decirme. Durante ese ayuno, el Señor me mostró la verdadera causa de mi problema. Me mostró que yo quería perder peso, pero no quería cambiar mis hábitos alimenticios. Era como el alcohólico que quiere beber constantemente sin ser afectado por el licor. Quería comer nueve veces al día y seguir pesando 75 kilos. Entonces, me di cuenta de que Dios no solo quería librarme de las libras de más que tenía, sino también del pecado de la glotonería en mí. Ahí mismo y en ese instante me arrepentí de ese pecado. Ese día comprendí lo difícil que es para un hombre que debe encarar el hecho de que es alcohólico. Duele admitir tal cosa. Entonces, en lugar de pedirle a Dios que me liberara del problema del peso, le pedí que me libertara de la glotonería. Y, efectivamente, Él lo hizo. Si sus oraciones no parecen estar cambiando los problemas que hay a su alrededor, quizá sea hora de mirar en su vida. Tal vez sea hora de pedirle al Señor que actúe en el meollo del asunto.

SABER VIVIR CON INCERTIDUMBRE.
 
(Jos. 1:9) Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. “el señor, tu dios, estará contigo dondequiera que vayas” Cuando Moisés le pasó el relevo a Josué, habían cambiado muchas cosas. Durante cuarenta años, Josué había aprendido a caminar y sobrevivir en el desierto, pero había llegado la hora de entrar en la Tierra Prometida. Y lo que funcionaba en el desierto tal vez no funcionaría en la Tierra Prometida. Podemos imaginar los pensamientos de Josué: “Sé mucho acerca de deambular por el desierto, pero nada de guerrear” Dios le dijo: “Te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (9). ¿Por qué le habría de decir Dios a Josué que se esforzara y fuera valiente? ¡Porque seguro que se sintió atemorizado! Esta nueva situación estaba llena de incertidumbre. La única certeza que tenía Josué era que Dios le había dicho: Id”. Basado en eso, Josué dio esta orden a los oficiales del pueblo: “Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra” (Jos. 1:10-11) 10Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión. ¿Puedes imaginar lo que pensó el pueblo? Pregunta: “Pero Josué, ¿cómo vamos a cruzar el río?” Respuesta: “No estoy seguro, pero estad listos para salir dentro de tres días” Pregunta: “¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos al otro lado?” Respuesta: “Os lo diré cuando lleguemos. Simplemente estad listos para partir” ¿Te das cuenta? Como líder siempre habrá un grado de incertidumbre, sobre todo cuando te vas a adentrar en un territorio nuevo. Pero no te puedes permitir dudar de tu llamado, de tu visión o de tu victoria definitiva. ¿De dónde proviene esa seguridad? De la promesa de Dios: “Yo estoy contigo”