TEORIA Y PRACTICA
Pensemos por un momento en temas como “El Origen de la Vida” “La Evolución de las Especies” “El Origen del Universo a través del Big Bang o la Gran Explosión”; en relación a estos temas, los expertos solo han manejado una gran diversidad de Teorías, pero todas ellas precisamente son solo eso: Teorías. No hay comprobación fiel a esos tipos de conocimientos. Así que, el conocimiento llega a ser veraz, pleno y completo cuando se conjuntan o se une, tanto la Teoría como la Práctica o la Experiencia. En el tema de la vida cristiana y su relación con la Palabra de Dios, es vital y de suma importancia, que el creyente tenga este conocimiento en base a la Teoría, y a la Práctica o Experiencia. Ahora una pregunta: ¿Cuál debiera ser una prioridad en nuestra máxima meta en el ámbito espiritual? Nuestro objetivo prioritario debe ser: Recobrar la imagen y la semejanza del Señor Jesucristo en nuestra vida. Crecer en toda la estatura espiritual del Varón perfecto, ó el pensar, desear, hablar, sentir, y hacer como Jesús. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos. (Mat. 5:16) Este objetivo lo lograremos por medio de la Teoría y por la Práctica de la Palabra de Dios. Estos son los medios para lograr nuestro crecimiento espiritual y otros comprueben que la Palabra de Dios es real al ver nuestras buenas acciones.
Un día en el futuro serán reveladas o mostradas nuestras buenas obras o que tanto practicamos la Palabra de Dios. Una obra recta o una buena obra, es hacer aquello que Jesús quiere exactamente que hagamos, o solo lo proveniente de Su perfecta voluntad. Una buena obra en Dios es aquello que hacemos bajo la dirección del Espíritu Santo y al menos no es la intención que se enteren los demás de esa obra. Por lo regular la naturaleza humana en muchos casos en su inconsciente busca ser visto, que todos vean quien es; esta es la tendencia del ser humano: Ser conocido. La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba. (1ª Cor. 3:13) En el tribunal de Cristo, toda obra hecha en esta vida será probada por fuego, Dios es fuego consumidor.
Manifestada: Griego: fanerós: Sig: Brillando públicamente, hacer patente, salir a la luz, manifestar, descubrir, notorio, mostrar, alumbrar, aparecer, brillar.
Declarará: Griego: delóo: Sig: Aclarar por palabras, indicar, informar, hacer evidente, declarar.
Dios recompensará las buenas obras, aquellas que se hicieron bien fundamentadas, pasarán la prueba por fuego. Dios no recompensará cuando el motivo de las obras fue equivocado; incluso, aún cuando hayan sido hechas con aparente sinceridad y buena intención, sin embargo, en el inconsciente había un motivo o intención equivocada, éstas no pasarán la prueba del fuego. Las buenas obras aprobadas y que son del agrado del Padre Celestial proceden la práctica de Su Palabra, y de una relación de amor; amor por el Plan Maestro de Dios y Su perfecta voluntad. El principio divino en este aspecto, es que todas las obras sean fundamentadas o edificadas sobre el amor generado de una relación personal e íntima con Jesús cada día. El enemigo espiritual siempre trata de empujar al creyente al extremo de obras primero y después el amor; empuja al creyente a tener todo tipo de actividades y ocupaciones para que no tenga tiempo de cultivar su relación de entrega y amor para con el Señor Jesucristo. Las obras que se originan de una íntima relación de amor con el Señor Jesús, son las que pasarán la prueba. La relación de amor para con Jesús es la prioridad, o al menos, esa debe ser la prioridad; debiéramos buscar por largo tiempo cada día la presencia del Señor en oración y en el estudio y práctica de la Palabra. Sin esto como base, nuestras obras son obras vanas aunque se traten de actividades cristianas. Cuando el cristiano ha caído en esta trampa, ya no tiene tiempo suficiente para buscar a Dios como para que Él incremente en su corazón el amor por Su Plan Maestro. El engendramiento de obras verdaderas viene de la unión de amor con Dios y con su Hijo. Las obras de la naturaleza carnal y pecaminosa, producen gente que está más atada o unida a la personalidad de un ministro; a una doctrina o punto doctrinal; a una denominación, o a otra cosa antes que a Jesucristo. El hombre carnal trabaja arduamente para darse a conocer de los demás, y a través de sus obras, espera impresionar al mundo con sus dones y ministerios. Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas. (Ef. 2:10)
Obras: Hebreo: Griego: ergon: Sig: Ocupación, faena, obras, desempeño, ocupación, práctica, labrar, trabajos esfuerzos, hechos, acciones, oficios.
Dios preparó todo esto desde antes de la fundación del mundo, (Ef. 1:4) en relación a nosotros y para que anduviésemos en ellas; hoy es el tiempo y momento exacto para practicar esas buenas obras, para tener el Desarrollo Moral de Su Palabra o su Práctica. Qué diferente y edificante fuera nuestra vida, si hoy tan solo pudiéramos hacer trabajos, desempeños u obras en el lugar exacto, en el tiempo adecuado y de la manera que el Señor lo desea. El Desarrollo Moral o las buenas obras son para ser vistas por Dios y para glorificarle; como efecto y añadidura viene el incremento en la madurez y crecimiento espiritual en Jesucristo. Las buenas obras no son para glorificación de la naturaleza del hombre, son para la gloria de Dios. La práctica del Desarrollo Moral de la Palabra, involucra buenas obras relacionadas con el mundo externo; el trato con otras personas, y la batalla contra los ofrecimientos y tentaciones pecaminosas del sistema del mundo. Además está el Desarrollo Moral interno, éste significa que tenemos que hacer la obra de lidiar, batallar y trabajar con la vieja naturaleza pecaminosa que se asienta y se mueve desde el ser interno. Son muchas las actitudes y reacciones negativas que reinan sobre la vida del creyente, y solo basta que Dios permita que sean agitadas las aguas profundas del ser por medio de adversidades: maltrato; ofensas; aflicciones y sufrimientos, entonces se manifiestan esas actitudes y reacciones negativas. Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago. (Rom. 7:15)
De manera consciente, el creyente no desea hacer esas obras malas y que deshonran a Dios, sin embargo, ahí están moviéndose desde su ser interno en tiempos adversos, y se hacen visibles por medio del descontento: enfado; disgusto; molestia, murmuración, desánimo y enojo. Esto en grado menor o mayor. La buena obra interna de batallar contra las actitudes, deseos y pensamientos malos es prioritaria en la práctica de la Palabra. El ámbito de la práctica interna de la Palabra debe ser prioritario, por encima del Desarrollo Moral externo; primero tenemos que lidiar, batallar y deshacernos de nuestra vieja cada día y enseguida producir buenas obras. Pensamos que practicar nuestro Desarrollo Moral, es salir a practicar en los demás, o a favor de los demás; no es así, tenemos que poner por obra o practicar dentro de nosotros primero al buscar un cambio radical, o una transformación de nuestra vieja naturaleza a través de un proceso diario de santificación y limpieza en oración por medio de la Sangre de Jesucristo. Cada día, nuestros sentimientos, actitudes, reacciones, expresiones y obras, son un testigo fiel de lo que realmente somos; si ante el maltrato, aflicción y adversidad, brotan de nuestro ser interno expresiones y actitudes correctas que glorifican al Padre Celestial, entonces podemos darnos cuenta que hemos adquirido madurez y crecimiento en Jesucristo. Si por el contrario, tenemos negativas reacciones, actitudes y malas obras, podremos darnos cuenta que necesitamos buscar un mayor crecimiento o madurez espiritual. Sería muy saludable que de tiempo en tiempo, nos demos a investigar acerca de lo que hay en nuestro ser interno o el tipo de cristianos que somos, al preguntar a los familiares más cercanos, acerca de lo que ellos ven en nosotros, lo bueno y lo malo.
Son diversas las ocasiones en que nos sentimos cansados, desanimados, y decaídos en nuestra experiencia cristiana personal; o incluso en la posición que se tiene en la iglesia, se critica, se murmura y se hablan palabras de molestia. Si no se lidia de inmediato contra todo ello, entonces se tendrá un sentimiento de desesperanza; o bien se puede expresar: "Señor, no puedo más, ya no aguanto, he perdido la fuerza, no puedo más". Esta es una mentira, es una mala obra, es una mala práctica de la Palabra, porque: "Todo lo puedo Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13) Debemos pelear contra todo tipo de mala obra interna, contra todo mal pensamiento, sentimiento, deseo e intención y llevarlo ante Dios para su arrepentimiento y transformación; esto es Desarrollo Moral, esto es una buena obra. Un corazón y una mente iluminada por la luz de Dios, se expresa: “Dios no importa si llegas o no a cambiar esta situación adversa, o si quitas o no este sufrimiento, si me sanas o no, lo único que quiero es que me cambies a mí, pues si vivo, para Ti vivo, y si muero, en ti muero. De tiempo en tiempo preguntemos a los familiares cercanos, qué es lo que ven en nuestra vida, lo bueno y lo malo. Dios desea llevarnos por medio del Desarrollo Moral o práctica de Su Palabra, a una posición en la que nuestra paz, gozo, felicidad y gratitud, ya no se establecen sobre el fundamento de los lugares, tiempos, circunstancias, lugares o personas; el Único fundamento debe ser Dios. Una persona que vive y se mueve en el principio de fuera de causa y efecto, y solo vive y se mueve en Dios el Padre, lo tiene todo, no necesita nada para ser feliz, para sentirse satisfecho, para tener paz; el Padre lo es todo. Busquemos vivir fuera de causa y efecto, busquemos vivir y movernos en la dimensión del Padre Celestial; crezcamos en el Desarrollo Moral o la práctica de la Palabra de Dios. Al estar en esta condición, se diluirán nuestras malas obras internas y externas; ya no serán un problemas las actitudes equivocadas a causa de la adversidad, el maltrato, el sufrimiento, solo desearemos ser más como Jesús. En términos generales, podemos predicar, evangelizar, enseñar, cantar y orar de una manera elocuente; podemos ser misioneros o evangelistas de gran fama; o ser notables apoyos de la obra de Dios; pero no siempre será indicio de que todas esas obras vayan a pasar la prueba del fuego.
Por sus frutos los conoceréis.... (Mat. 7:16) Conoceréis: Griego: epideíknumi: Sig: Exhibir, mostrar, enseñar, demostrar.
Recordamos: Es saludable y sabio que de tiempo en tiempo, preguntemos a los familiares más cercanos, acerca de lo que ellos ven de bueno y malo en nosotros. Es seguro que algunas cosas malas de nosotros no las estemos detectando. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fuí hombre hecho, dejé lo que era de niño. (1ª Cor. 13:11) En una figura espiritual, un niño hace obras de niño. Las obras de un adulto son obras de adulto. El niño en Cristo, actúa como un niño espiritual, hace obras de niño; el joven se comporta como un joven; el maduro espiritual piensa, desea, habla, siente y hace como Jesús; exhibe, muestra y enseña buenas obras, tanto en su ser interno, como en el mundo externo. Entonces, se debe lidiar contra todas las cosas o frutos imperfectos de niño si es que se desea llegar a ser un cristiano maduro. Se necesita practicar el Desarrollo Moral de lo que se adquiere por medio de la Educación Espiritual o la Teoría de la Palabra de Dios oída en las predicaciones, campañas, congresos y plenarias; además por medio del escuchar la Teoría de la Palabra por medio del oírla a través de audios o cds; o del leerla por medios impresos. No esperemos que Dios haga ese cambio en nuestro ser interno, ello es una elección personal; y también por medio de la auto negación de esas malas obras, del pensar, desear, hablar, sentir y hacer las obras de niño. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como á espirituales, sino como á carnales, como á niños en Cristo.. Porque todavía sois carnales: pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (1ª Cor. 3:1-3) El niño en Cristo procede de esa manera, con pleitos, contiendas, desuniones, malos entendidos, etc. El niño es inexperto en la Palabra de Dios; no ha aprendido como experiencia que Dios es la Cabeza, la Causa y el que decide en todas las cosas; y que todas las cosas ayudan a bien. Cuestiona y condiciona a Dios, se entristece, se desilusiona, se molesta y murmura. (Heb. 5:13) El niño es fluctuante; vacila en sus pensamientos y decisiones; duda; titubea; no es firme o sólido en sus elecciones. (Ef. 4:14) El niño es siervo o esclavo de los rudimentos y principios de este mundo; este es su fruto. (Gál. 4:3) Estos son algunos de las características de los niños en Cristo. Pero..... "…más cuando ya fui hombre hecho, deje lo que era de niño" (1ª Cor. 13:11) Una persona que ha madurado en la práctica de la Palabra de Dios; piensa, desea, habla y actúa como Jesús.
Lógico, cuando hemos crecido en un buen nivel espiritual, entonces actuaremos como cristianos maduros; el maduro espiritual piensa, desea, habla, siente y hace como Jesús.
El obstáculo mayor para la práctica de la Palabra, es la falta de disposición para entregar a Dios el poder carnal del viejo hombre, el cual aunque sea de manera inconsciente busca tener el dominio y control en todo; éste siempre se opone a la producción de buenas obras. Nadie puede ayudarnos a practicar la Palabra de Dios; nadie puede hacer lo que nosotros debemos hacer en nuestra experiencia como cristianos y pueda contar a nuestro favor ante Dios; si hemos de producir buenas obras tanto externas como internas, deben fundamentarse en nuestras propias elecciones o decisiones.
Recordemos: Para pensar, desear, hablar, sentir y hacer como Jesús, es solo por medio de la Teoría de la Palabra, y por medio del Desarrollo Moral o Practica de ella; además, por medio de una relación personal con Él a través de la oración. Debiéramos ser una balanza equilibrada en esto. Pensemos un momento en los apóstoles, Jesús los enroló en la mejor escuela por tres años y medio, tuvieron al mejor Maestro en persona. Él les enseñó muchos principios de la verdad; ellos ganaron una gran estatura en el conocimiento o Educación Espiritual, pero no mostraron, ni exhibieron el Desarrollo Moral o Práctica de ese conocimiento en los momentos precisos. Cuando el sufrimiento y persecución se cruzaron en sus caminos entonces ellos huyeron, abandonaron y olvidaron a su Maestro, incluso, Pedro le negó con Palabras ofensivas. Un cristiano maduro en la práctica de la Palabra es como una roca, no cambia en las pruebas. Los sufrimientos, las pruebas, aflicciones, persecuciones y maltrato son las herramientas e instrumentos que Dios usa para mostrar o exhibir, lo que justamente hay en nuestro ser interno. Nuestros ojos como cristianos, están más puestos en buscar un cambio externo (no toques; no gustes) que en tener un cambio interno, un cambio de pensamiento, deseo, intención, actitud y expresión. …así que, por sus frutos los conoceréis. (Mat. 7:20) Conoceréis a los cristianos maduros, por sus buenas y excelentes actitudes y reacciones aún en medio de las más severas pruebas. Conoceréis a los gigantes espirituales por la naturaleza de sus frutos. Ellos son en un aspecto, como una roca; una roca no cambia su naturaleza; aun siendo rechazada, despreciada, lastimada, y maltratada no cambia, ella sigue siendo roca. Si el sol cae sobre ella, si la lluvia la golpea, si las tormentas y tempestades la azotan, ella sigue siendo roca; no se queja cuando es picada por las espinas, no murmura ni se lamenta. Así son los gigantes espirituales, son y actúan de acuerdo al Señor Jesús, el cual fue llevado al matadero y delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca. Por lo tanto, no es tanto en el cómo se predica, se ora, y se gana gentes para Cristo, más bien es en el cómo reacciona, o cual es su actitud ente el maltrato, pruebas y adversidades. La máxima posición y condición es: …Tener por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas. ..Dad gracias por todo. Estad siempre gozosos. (Stgo. 1:2; 1ª Tes.5:16-17) Es el tiempo de buscar hacer obras mayores; obras gigantes para que el Padre sea glorificado. Nadie podrá poseer la tierra de Canaán si no tiene obras gigantes, Canaán es tierra de frutos gigantes. El que en mí cree, las obras que yo hago también él las hará. y mayores que estas hará.. (Juan 14:12) Orar por los enfermos, son obras; el ganar gente para Cristo, son obras; predicar, ofrendar y ayudar económicamente a la iglesia son obras; el poder ayudar en las necesidades de los demás, son obras; y liberar a los endemoniados, son obras. Pero. .¿Cuales son obras mayores de las cuales Jesús habló?. También mencionó Jesús, que en aquel día delante de Dios el Padre. Muchos dirán: "Señor, en tu, nombre sanamos enfermos, hicimos esto, y también aquello" pero el padre les dirá: "apartaos de mí, no os conozco” (Mat. 7:21-22)
Como cristianos somos como un libro abierto leído por todos… Las obras que mostramos hablan de la clase de cristianos que somos. No que esto esté mal hacerlo, todo lo contrario; sin embargo fueron obras aparentemente bien intencionadas, pero inconscientemente había una condición equivocada. Por otro lado, las obras mayores que Jesús mencionó, se refieren a aquellas que trascenderán por toda la eternidad, son aquellas que nos acompañarán por siempre: Es la obra interna de transformación de nuestra vida, de nuestras intenciones internas, pensamientos, deseos, actitudes, reacciones y expresiones que producen cambios radicales y definitivos en nuestra vida cristiana, y todo fundamentado en la práctica de la Palabra de Dios. Una obra mayor tiene que ver con el hecho de que genuinamente podamos tener gozo y paz, aun en medio de las más severas pruebas; tiene que ver con el hecho de que cada día crezcamos en una vida en la cual seamos hallados irreprensibles, sin mancha, e intachables. Una obra mayor equivale a que seamos cartas abiertas y leídas por todos los hombres, y en las cuales los demás puedan ver Jesús reflejado en nuestras actitudes, reacciones, obras y acciones. Mas sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. (Stgo. 1:22) Debemos de obtener el conocimiento o teoría de la Palabra de Dios; pero también es necesario que tengamos el Desarrollo Moral o la Práctica de ella. Si en este mismo momento Dios nos colocara en la balanza para pesar lo que sabemos de la Palabra, y lo que practicamos de ella ¿Cuál sería el resultado?.. Lo más seguro es que nos diría lo mismo que dijo al rey Belsasar: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. (Dan. 5:27) Busquemos el equilibrio de la balanza en este aspecto. “Respondiéndoles Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre...” (Juan 10:32) Sigamos las pisadas de Jesucristo, pues fuimos llamados a seguirle por donde quiera que él fuere. (Ap. 14:4) Debemos vivir una vida rica en buenas obras teniendo la Teoría y la Práctica de la Palabra. “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos...” (1ª Tim. 6:18)