DEJE QUE EL NUEVO HOMBRE SE MANIFIESTE
(Rom. 12:1) “Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional” Cuando usted recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador, usted
pasó a ser lo que la Biblia llama una “criatura nueva”. Por dentro usted
no es la misma persona que antes era. La naturaleza de Dios ha nacido en usted.
Pero no es suficiente con que tenga esa nueva naturaleza en su interior, es
necesario que la deje tomar control del exterior. No espere a que eso suceda
automáticamente. Deberá tomar la decisión de someter su cuerpo a la obediencia
del hombre nuevo en su interior y proponerse a hacer lo que (Rom. 6:12) dice: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo
mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”. Yo sé que eso es
duro, pero recuerde, usted no está solo en esto. Usted tiene a Alguien que le
ayudará a estar firme en esa decisión, su nombre es el Espíritu Santo. El está
en usted para fortalecerle y darle el poder para sacar el pecado de su vida y
ponerlo bajo sus pies. Tome esa decisión firme en cuanto a su cuerpo hoy mismo
para que el hombre nuevo que está dentro de usted empiece a manifestarse. Vea
lo que nos dice (Rom. 6:12-23): 12No reine, pues, el pecado en vuestro
cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y
vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14Porque
el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo
la gracia. 15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos
bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia? 17Pero gracias a Dios, que
aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma
de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19Hablo
como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis
vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para
santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 20Porque
cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21¿Pero
qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque
el fin de ellas es muerte. 22Mas ahora que habéis sido
libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna. 23Porque la
paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro.