LA FE SIEMPRE CRECE
CON UNA VISION AMPLIA
¿Qué tipo de fe tienes? ¿Está enfocada correctamente? Esta
misma pregunta que hoy te estás haciendo, miles de años atrás se la formuló
Natanael. ¿De
Nazaret puede venir algo bueno?,
su fe estaba desubicada. Su fe no funcionaba para Nazaret, sino para Caná, su
lugar de nacimiento. ¿Entonces cómo puedo darme cuenta si estoy o no yendo hacia
el objetivo que espero alcanzar? Cuando
pongo nombre a mi sueño y desarrollo un plan de estrategias y metas factibles
para llegar a mi objetivo. De esta manera, mi fe estará enfocada
hacia la meta. Si por ejemplo, estoy esperando que me llamen de un trabajo
específico, mi fe estará enfocada hacia esa empresa. Si lo que quiero emprender
es un nuevo negocio, mi fe estará dirigida en obtener los recursos que necesito
para lograrlo. La Biblia dice: “Por las llagas de Cristo estamos sanos”.
En ningún lugar dice de qué manera lo seremos, si por una pastilla, un milagro
o una operación. Lo importante es ubicarnos en la sanidad, en el resultado. “Para el que cree todo es posible”, pero no dice cómo lo hará
posible. La fe no tiene camino. Simplemente debemos soltarla y ponerla en
funcionamiento en lo que queremos que suceda. El camino se irá haciendo a
medida que nos movamos. Por eso, no le digas a Dios de qué manera tiene que
bendecirte ni esperes nada especial porque si es así, te frustrarás. Reclama tu
promesa, la fe es universal y funciona tanto para Nazaret, Caná, Galilea, como
para tu trabajo, para los que no conocen a Dios, para todos. Fe se activa
hablando a las cosas. Dios no hará nada sin decirlo primero, la fe está para
usarla y hablarla. Declara y suelta fe sobre tus sueños, tus metas, tus
proyectos, tu familia, tus hijos. Hazlo sin dudar, sin temor. La fe es vaga, si
le dices “haz lo que quieras”, Dios no hace nada. Por eso es que tienes que
ordenarle y hablarle para que “esa fe” se mueva a tu favor.
Amplía tus zonas de
fe: Jesús eligió a doce hombres que nosotros jamás hubiéramos elegido;
todos eran muy diferentes entre sí, los inscribió en Su escuela durante tres
años y medio y así fue como trajeron un avivamiento. Natanael era de Caná y los
demás discípulos de Galilea; los de Caná odiaban a los de Galilea y éstos
odiaban a los nazareos (Jesús era de Nazaret).
Fe se activa hablando
a las cosas: La fe vendrá a ti cuando hables lo que Dios habla. Jesús le dijo a
la higuera: “Esta higuera me engañó, no tiene fruto,
¡sécate!” Y Natanael que estaba detrás suyo, (porque debía ser
enseñado) vio que la higuera al día siguiente estaba seca, con lo cual Jesús le
enseñó que la palabra de fe tiene la fuerza necesaria para secar un árbol. En
otra oportunidad Jesús caminaba y vino un oficial de Caná, del barrio de
Natanael y le dijo: “Ven, baja a mi casa
que mi hijo está enfermo”. Jesús le dijo: “Vete, ya está libre”. Y Natanael
también estaba allí. Cuando el oficial llegó a su casa, preguntó cómo estaba su
hijo, y le dijeron: “Está sano, la
enfermedad se fue”. ¿A qué hora fue?”, preguntó. “A la una”. Esa fue la hora
exacta en la que este hombre había estado con Jesús y la Palabra fue dicha. A
la hora que digas la palabra y hables la promesa, Dios la pondrá en marcha, “Él
cumplirá”. Todo lo que hablemos en el mundo espiritual hará correr
el reloj. Jesús maldijo a la higuera; en lo natural no se secó en el momento
pero en lo espiritual se secó cuando fue declarado por Jesús. Allí comenzó a
correr el reloj. Nada funciona en el mundo natural si no está conectado con el
mundo espiritual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario