sábado, 21 de abril de 2012

HERMOSA ES LA FE HABLADA:


LA FE SIEMPRE CRECE CON UNA VISION AMPLIA
¿Qué tipo de fe tienes? ¿Está enfocada correctamente? Esta misma pregunta que hoy te estás haciendo, miles de años atrás se la formuló Natanael. ¿De Nazaret puede venir algo bueno?, su fe estaba desubicada. Su fe no funcionaba para Nazaret, sino para Caná, su lugar de nacimiento. ¿Entonces cómo puedo darme cuenta si estoy o no yendo hacia el objetivo que espero alcanzar? Cuando pongo nombre a mi sueño y desarrollo un plan de estrategias y metas factibles para llegar a mi objetivo. De esta manera, mi fe estará enfocada hacia la meta. Si por ejemplo, estoy esperando que me llamen de un trabajo específico, mi fe estará enfocada hacia esa empresa. Si lo que quiero emprender es un nuevo negocio, mi fe estará dirigida en obtener los recursos que necesito para lograrlo. La Biblia dice: “Por las llagas de Cristo estamos sanos”. En ningún lugar dice de qué manera lo seremos, si por una pastilla, un milagro o una operación. Lo importante es ubicarnos en la sanidad, en el resultado. “Para el que cree todo es posible”, pero no dice cómo lo hará posible. La fe no tiene camino. Simplemente debemos soltarla y ponerla en funcionamiento en lo que queremos que suceda. El camino se irá haciendo a medida que nos movamos. Por eso, no le digas a Dios de qué manera tiene que bendecirte ni esperes nada especial porque si es así, te frustrarás. Reclama tu promesa, la fe es universal y funciona tanto para Nazaret, Caná, Galilea, como para tu trabajo, para los que no conocen a Dios, para todos. Fe se activa hablando a las cosas. Dios no hará nada sin decirlo primero, la fe está para usarla y hablarla. Declara y suelta fe sobre tus sueños, tus metas, tus proyectos, tu familia, tus hijos. Hazlo sin dudar, sin temor. La fe es vaga, si le dices “haz lo que quieras”, Dios no hace nada. Por eso es que tienes que ordenarle y hablarle para que “esa fe” se mueva a tu favor.
Amplía tus zonas de fe: Jesús eligió a doce hombres que nosotros jamás hubiéramos elegido; todos eran muy diferentes entre sí, los inscribió en Su escuela durante tres años y medio y así fue como trajeron un avivamiento. Natanael era de Caná y los demás discípulos de Galilea; los de Caná odiaban a los de Galilea y éstos odiaban a los nazareos (Jesús era de Nazaret).
Fe se activa hablando a las cosas: La fe vendrá a ti cuando hables lo que Dios habla. Jesús le dijo a la higuera: “Esta higuera me engañó, no tiene fruto, ¡sécate!” Y Natanael que estaba detrás suyo, (porque debía ser enseñado) vio que la higuera al día siguiente estaba seca, con lo cual Jesús le enseñó que la palabra de fe tiene la fuerza necesaria para secar un árbol. En otra oportunidad Jesús caminaba y vino un oficial de Caná, del barrio de Natanael y le dijo: “Ven, baja a mi casa que mi hijo está enfermo”. Jesús le dijo: “Vete, ya está libre”. Y Natanael también estaba allí. Cuando el oficial llegó a su casa, preguntó cómo estaba su hijo, y le dijeron: “Está sano, la enfermedad se fue”. ¿A qué hora fue?”, preguntó. “A la una”. Esa fue la hora exacta en la que este hombre había estado con Jesús y la Palabra fue dicha. A la hora que digas la palabra y hables la promesa, Dios la pondrá en marcha, “Él cumplirá”. Todo lo que hablemos en el mundo espiritual hará correr el reloj. Jesús maldijo a la higuera; en lo natural no se secó en el momento pero en lo espiritual se secó cuando fue declarado por Jesús. Allí comenzó a correr el reloj. Nada funciona en el mundo natural si no está conectado con el mundo espiritual.

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