viernes, 13 de julio de 2012

DEVOCIONALES CRISTIANOS:


LA INTEGRIDAD EN EL MINISTERIO CRISTIANO
Un joven llamó desde un teléfono público a una empresa, preguntando si no necesitaban un empleado responsable, cumplidor, honesto, capaz, trabajador. Y le contestaron: “No, ya tenemos uno” Entonces se fue sonriendo y silbando mientras se acercaba a su carro. Un hombre que escuchó la conversación, le dijo: disculpe,  no pude evitar escuchar su conversación y le negaron un empleo. Entonces, ¿por qué se va tan contento?”. El joven le respondió: “Porque yo soy ese empleado honesto, capaz y trabajador que ellos ya tienen; sólo estaba comprobando si hacía bien mi trabajo” Si usted le hiciera esa pregunta a su gerente o supervisor, ¿cuál sería la respuesta? Vamos a definir lo que es integridad y cómo es una persona íntegra:
Integridad: Calidad de íntegro, entereza, probidad. El estado de estar completo, no dividido. Una persona íntegra es cuando coinciden sus palabras y sus obras.
·         La integridad es lo que somos y esto determina lo que hacemos.
·         La integridad, da origen a las reglas básicas para resolver entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Veamos que nos dicen los siguientes pasajes sobre este tema: (Gén. 20:6) Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. (Jos. 24:14) Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. (Jue. 9:16, 19) 16Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus manos. 19si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. (1º R. 9:4) Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos. Job. 2:3, 9) 3Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 9Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. (Sal. 7:8) Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, Y conforme a mi integridad. (Prov. 10:9) El que camina en integridad anda confiado; Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado. (Tito 2:7) presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad. Existen muchos pasajes en relación.
·         INTEGRO: Completo, probo, honrado. Vine: libre de mancha moral. Incorrupción. Se usa:
o   Del cuerpo de resurrección (1ª Cor. 15:42, 50, 53, 54) 42Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 53Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
o   De una condición asociada con gloria, honor y vida, incluyendo un significado moral (Rom. 2:7) vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad. (2ª Tim. 1:10) pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.
o   Del amor de Cristo que es sincero y sin disminución (Ef. 6:24) La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén. Inalterable y aparece en incorruptibilidad.
o   Soy quien soy no importa donde estoy o con quien estoy.
o   No divide su lealtad, ni finge ser de otra manera (hipocresía).
o   Se identifica porque tiene una sola manera de pensar, no tienen nada que esconder ni nada de temer; sus vidas son libros abiertos.

ASI ES EL REINO DE DIOS
(Mar. 4:26) Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. Jesús comparó el reino de Dios con la siembra y la cosecha. Es un concepto fácil, uno que todos podemos entender. Entonces ¿por qué no estamos todos recogiendo una cosecha abundante cada temporada? Porque estamos sin hacer nada, esperando que Dios haga todo el trabajo. Pero Él no hace las cosas de esa manera. Él colabora con usted, pero no lo hace todo. Hay algunas cosas que usted debe hacer por fe si quiere recoger una buena cosecha en el tiempo de la siega. Primero, usted debe sembrar por fe la semilla de la Palabra con la esperanza de que crezca. Debe encontrar las preciosas promesas de Dios en su Palabra y sembrarlas en su corazón y en su vida. Luego, debe regar la semilla. Riéguela todos los días con la alabanza y con el agua espiritual de la Palabra. Esa Palabra contiene vida y esas semillas de promesas no podrán crecer sin ella. Y por último, tiene que deshacerse de la mala hierba. Cuando la mala hierba del rencor, la duda, el temor, el desaliento y toda la otra basura que el diablo trata de sembrar en su cosecha quieran entrar, deshágase de ellas para que no ahoguen la Palabra.
Eso va a requerir que usted sea diligente. Nadie más lo hará por usted. Es necesario que deshierbe su propia cosecha. Tendrá que ser muy firme para esto. Cuando la mala hierba empiece a salir, ¡mátela! No le dé lugar en su campo ni por un momento, desarráiguela y riéguela con la Palabra. No se conforme con una flor silvestre cuando usted puede tener lo mejor de lo mejor de Dios. No se quede con los brazos cruzados esperando que Dios planee la cosecha suya. Empiece usted a sembrarla. Empiece a vigilar su tierra (su corazón y su mente) para mantenerla húmeda con el agua de la Palabra y libre de mala hierva.  Comprométase a hacer su parte y confíe en que Dios hará la de Él; y usted tendrá una cosecha abundante esta temporada.

¿ERES UN “FELIPE”? 
(Hech. 6:5) Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; Y eligieron a Felipe. Felipe  fue uno de los siete hombres elegidos para dirigir la iglesia del N. T. ¿Por qué? Porque tenía ciertas cualidades. Analicemos una de ellas: 
·         Se dejaba guiar por el Espíritu Santo: Felipe comenzó como diácono, trabajando en el departamento de administración de la iglesia. Pero luego llegó a ser evangelista, y predicó el evangelio en Samaria. (Hech. 8:5-6) “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía” Seguro que le atrajo mucho la idea de quedarse allí y levantar una gran iglesia. Pero Dios tenía otros planes: (Hech. 8:26-27) 26Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar.
¿Adónde dices, Señor, al desierto? ¿Estás bromeando? Aprendamos de esto: Cuando Dios te hable tal vez no te diga lo que quieres oír, ni te envíe adonde quieres ir. ¿Lo has pensado alguna vez? ¿Es eso por lo que no te dispones a buscar su guía? Las grandes puertas se sujetan con pequeñas bisagras. En el desierto Felipe se encontró con un eunuco etíope, que era el tesorero de la Reina de Etiopía. La misión del apóstol fue presentarle a Cristo y bautizarlo. Después de eso, el eunuco regresó a su país y la historia cuenta que grandes multitudes llegaron a ser cristianos allí. Pero sólo fue posible porque Felipe estuvo dispuesto a dejar su comodidad, dar un paso de fe y seguir a Dios. Resumiendo: para poder guiar a otros, debes saber cómo ser guiado por Dios.

SE UN EXPERTO EN LA PALABRA DE DIOS
            (Sal. 34:10) Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. ¿Sabía que, de acuerdo con la Palabra de Dios, no hay escasez en el Cuerpo de Cristo? Todo lo que podamos necesitar y todo problema que podamos enfrentar ha sido cubierto por la sangre de Jesús. Sus abundantes y preciosas promesas lo han suplido todo. ¿Por qué entonces muchos seguimos en la escasez? Porque, (Heb. 5:13-14) dice: 13Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Somos inexpertos en la Palabra de justicia. Se necesita ser experto para aplicar la Palabra de Dios. Muchos no saben eso. A veces decimos cualquier cosa de la Palabra y tratamos de usarla a como se nos antoje. Hacemos una oración tonta y luego decimos: “Bueno, Dios sabe lo que quiero decir”, y esperamos que sea contestada. Eso es chistoso. Nosotros nunca permitiríamos esa clase de negligencia en la esfera natural. Si nuestro médico entrara, nos tirara un frasco de píldoras y dijera: “Aquí tiene esto, tómeselo”, sin ni siquiera tratar de examinarnos, saldríamos de su oficina y nunca volveríamos. Sin embargo, nos sorprendemos cuando esa misma actitud negligente en el ámbito espiritual hace que nuestras oraciones no sean eficaces. Vivimos en una sociedad “instantánea” en la que todo es rápido y fácil. Y muchos dejamos que esa mentalidad afecte nuestra vida con el Señor Jesucristo. Cuando alguien necesita sanidad, irrumpimos por la puerta del hospital, le echamos un poco de aceite en la frente y decimos: “¡Gloria a Dios!” y nos vamos. A veces no se necesita decir más que: “¡En el nombre de Jesús, sé sano!” Pero a veces hay algo más que debe hacerse.
Ha llegado la hora de despojarnos de esa mentalidad “instantánea” y darnos cuenta de que hay situaciones en las que debemos tomarnos el tiempo y orar en el Espíritu Santo; situaciones en las que vamos a tener que sentarnos y escuchar las instrucciones de Dios. Si usted es inexperto en cualquier aspecto de la vida, ya sea sanidad, finanzas o alguna otra cosa, propóngase hacerse experto en la Palabra en cuanto a ese aspecto. Tome la Biblia y lea los pasajes sobre sanidad, lea los versículos sobre milagros, lea todas las promesas de Dios y lea las bendiciones sobre Abraham. Medite en esas cosas y pídale a Dios que le hable por medio de ellas y lo ilumine en la situación que está enfrentando. No diga cualquiera cosa acerca de la Palabra; escudríñela. Tenga comunión con su Padre por medio de ella y pídale que le muestre cómo ser experto a la hora de aplicarla. Con el tiempo, usted no tendrá escasez de ninguna cosa.

EL DISCIPULADO CRISTIANO
            (Luc. 14:27) Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Se cuenta de una señora que pensó que ya era tiempo de hablarle a su hijo de cuatro años de edad, acerca de recibir a Cristo y le preguntó: ¿Te gustaría recibir a Cristo en tu corazón? A lo que el niño respondió: “No, no quiero esa responsabilidad”. Tal vez no nos guste esa respuesta, pero hay que admirar sus sinceridad. El niño no estaba pensando en las recompensas del discipulado, sino en las responsabilidades que conlleva. Un monje francés lo expresó así: “Recordemos continuamente que lo único importante de esta vida es agradar a Dios” Imagínate preguntarte antes de cada acción, palabra o actitud: ¿Le agrada esto a Dios? Seguro que tu vida sería muy diferente y tus decisiones tendrían repercusiones mucho más positivas en la gente a tu alrededor. En el pasaje de arriba, Jesús dijo: “El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo Las cruces no eran para vivir sino para morir. Cada mañana cuando te levantas y vas al baño, mírate en el espejo y di: “Hoy has sido llamado a morir a tu indulgencia, a tus intereses y a tu sentido de superioridad” Un entrenador de futbol dijo en una ocasión: El trabajo de un entrenador de fútbol es hacer que los deportistas hagan lo que no quieren, a fin de conseguir lo que siempre anhelaron” Y esa misma es la esencia del discipulado. Además, Jesús dijo que si no estamos dispuestos a hacerlo, “no podemos” ser sus discípulos.

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