miércoles, 23 de noviembre de 2011

LA ALABANZA A DIOS:

¿POR QUE CANTAMOS A DIOS?

En investigaciones recientes, los científicos han descubierto que el cantar genera beneficios al organismo humano. Son muchos los médicos que están aconsejando a sus pacientes tengan tiempos para cantar. Se dice que estimula de manera saludable al sistema circulatorio; favorece el buen funcionamiento de los intestinos; fortalece el sistema inmunológico, eleva sus defensas; genera tranquilidad y calma al sistema nervioso.

También se ha expresado que cuando se canta con sentimientos positivos profundos, sus beneficios se acrecientan; mecanismos del organismo se activan de manera benéfica y saludable; además el cuerpo segrega sustancias químicas benéficas; tales como las endorfinas que es una especie de morfina natural del organismo, las cuales contienen altos poderes analgésicos y mitigan el dolor.

Hasta aquí estamos asentando principios naturales en relación a la vida física de las personas, y esto no puede negarse, pues basta observar la condición de las personas o su estado de ánimo cuando se exponen a escuchar algún tipo de canto, o ellas mismas cantan, son embargadas por sentimientos diversos de acuerdo al mensaje y sentimiento de las canciones, pues cantar no es simplemente el hecho de entonar una canción con letra y música, va más allá de ello. Se estimula el ánimo, alegría, melancolía, tristeza, motivación y otros tipos de sentimientos de acuerdo al mensaje de la canción escuchada.

Espiritualmente: Los principios sobre el cantar y sus efectos se elevan, se multiplican, se extienden; se eleva su capacidad benéfica debido a que los cantos cuando se fundamentan en Dios o para Dios, se activan elementos y poderes supremos, misteriosos e inexplicables. Son poderosos los cantos en Dios; beneficios insospechados se generan afectando la vida del creyente que los canta, se desatan influencias celestiales y eternas que afectan la Naturaleza del creyente; no solo beneficia el organismo de la persona, afecta espíritu, alma y cuerpo. (1ª Tes. 5:23).

Se ha dicho que las canciones son alimento para el alma, pero cuando son cantos en Dios, son alimentos para el espíritu, alma y cuerpo. Toda esta influencia y sus efectos son elementos espontáneos, sin duda, afectan porque afectan. Con cuanta intención y razón la Palabra de Dios aconseja y ordena: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra” (Sal. 100:1) Hay personas no cristianas que expresan que tal parece que el Dios de la Biblia es una Persona egocéntrica, o centralista de toda atención; un Dios que pide y exige toda alabanza y adoración. Pero lo que ellos no saben es que el principio del efecto bumerang se aplica al creyente que ora, alaba y adora. Si meditamos acerca de Dios como el Origen, Causa y Creador de todo tipo de vida; además el Sustentador de todas las cosas existentes, eso sería motivo total para cantarle, alabarle y adorarle. Además de ser el Dueño de nuestra existencia personal.

Sin embargo, sustentando la práctica de orar, cantar, alabar y adorar sobre el principio causa y efecto, o el efecto bumerang, Dios manda hacer ello para que el cristiano adquiriera beneficios que sustenten su salud natural y espiritual sobre su ser entero, y sobre todo, obtenga ganancias espirituales específicas y particulares. Por ejemplo, al cantar con respeto, fe y convicción, entonces algún ámbito de la naturaleza divina es tocada, se desprende de Sí, y regresa al creyente que ora, canta, alaba y adora; lo envuelve con una porción nueva de la naturaleza del Señor. Por ello la Escritura ordena cantar al Eterno Dios.

Se dice que cada nombre o título que Dios ha establecido y usado para hablar de la inmensidad de Su naturaleza tiene una razón de ser, y con propiedades únicas y singulares. La Escritura habla de Dios como el Omnipotente Shaddái, el Altísimo Elyon; Elohym; Jehova la Existencia; el Dios Fuerte (El-Guibbor); el Eterno Olám; El Pastor Raá; el Sanador Rafá; el Dios de Paz Shalom; Jesús, el Rey…. Debemos de saber que cada nombre o titulo tiene un significado que habla de aspectos particulares de la total naturaleza de Dios. Cada nombre o titulo posee ministerios especiales para con el creyente que lo invoca y lo canta. Es por esa causa que de manera personal y congregacional se debe cantar con visión, con inteligencia, sabiendo a que nombre de Dios cantamos, y sin duda el creyente recibirá los beneficios y ministración de ese nombre de Dios, o ese aspecto de la Naturaleza del Señor. Al cantar a alguno de los nombres de Dios con respeto y fe, entonces el aspecto de la naturaleza del Señor mencionado e invocado a través del canto, es tocado, se mueve y se desprende de Él, una medida de esa naturaleza se dirige al creyente que canta y lo afecta y beneficia de manera especial en ese ámbito de Su naturaleza. Consideremos algunos ejemplos.

“Cantad a nuestro Rey, cantad” (Sal. 47:6) Cantad Hebreo: Zamar Significa: Cantar, rasgar, podar, estremecer, entonar alabanzas.

Este tipo de canto al Rey es singular, cuando se entona este tipo de cantos acompañados de reverencia, respeto, sumisión y rendición al Rey, al Señor Jesucristo, reconociendo Su perfecto control sobre nuestra vida; reconociéndolo como nuestro Amo, Dueño y Señor; como el Supremo Gobernante en todas las cosas, entonces de Él brotará y se desprenderá un tipo de poder o influencia que vendrá a la vida del creyente, y que le llevará a vivir una vida de dominio o gobierno sobre todo aquello que es un obstáculo o un impedimento para avanzar rumbo a la perfección en la

Estatura del Señor Jesucristo, el Rey. El cantante en este caso crecerá en una naturaleza para reinar y gobernar sobre cualquier tipo de enemigo espiritual; adquirirá nuevos aspectos de dominio sobre el enemigo interno que es llamado: La vieja naturaleza o el viejo corazón; o todo tipo de enemigo externo, ya se trate del mundo o los ejércitos de Lucifer. Todo esto lo adquiere de manera espontánea y como efecto del cantarle al Rey. Veamos otro ejemplo: “Cantad a Jehová, vosotros sus santos” (Sal. 30:4) Jehová habla del Dios de la vida, de la existencia; del origen de todo aliento, soplo, vitalidad y respiración. Cantamos a Jehová pronunciando vez tras vez Su nombre; entonces ¿Qué va a suceder en la vida del creyente que canta?

Del ámbito o mundo espiritual invisible de Dios, se moverán y se desprenderán de Él elementos espirituales que se dirigirán al que canta y le otorgarán nuevos aspectos de vida, de existencia, de respiración, aliento y un nuevo Soplo de Dios. Mas tu sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.” (Jon. 2:6) Si nuestro canto exalta, levanta o pone en alto el nombre de Jehová, entonces la naturaleza de vida, de existencia, respiración y nuevo aliento, de manera espontanea sacará de la sepultura o de la muerte.

Sacaste: Hebreo: alá. y Significa: Ascender, alzar, crecer, elevar, enaltecer, encender, ensanchar, escalar, exaltar, levantar, realzar, sobrepasar, subir, trepar. Da la idea de: subir u ofrecer un holocausto u ofrenda.

Sepultura: Hebreo: Shakjat. Y Significa: Pozo, abismo, trampa, destrucción, corrupción, sepulcro, hoyo, matar, destrucción, enloquecer, estropear, ruina, podrir.

No importa qué tipo de muerte estemos experimentando, no importa si ya apestamos y estamos bien muertos; no importa si estamos en completa ruina y descomposición. ¿Estamos en el abismo o pozo Shakjat? Los cantos con reverencia a Jehová, a la Existencia y Vida sacarán y levantarán de la sepultura o del hoyo. ¡Son poderosos los cantos!! Otro principio en relación al cantar: “…y el cantico del cordero…”. (Ap. 15:3)

Cordero: Hebreo: say. Significa: Un cordero, pequeño, chico, menudo, diminuto, insignificante, humilde, bajo de estatura, menor.

El cordero habla de humildad y dependencia; habla de una criatura limpia e inofensiva. Cuando entonamos nuestro canto al Cordero de Dios, al Señor Jesús humilde y dependiente de Su Padre…Si lo cantamos de una manera profunda y con respeto, entonces de Él como Cordero brotarán los elementos estimulantes que volverán al creyente cantador y afectarán su espíritu, alma y cuerpo. El creyente al cantar al Cordero, crecerá poco a poco en la naturaleza humilde que le llevará a expresar: Soy nada; tengo nada; puedo nada; sé nada, fuera de Ti oh Dios. Vivirá cada vez más una vida sin ostentaciones y prepotencia; inocente e inofensiva como la de un cordero. ¿Son poderosos los cantos? ¡Claro! Al dirigirlos a Dios se activan elementos y poderes sobrenaturales y divinos a favor del que los canta.

La abundancia y la grandeza como personas y como cristianos o en el ministerio se fundamenta al vivir delante de Dios en una condición pequeña, diminuta e insignificante como la de un cordero, entonces de manera espontanea Dios engrandece y exalta. Si se desea vivir una vida gigante como cristiano, ello se fundamenta primero sobre lo pequeño, humilde, insignificante, pequeño y menudo. Siendo el más pequeño entre los pequeños. Otro principio acerca de los cantos: “Canta y alégrate hija de Sion” (Zac. 2:10) “Verán a Dios en Sion” (Sal. 84:7)

Sión: Hebreo: Tsión. Significa: Seco, desértico, soleado, calcinado, nada, sin nada, hay nada, solitario, infructuoso, desamparar, sin interés.

La Escritura menciona que como hijas de Sión entonemos cantos a Dios, o en experiencias de ese lugar. ¿Cuál es la naturaleza de Sion?: Nada, solitario, infructuoso, desamparado, tiempos desérticos, como calcinados, tiempos de nada de cariño, de palabras tiernas atenciones y reconocimientos. Nada de salud, sin dinero, no elogios, solo ceros y más ceros. Además, nada de ganas de orar, ni estudiar la Palabra, pero dice la Escritura: “Canta y alégrate hija de Sión”. Porque entonces cuando lo hagas, me podrás ver; tendrás una nueva experiencia una nueva visión; serás vestido de Mi gloria en nuevos aspectos de tu vida”.

Entonces: Cantemos aun en medio de la nada, en medio de Sión. Hagámoslo aún cuando no sintamos hacerlo o sentirlo. Dios será fiel para dejarse ver: “Pero a media noche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios… entonces sobrevino de repente un gran terremoto…”. (Hech. 16:25-26) En un principio, o en un sentido los cantos generan liberación, claro, generan muchas otras cosas, pero en la Escritura siguiente menciona su poder de liberación; los cimientos de la cárcel se conmovieron, se sacudieron y entonces la puertas de la prisión se abrieron y Pablo y Silas fueron envueltos con liberación. “Con canticos de liberación me rodearas” (Sal. 32:7)

Canticos: Hebreo: ron. Significa: Canción, cantar, alegría, gozo, jubilo, regocijo, gritar. Grito de independencia: Ranán.

Liberación: Hebreo: Palet. Escape, escurrirse, librar, guardar, salvar, seguridad.

De acuerdo a este principio: ¿Qué generan los cantos o el cantar? ¿Qué van a ocasionar los cantos de gozo y alegría? Claro, ellos fundamentados en Dios. De manera espontanea. Ellos traen o generan una posición de seguridad, de tranquilidad. Es necesario que estemos conscientes del hecho de que Dios demanda la observancia de Sus reglas y mandatos en relación a lo que debemos hacer para ver que sus poderes y Su gloria se desaten y se muevan a favor del creyente. No tendremos los beneficios de la naturaleza liberadora si no obedecemos la Escritura. Si dice: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra” (Sal. 100:1) Entonces tenemos que obedecer y hacerlo, lo sintamos o no lo sintamos, solo tenemos que hacerlo y entonces veremos la salvación del Todopoderoso. Los cantos generan una puerta de escape, o de escurrirse del dominio de los adversarios y oponentes que se mueven en las tinieblas y buscan aprisionar, ligar, atar y encarcelar al creyente para limitarlo en su vida espiritual cristiana. ¿De qué necesitamos ser librados? Veamos:

· De peligros de muerte: (Prov. 24:11) Libra a los que son llevados a la muerte; Salva a los que están en peligro de muerte.

· De bocas de leones y de los cuernos de los búfalos. (Sal. 22:21) Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos.

· De hombres sanguinarios, feroces, vengativos e iracundos. (Sal. 59:2) Líbrame de los que cometen iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios.

· De perseguidores. (Sal. 7:1) Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame.

· De fuegos, pasiones y malos deseos. (Jud. 23) A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

· De las obras de la carne que batallan en el ser interno. (Gál. 5:19-21) 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

· De vientos, tempestades, y aguas que amenazan en hundirnos espiritual, emocional, sentimental y físicamente. (Mat. 14:30) Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo !Señor, sálvame!

Los cantos son una respuesta; generan elementos salvadores y libertadores que hacen escapar de todos estos tipos de condiciones opresivas. Todo esto es por medio del cantar con reverencia, fe y convicción plena de que Dios cumplirá Su propósito cada vez que obedezcamos Su Palabra: Por eso el salmista dice: 1Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. 2Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. (Sal. 05:1-2)

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