ARMADURA
ESPIRITUAL PARA UNA GUERRA ESPIRITUAL
(Ef. 6:12) “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Lamentablemente la mayoría de nosotros no tiene la menor idea
de cómo hacer frente a la lucha que se menciona en este pasaje, porque como
dice ahí, no es una lucha de carne y sangre, sino espiritual. La mayoría de los
creyentes están tan inclinados a lo terrenal (o tienen una mente carnal) que
nunca se dan cuenta de la fuente real de los ataques del enemigo. Culpan a las
circunstancias y a la gente y derrochan su energía combatiendo las condiciones
naturales en lugar de las causas sobrenaturales. Es hora de que despertemos a
la realidad de la guerra que se está librando en el ámbito celestial. Leamos
(Dan. 10.12-20) 12Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque
desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la
presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo
he venido. 13Mas el príncipe del reino de Persia se me
opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales
príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14He
venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días;
porque la visión es para esos días. 15Mientras me
decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
16Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis
labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí:
Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
17¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi
señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. 18Y
aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19y
me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y
mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me
has fortalecido. 20El me dijo: ¿Sabes por qué he
venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de
Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. En
este pasaje, se nos da una idea de ese conflicto. Vemos que Daniel había estado
ayunando y orando por 21 días, (vv.2-3) esperando alguna palabra del Señor.
Entonces, veintiún días después, un ángel se le apareció con la respuesta.
¿Por
qué se tardó tanto tiempo? Porque estaba luchando contra el enemigo en las
regiones celestes. A algunas personas esto las confunde. Dicen: ¿Demonios peleando en el cielo? Yo creía que
Dios reinaba en el cielo. Lo que no entienden es que la Biblia
enseña que hay tres cielos: 1º El cielo donde mora Dios. 2º El cielo estelar:
el espacio exterior. Y 3º El cielo que rodea la tierra: la atmósfera alrededor
de este planeta. El último cielo es donde la guerra espiritual se lleva a cabo.
Por eso en (Ef. 2:2) en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la
corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. A Satanás se le llama el príncipe de la
potestad del aire. El aire es donde los espíritus malos operan. De allí tratan
de gobernar las naciones que les han sido asignadas; y lo harán, a menos que
las oraciones del pueblo de Dios no les permitan hacerlo. Dios tiene un ejército
en marcha en esta tierra. Si nos unimos, podremos impedir que las huestes de
maldad en los lugares celestes gobiernen nuestra nación. Ha llegado la hora de
que oremos. Por lo tanto, póngase toda la armadura y tome su lugar en las filas
de los fieles para interceder por nuestro país y por las naciones del mundo.
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