martes, 24 de enero de 2012

CAPSULAS DEVOCIONALES


HAGA SU PROPIA ORACION
(Stgo. 5:13) ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. La palabra griega que se traduce “afligido” no significa que sea resultado de la enfermedad, sino que quiere decir “atribulado”. Si usted tiene tribulaciones, debe orar; eso es lo que la Palabra dice. Observe que no dice que es su pastor o sus amigos los que deben orar, sino usted. Por lo general, buscamos la manera más fácil de solucionar nuestros problemas al pedirle a otros que oren por nosotros. No hay nada malo en eso, pero nunca llegará a la victoria total en su vida hasta que empiece a hacerlo usted mismo.
Si alguno en su matrimonio, en su hogar, tiene alguna tribulación, los afectados deben orar y ayunar, por lo menos 24 horas, y verán el resultado. En nuestras iglesias debemos dejar de enseñar a los miembros que pidan a otros orar por ellos, y enseñarles a que oren por sí mismos. Si yo oro para que Dios le resuelva un problema, quizá disfrute del éxito por un tiempo, pero luego vendrá otro problema porque estará cometiendo los mismos errores. Pero si se dedica a hacer esa oración y a escudriñar las cosas del Espíritu, recibirá respuestas permanentes y podrá hacer los cambios en su vida para evitar que esos problemas vuelvan a surgir.
Si ha recibido a Jesús como su Señor, tiene acceso al trono del Dios Altísimo. Él tiene todas las soluciones para todo problema que pueda tener, sólo está esperando que se acerque a Él para darle la respuesta. Quizá le tome algún tiempo a solas con Él para poder oírle, pero nunca quedará decepcionado. No dependa de otros para que hagan la oración que a usted le corresponde hacer. Acérquese al trono de Dios hoy mismo.

SIN RECELO DE SER IMITADO
            (1ª Cor. 11:1) Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Un hombre estaba caminando por la nieve honda cuando oyó la voz de su hijo mayor: “Voy a seguir el camino del papá” Estaba intentando seguir las marcas dejadas por el padre y sus dos hermanos más jóvenes hacían el mismo. El padre fue para casa y, por la noche, buscó a Dios en oración, reflexionando: “Si yo guío a mis hijos aquí, quiero guiarlos también para el Cielo.”
¿Hasta qué punto tenemos la conciencia que somos una referencia para nuestros hijos? ¿Hemos estado listos para ser una bendición en sus vidas? ¿Hemos intentado no decepcionarlos, siendo motivo de vergüenza para nuestro Señor Jesucristo? Cuando actuamos con indiferencia a las cosas de Dios, podremos lamentarnos en el porvenir de  que nuestros hijos aprenderán de nosotros. Cuando somos negligentes en la obra del Señor, mostramos a nuestros hijos que pueden hacer lo mismo. Cuando mentimos y somos infieles, nuestros hijos crecen sin el compromiso de una vida pura y verdadera. Y, cuando despertemos y percibamos qué nuestros seres queridos andan por caminos malos, solo nos quedará llorar y reconocer que la culpa es, casi toda, nuestra.
Si queremos ver nuestros hijos arando siempre el camino del bien, entonces, cuidemos para que aprendan eso a través de nuestras actitudes. Si queremos que jamás se desvíen de la verdad, no permitamos que nos vean engañando y mintiendo. Si anhelamos verlos exitosos, respetados, admirados por todos, entonces  fuguemos de la falsedad, de los caminos tortuosos, de las tinieblas escondidas atrás de las trampas coloreadas y brillantes de este mundo. Nuestra vida victoriosa los inspirará a seguir caminos idénticos. ¡Usted se alegrará al saber qué sus hijos lo imitan!

CENTRATE EN LO IMPORTANTE
            (Heb. 11:27) Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Cuando tienes un sueño, debes estar dispuesto a dejar ciertas cosas. Tendrás que descartar lo superfluo y ceñirte a lo que es fundamental. En palabras de John Maxwell: “Muchos hacen lo contrario; en lugar de centrarse en su sueño y dejar de lado cosas secundarias, quieren tener a su disposición todas las posibilidades. Al hacer eso, enfrentan muchos más problemas, porque es difícil tomar decisiones en medio de tantas alternativas. Al principio es divertido contar con tantas posibilidades, pero a medida que pasa el tiempo, te darás cuenta de que no puedes progresar porque derrochan demasiado tiempo guardando todas las opciones en lugar de avanzar… Cuando gastas tu tiempo y tus energías en lo que de verdad puede marcar la diferencia… las tareas que en principio no eran emocionantes ni gratificantes, adquieren un valor decisivo. Y cada actividad llega a ser una pieza esencial del gran rompecabezas.”
Cuando Dios te da una visión, no te enseña todo el panorama de golpe; lo hace poco a poco para que no te agobies. Así lo hizo con Moisés, por ejemplo, cuando le mostró su plan para libertar a Israel; Moisés tuvo que esperar a que le fuera revelado cada episodio por separado. Por fe salió de Egipto. Por fe, celebraron la Pascua para que el enemigo no destruyera a los primogénitos de Israel. Por fe los israelitas cruzaron el Mar Rojo y sus enemigos se ahogaron mientras los perseguían. Por fe condujo a los israelitas durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto hasta que vio de lejos la Tierra Prometida, siendo ya un hombre anciano. ¿Qué le motivó a Moisés a seguir adelante, aun después de saber que él nunca entraría en la Tierra Prometida? Sencillamente esto: “…Se mantuvo firme, como si estuviera viendo al Invisible, a Dios, caminar a su lado” (Heb. Cap.11)



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