jueves, 23 de febrero de 2012

DE GRACIA RECIBÍ DE GRACIA DOY:


¡DA UN PASO DE FE Y HAZLO!
(2ª Cor. 5:7) (Porque por fe andamos, no por vista) ¡Dios puede usarte! No es algo que no sepas, pero se te olvida a veces y necesitas que se te recuerde. En efecto, el mismo Dios que se manifestó en Moisés, Ester, Débora y Pablo hoy en día trabaja con gente imperfecta como tú. Puede darte victoria en lugar de derrota y convertir la humillación del año pasado en la celebración de este año. Todos los héroes de la Biblia tenían una cosa en común: eran personas normales y corrientes que se arriesgaron en obediencia a Dios, creyeron en Él y acabaron logrando grandes hazañas. ¿Puedes imaginarte ser el sucesor de Moisés? Dios lo había usado para secar el Mar Rojo, aniquilar al ejército de los egipcios, recibir los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí y alimentar a millones de Israelitas a diario en el desierto. ¿Cómo puedes sustituir a alguien así? Seguro que Josué se sintió atemorizado. Pero Dios le animó y le dio confianza: “Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con Moisés, estaré contigo.” (Jos. 1:5) Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Una vez que Josué escuchó esas palabras, tuvo la confianza necesaria para continuar la obra que Moisés había comenzado. La Biblia dice: “Por fe andamos, no por vista” Al enemigo no le importa que hables palabras de fe, mientras no des pasos de fe. Así que confía en Dios. Cuando te pide algo, hay motivos para ello. Pero Él te dará la fortaleza y los recursos para hacerlo. ¿Qué te está pidiendo Dios? ¡Da un paso de fe y hazlo!
HIJOS INDISCIPLINADOS
(Prov. 12:1)  El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante. El hombre lleva en su interior una fuerza que lo empuja hacia abajo, al nivel del bruto, sólo la colaboración divina y el amor de otros (aunque muy pocas veces bien recibida) unida a una actitud humilde (aunque mortificada e ingrata) puede salvaguardar y elevar el nivel humano. Queridos hermanos, mis débiles amigos, todos somos falibles, aunque no lo reconozcamos totalmente, la verdad única es que nos bastamos a nosotros mismos para enmendarnos: “Ni se puede enderezar lo torcido, ni se puede contar la que falta” (Ecl. 1:15) Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. “Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo” (Prov. 30:2-3) 2Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.  3Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.
Si neciamente nos negamos a admitir corrección seguiremos en picada muy próximos al nivel del ordinario. Cada vez que un joven inexperto es corregido pueden darse dos tipos de respuesta: La respuesta arrogante del insolente que no admite corrección, está lleno de insultos, excusas, pleito, terquedad. Nunca le enseñaron de manera sabia a amar la disciplina. La respuesta atenta del prudente que fue enseñado a amar la corrección, su madre supo dar un amor maduro. “No corregir al hijo es no quererlo, amarlo es disciplinarlo” (Prov. 13:24) El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. Podemos medir nuestro nivel de bestialidad muy fácilmente. ¿Si al oír una reprimenda, una corrección justa y coherente sientes a la rebelde necedad darle la contra a todo y a todos? ¡Ojo! ¡No es la bilirrubina la que se te está subiendo! La bilis está haciendo que la fiebre te vuelva a inflamar, la irracionalidad lucha para que no salgas del nivel alicaído de bestialidad. Pero si la corrección te alegra los sentidos, si ella te hace ver las cosas con lente de aumento, si esta aclaración te refresca y anima ¡gózate! Pues amar la disciplina hace enderezar lo torcido. “La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige” (Prov. 22:15) La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él. Anímate hermano, yo he sido corregido con esta meditación, me cuesta tanto ser sometido, hasta mi tiempo a solas con Dios se quiere volver excusa para no atender la reprensión de mis mayores en la fe. Ya no soy el jovencito del ayer, pero sigo haciendo pataletas cada vez que alguien quiere ver mis errores e ignorar mis “virtudes”, espero que esta palabra y testimonio te ayuden a salir del nivel de inmadurez y brutalidad en la que el diablo y nuestra terquedad nos quieren sumergir. Aprendamos a enamorarnos de la disciplina, hasta los “maduros” podemos seguir aprendiendo, hasta los conocedores necesitan ser rectificados.

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