lunes, 20 de febrero de 2012

EL SEÑOR ME FORTALECE:


¿MANCHADO POR EL PECADO O LAVADO EN LA SANGRE?
(Heb. 10:16-17) 16Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. La Biblia nos dice que bajo la ley levítica, un animal tenía que ser ofrecido cada año para expiar los pecados del pueblo. La palabra expiar significa “borrar las culpas”, y aparece muchas veces en el A. T. Pero quiero contarle algo emocionante: esa palabra no aparece en el N. T. La palabra griega que se usa para describir lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz es una palabra diferente. Su significado va más allá de “borrar las culpas”, significa también perdonar y olvidarse completamente de algo. ¿Sabe usted qué quiere decir eso? Significa que el pecado ya dejó de ser un problema: ¡Jesús lo solucionó! Cuando usted lo recibió como su Señor, Él no sólo borró sus pecados, sino que lo reconcilió con Dios e hizo de usted una criatura nueva, por el Espíritu de Dios, como si el pecado nunca hubiera existido.
Pero si usted es como la mayoría de creyentes, entonces no ha llegado a conocer esa maravillosa verdad. Usted está atrapado en lo que yo llamo conciencia de pecado, es decir, sigue viéndose a sí mismo manchado por el pecado en vez de lavado en la sangre. “Bueno, después de todo, hermano, sólo soy un pecador que ha sido salvo por gracia”. No, ya no lo es. Usted era pecador, pero la gracia le transformó para siempre en la misma justicia de Dios. Ahora usted es hechura de Dios, creado en Cristo Jesús. En lo que a Dios se refiere, su vida pasada ya no existe, murió en la cruz. Medite constantemente en esa verdad hasta que invada su conciencia y usted pueda hacer una realidad la libertad con que Cristo le hizo libre del pecado. Reciba la justicia que solamente el Cordero de Dios puede darle.
¡HAY DE LOS AÑOS MOSOS!
(Sal. 71:18, 21) 18Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir, 21Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme. “aun en la vejez,  aumentarás mi grandeza y volverás a consolarme” ¿Cuándo empiezan los años dorados? ¿Con las primeras canas? ¿Cuando alguien te dice que le recuerdas a su padre en lugar de a su hermano? Si todavía puedes dormir, sueña; si puedes trabajar, haz planes. Embárcate en nuevos proyectos, haz nuevos amigos, aprende nuevas destrezas, atrévete con un nuevo ministerio, haz un pequeño viaje misionero, participa como voluntario en una buena causa. Tus años dorados deben ser invertidos, no desperdiciados. Para Dios no existe la “brecha generacional”. “Entonces la virgen danzará alegremente, junto con los jóvenes y los viejos” (Jer. 31:13) Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.
 Dijo el salmista: “Aún en la vejez, Aumentarás mi grandeza y volverás a consolarme” (arriba). Se dice que los jóvenes no están interesados en los mayores. ¡Es mentira! Los jóvenes buscan a personas con sabiduría y experiencia. Confían en ellos para consejo y guía; y tú puedes ser tal persona. No seas como aquel viejo que decía: “Es fácil saber cuándo se ha perdido la juventud porque el lema que tenías de “levántate y vete” se ha levantado y se ha ido” Pues bien, sigue tras él y atrápalo de nuevo. Caleb subió montañas y mató gigantes siendo ya muy mayor. ¡Y el Dios de Caleb es también tu Dios! Con ciento veinte años, los ojos de Moisés no se habían oscurecido ni su vigor había disminuido. (Deut. 34:7)  Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor. ¡El Dios de Moisés es tu Dios! Con setenta años el apóstol Pablo anunció: “Estoy dispuesto a ir a Roma para anunciaros el evangelio de Dios” (Rom. 1:15) Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. ¡El mismo Dios de Pablo es tu Dios! Mantén la antorcha encendida y luego pásala al siguiente corredor antes de partir.

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