BIENVENIDO A LA
LIGAPROFESIONAL
(Mat. 5:11-12) 11Bienaventurados
sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal
contra vosotros, mintiendo. 12Gozaos y alegraos, porque
vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Cuando sufra persecución, no se ponga a lamentarse y a
quejarse. No pierda su tiempo sintiendo lástima de sí mismo. A pesar de lo que
pueda pensar, esa persecución no ha venido porque el diablo encuentra placer en
fastidiarle. Viene porque usted ha llegado a ser una amenaza para él. Viene
porque ha puesto la Palabra en su corazón, y él sabe que si no consigue
sacarla, usted va a ocasionarle más problemas de los que él puede manejar. Por
eso, ¡regocíjese! La persecución significa que usted ha llegado a la liga
profesional. Significa que el diablo lo toma tan seriamente que envía a los
mejores jugadores para ponerle fuera del juego. Los jugadores que llegan al
evento final no buscan alguna manera de evitarlo. Ellos no dicen: “Caramba, ojalá no tuviera que estar en ese partido
final; esos tipos son los jugadores más grandes y rudos del país. Tal vez me
enferme y no tenga que jugar”. ¡No! Ellos saborean la oportunidad.
“Voy a enfrentarlos, dicen. “He luchado toda mi vida
para llegar aquí, y ahora voy a probar que soy el mejor” Así
debería ser cuando el diablo lo reta. Usted debe aceptar ese reto con gozo,
sabiendo que va a salir victorioso. Después de todo, nuestro Dios es Todopoderoso
para sacarlo adelante. Él nunca se detiene y se pregunta si tiene los recursos
necesarios para solucionar las dificultades que usted enfrenta. Él sabe que
puede destruir lo que el diablo envíe contra de usted. “Así es que, cuando la
persecución venga, confíe en Dios y regocíjese de saber que usted ha llegado a
la liga profesional”
CONFIANDO EN El GPS DE DIOS
(1ª Jn. 2:27)
“Pero
la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced
en él.” Salimos de vacaciones con la familia y como siempre
hacemos, Ester cargó en el auto su libro de mapas. Cada que podemos siempre es
nuestro guía fiel, en cada lugar que vamos sin conocer. Lo más que hemos caminado son
unos seis mil Km. De ida y vuelta con esta guía y nunca nos falló, siempre iba
con nosotros, aunque nos perdiera. Pero como la tecnología avanza, compramos un GPS y
nos lo configuró un amigo justo antes de salir de casa. Viajábamos a Chiapas, a
muchos lugares, y la lógica decía que teníamos que tomar la ruta 7. Así que
emprendimos nuestro viaje de vacaciones con esa consigna. Prendimos el GPS y
le marcamos el destino final de nuestro viaje. En un momento, nos indica una
salida a la derecha. Nos recomendaba tomar otra ruta. Como se puso muy
insistente, nos desviamos para donde nos recomendaba el aparato. Pero detuvimos
el auto y nos fijamos en el cuaderno de mapas. Después de estudiarlo un poco
(en realidad Ester miraba porque es la que más entiende), caímos en la cuenta
que lo que el GPS nos decía era la mejor opción. Nuestra elección
para la ruta nos hubiera obligado a hacer 300 kilómetros de más. Pero el
pequeño aparato nos guiaba a un camino más corto y mejor. Cuando retomamos el
viaje, Ester me dice “este va a ser tu nueva confianza”¡Con que facilidad
nos aferramos a nuestros pensamientos o intenciones desvalorizando a los que
realmente saben! No confiábamos en el GPS, pero tenía razón. Aunque
nos indicaba un camino que nosotros no conocíamos, y no sabíamos a donde nos
iba a llevar, su consejo era el más seguro. Tenemos dentro de nosotros al
Espíritu Santo, que cumple la misma función. Es Dios mismo viviendo dentro de
nosotros que nos indica qué camino tomar, y cuál es la diferencia entre lo
correcto y lo incorrecto. El nos enseña todas las cosas y su enseñanza es
Verdadera. Su camino siempre es el mejor. Pero muchas veces, elegimos seguir
por el camino que a nosotros nos parece mejor. Y eso nos desvía del objetivo,
nos retrasa, nos cansa y a veces, hasta nos hace perder. Recuerde: “El
Espíritu Santo es tu GPS. Confíale”
LA BIBLIA Y LA VEJEZ
(Sal. 71:9) No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no
me desampares. Muchas veces hacemos chistes respecto a hacerse
mayores, y decimos cosas como: “Tengo treinta y nueve años y
aquí me planto” indicando que
no queremos llegar a los cuarenta y ser considerados como “viejos”. Mientras albergues un sueño en tu
corazón, nunca serás viejo. Dijo el salmista: (Sal. 37:25) Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo
desamparado, Ni su
descendencia que mendigue pan. Lo que más nos asusta de envejecer es acabar solos,
necesitados o ser un estorbo para otros. Al encarecerse la vida y reducirse las
pensiones, es maravilloso poder decir como dijo Pablo (Fil. 4:19) Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Tus años dorados pueden ser los
mejores porque podrás hacer todas esas cosas que siempre quisiste pero para las
que no tuviste tiempo.
“Quisiera tener más tiempo para la leer” Pues ahora puedes. “Quisiera pasar más tiempo en
oración” Ahora es el momento. Y otras muchas
cosas de las que podrás disfrutar ahora: viajar, ministrar en la obra de Dios,
pasar tiempo con los nietos, dedicarte a tus aficiones, visitar a los amigos. (Job 5:26) Vendrás en la vejez a la
sepultura, Como la gavilla
de trigo que se recoge a su tiempo. Esto habla de llegar con vigor a la sepultura. (Jue. 8:32) Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el
sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas. Habla de la “buena vejez”. Génesis 25, menciona a hombres y mujeres
“llenos de años”. Puedes morir así: ¡lleno de
años! La
palabra “lleno” significa repleto hasta rebosar. ¿No es
fantástico? Si eres una persona mayor, Dios tiene una palabra para ti hoy: (Is. 46:4) Y hasta la vejez yo mismo, y
hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré. Había un anuncio publicitario de
una marca de café que decía: “Bueno hasta
la última gota.” ¡Que sea ése, el lema de tu vida!
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