lunes, 20 de febrero de 2012

UN NUTRIENTE MAS:


LA VERDADERA FUERZA
(Neh. 8:10) Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. El gozo no es una sensación de felicidad que se supone que usted tenga cuando las cosas marchan bien. Es mucho más que eso. El gozo es una de las fuerzas espirituales más poderosas del mundo. Lea con atención lo que dice (Neh. 8:10) y le mostraré por qué. Si hiciéramos un diagrama de este versículo y quitáramos las palabras “de Jehová”, encontraríamos que en realidad está diciendo que el gozo es fortaleza. Las dos cosas son intercambiables, y por esa razón el gozo es tan importante. No se puede vivir una vida de fe sin ser fuerte en el Señor, y cuando Dios quiere fortalecernos, utiliza el gozo para hacerlo. El gozo no es un estado anímico pasajero ni es sólo un estado mental, sino también una fuerza verdadera, y no hay nada que el diablo pueda hacer contra él. Así como el temor tiene que ceder a la fe, el desaliento tiene que ceder al gozo. Como parte del fruto del Espíritu Santo, el gozo ya está en usted. Pero si desea aprovechar el poder del gozo, es necesario que lo cultive, lo confiese y lo ponga en práctica. No importa la situación por la que esté pasando, usted puede hacerlo lleno de gozo y fortalecido en el Señor. Usted puede recurrir al poder del Espíritu Santo dentro de usted y salir adelante.
¡Regocíjese!
LOS AÑOS DORADOS
(Is. 46:4) Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré. Envejecer con gracia debería ser una de tus metas en la vida. No debe asustarte hacerte mayor, ni tratar de disfrazar el desasosiego que eso te produce y querer ocultar tu ansiedad. Se dice que una señora fue a comprar un sombrero. Cuando se probó uno, su amiga le dijo: “Ese sombrero te hace diez años más joven” La primera se lo quitó inmediatamente y lo devolvió a la estantería diciendo: “No lo quiero. Odio la idea de parecer diez años mayor cada vez que me lo quito” Tal vez la “Madre Naturaleza” y el “Padre Tiempo” te hayan traído dolores de espalda, calvicie y gafas bifocales, pero no tienes por qué vivir ni pensar como un viejo. En lugar de intentar añadir años a tu vida, intenta añadir vida a tus años. En lugar de lamentar el hecho de que te estás haciendo mayor, piensa cómo te lamentarías si se te hubiera negado ese privilegio.
Cuando le preguntaron al antiguo presidente de los EE.UU., Dwight D. Eisenhower, cómo se sentía al cumplir ochenta años, éste respondió: “Pues es mucho mejor que la alternativa” Si todavía estás vivo, Dios te ha preservado la vida por un motivo. Descubre cuál es y luego dedica todos los días y todas las energías que te quedan en ello. Se puede ser “viejo” a los veinticinco y “joven” a los ochenta y cinco. Sólo eres mayor cuando te sientes así, o cuando piensas que ya no tienes nada más que aprender, o te dices: “Soy demasiado viejo para eso”; o no esperas nada del día de mañana; o no te interesas en lo que hacen los jóvenes; o prefieres hablar que escuchar; o te aferras al pasado, convencido de que fue mucho mejor que el presente.
NO DUDES DE TI MISMO
(Ef. 6:10) Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. “Fortaleceos en el señor” No te sorprendas cuando Dios te pida que, des un paso de fe y hagas algo para lo que no te sientes apto. Así es como suele operar el Señor; y lo hace para que te apoyes más en Él y menos en ti mismo. ¿Quiere decir eso que no te vas a equivocar nunca? No, pues seguro que en algún momento errarás. Pero en lugar de desanimarte, verás tus fallos como parte del aprendizaje y ellos te ayudarán a alcanzar cosas mayores. Solemos considerar una tarea y pensar: “Yo nunca voy a poder cumplirla” El problema con tal planteamiento es que estás mirando por el lado equivocado del telescopio; te estás mirando a ti mismo en lugar de a Dios. Cuando Dios le llamó a Josué para que fuera el sucesor de Moisés, le prometió: “Como estuve con Moisés, estaré contigo” (Jos. 1:5) Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Así pues, si Dios promete estar contigo, y es verdad que Él te acompaña, eso es todo lo que necesitas. Su fortaleza se manifiesta en tu debilidad (2ª Cor. 12:9) Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.  Podrás extraer cualquier característica que te falte en el ámbito natural de la cuenta que tienes en el ámbito espiritual. “Fortaleceos en el Señor, recibirás poder en tu unión con Él, y en el poder de su fuerza, esa fuerza que provee el Todopoderoso” (Ef. 6:10) Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. ¿De qué clase de fuerza hablamos? ¡De una sin límites! ¿Y de dónde la obtienes? De la fuente original: ¡Dios! Al trabajar con Él, estarás equipado y lleno de poder, así que no te tengas en poco. Armado con su fortaleza, tienes muchas más capacidades de lo que crees y podrás hacer muchas más cosas de las que has hecho hasta ahora. Por lo tanto, deposita tu confianza en Dios y deja de dudar de ti mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario