LA VIEJA VA, LA
NUEVA VIENE
(1ª Cor. 5:17) dice: “De modo que
si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas” Cuando una oruga es transformada en una
mariposa, se vuelve una criatura totalmente nueva. Una metamorfosis acontece.
Así, si alguien está en Cristo, es una nueva criatura. ¡La vieja se fue, la
nueva vino!
De aquí algunos
días el nuevo año estará llegando. El viejo se despide y el nuevo se presenta.
Pero, más importante que el año que es cambiado, es nuestra vieja vida que
necesita ir y dar lugar a una nueva vida en Cristo, transformada, renovada,
edificada, bendita.
Cuando decimos
que estamos en el Señor y nada mostramos que testifique nuestras palabras,
estamos engañando a nuestros amigos y principalmente a nosotros mismos. Jamás
engañamos a Dios, que todo sabe, todo ve, todo conoce. Es el Señor y
necesitamos ser verdaderos en nuestra relación con Él. Un objeto que está
defectuoso en nuestras casas, puede ser arreglado. Volverá a funcionar, pero,
nunca será un objeto nuevo. Será siempre un viejo objeto, aun cuando vuelva a
funcionar.
La vida
cristiana tiene que ser nueva. No puede traer las ranuras del pasado, las
veredas rotas del pasado, los rincones sucios o sin brillo de lo pasado, el
color desteñido de lo pasado, la apariencia débil de lo pasado. Nuestras vidas
necesitan ser completamente nuevas. Deben tener brillo y pureza, deben tener
una apariencia que agrade a nuestro Señor. Deben actuar de manera diferente de
la forma antigua. Aprovechemos ese final de año para despedir nuestra vieja
naturaleza y convidar una nueva, bonita, Santa, agradable, para hacer parte de
nuestros días con Dios. Deje a Jesús entrar en su corazón y la metamorfosis
será ¡inmediata!
No hay comentarios:
Publicar un comentario