domingo, 4 de diciembre de 2011

SE UN BUEN MAESTRO

EL HOMBRE COMO MAESTRO

Cuando un hombre le enseña a su familia la palabra de Dios y los caminos de Dios, Él atrae sobre sí la confianza de Dios y la comunión con Dios.

El hombre como maestro: Hemos visto que Dios le dio a Adán instrucciones específicas con relación a la manera en que la raza humana debería vivir y trabajar en el Jardín del Edén, y también, que Dios hizo a Adán responsable de comunicarle a Eva todo aquello que él había sido enseñado. De esta manera, Dios estableció los precedentes para que el hombre sea el principal maestro de la familia. Algunos hombres creen que, debido a que tienen la responsabilidad de enseñar, ellos son más inteligentes que las mujeres. Si esto fuera cosa de inteligencia, muchas mujeres nos hubieran hecho a un lado, ¡hombres! El hecho de ser un maestro no significa que tú eres más inteligente, lo único que significa es que tu propósito es comunicarle la Palabra de Dios y la voluntad de Dios a tu familia.

Creados para enseñar: El hombre fue creado para ser el líder espiritual y el maestro de su familia. La Biblia dice que si una esposa tiene una pregunta acerca de algún asunto espiritual en la iglesia, que ella debe ir y preguntarle a su esposo acerca de esto cuando lleguen a casa (1ª Cor. 14:35) Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. ¿Por qué? Porque él está destinado a conocer la Palabra de Dios. Pero muchas mujeres saben más de la Palabra de Dios que los hombres. ¿Cómo puede un hombre ser maestro si él no conoce las lecciones? (Ef. 6:4) “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor”. Muy frecuentemente, los padres dejan esta responsabilidad sólo en manos de las mamás. Esto se hace especialmente difícil para las mujeres cuando los hijos llegan a la edad en donde ellos ya no quieren someterse a la autoridad. Los hombres necesitan poner un ejemplo espiritual muy fuerte para sus hijos, especialmente en esa edad tan difícil de sus vidas.

Diseñados para enseñar: Tal y como era el caso con las responsabilidades del hombre de ser visionario y líder, también ha sido diseñado con la capacidad para cumplir con su propósito de enseñar. La enseñanza se encuentra innata en la naturaleza del hombre. Un maestro es alguien que siempre te va a estar diciendo cómo hacer las cosas. Algunas veces esto les parece a las mujeres como si los hombres les estuvieran diciendo lo que tienen que hacer todo el tiempo. Supongamos que un esposo llega a casa después de trabajar, y nota que la cocina está en un desorden total. Él le dice a su mujer que existe una manera más eficiente de organizar la cocina, y se sorprende cuando ella le dice, “¿Quién te crees que eres? Yo he estado de esclava en la casa, limpiando todo y cuidando de los niños todo el día, ¿y ahora tú quieres decirme cómo es que tengo que organizar mi cocina?” Pero esta es su naturaleza. Estoy hablando de la tendencia que tienen los hombres para enseñar, pero en este momento no estoy hablando de la manera como ellos deberían comunicar su información. ¿Por qué es que un hombre siempre quiere corregir todas las cosas? Un maestro siempre desea participar. El quiere sentir como que es responsable del progreso o avance de “su clase”. Por lo tanto, él da instrucciones, consejos y advertencias.

Ahora bien, su consejo tal vez no sea nada bueno, pero aun así, él quiere darlo. Lo que su esposa puede hacer en esta circunstancia en particular es asentir con su cabeza y decir con sinceridad: “Gracias por tu sugerencia” y entonces, ir y hacer las cosas en la forma como a ella le parece mejor. Muy a menudo, él solo necesita sentir que es escuchado y que sus sugerencias son apreciadas. Una de las mejores cosas que una mujer puede decirle a un hombre es “Dime más de esto”. Anímenlo. Cuando tú rechazas su don de enseñanza, tú estás frustrando su misma naturaleza. Lo que él necesita es crecer en la cualidad que es su enseñanza. Esto es parte de lo que una esposa puede hacer para mostrar respeto a su marido.

La enseñanza atrae la confianza de Dios. Abraham fue el primer hombre a quien Dios llamó Su amigo (Is. 41:8) Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. ¿Por qué le agradó Abraham a Dios? Encontramos la respuesta en (Gén. 18:17-21) 17Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. 20Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré.

En los versículos (20-21), Dios indicó que Él iba a destruir Sodoma y Gomorra debido a la maldad de ellos. Justo antes de esto, Dios dice, “¿Ocultaré a Abraham lo que voy a hacer?” (17). Dios continuó, diciendo que haría de Abraham una nación poderosa (18-19) A Dios le agradó Abraham por la misma razón por la que Él lo escogió: Dios conocía el carácter de Abraham. ¿Qué era lo que conocía de él? “Porque yo lo he escogido para que mande a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Señor, haciendo justicia y juicio, para que el Señor cumpla en Abraham todo lo que Él ha dicho acerca de él” (18-19). Dios estaba diciendo: Me agrada Abraham porque Yo puedo confiar en él”. Yo sé que puedo confiar en él porque su hogar está en orden. Yo no voy a tener secretos para él. Dios no dice que le agradó Abraham porque hablaba en lenguas o porque hacía milagros o porque oraba mucho. Dios no dice que le agradaba Abraham porque él era un famoso predicador, o un famoso maestro, o un famoso evangelista. Dios dijo: “Me agrada Abraham porque él le va a enseñar a su esposa, a su familia y a toda su casa la Palabra de Dios”

Conociendo la Palabra: Si un hombre no tiene el conocimiento y la capacidad para enseñar a una mujer la Palabra de Dios, entonces, él no está verdaderamente preparado para el matrimonio. El hecho de haber pasado el período de la pubertad no hace que estés listo para el matrimonio. El hecho de tener un trabajo o un título universitario no hace que estés listo para el matrimonio tampoco. Estoy hablando acerca de los requisitos de Dios. En cuanto a Dios le toca, tú sólo estás listo para el matrimonio cuando tú eres capaz de enseñar a tu familia Su Palabra. Si tú ya estás casado pero no conoces la Palabra de Dios, tú deberías considerar como tu prioridad principal el hecho de estudiar la Biblia y de obtener conocimiento de la Palabra de Dios. Tú deberías ir a una iglesia donde puedas estudiar las Escrituras, para que puedas saber lo que Dios te ha ordenado hacer como hombre. Tú no puedes enseñar aquello que tú no conoces.

¿Cómo puedes enseñarle a tu familia la Palabra de Dios si lo único que haces es ver programas de televisión, o el programa de Sobreviviente o los juegos de pelota? ¿Cómo puedes enseñarle a tu familia la Palabra de Dios si lo único que lees es Superman y Los Cuatro Fantásticos o la revista Times y la revista Newsweek? ¿Cómo puedes enseñarle a tu familia la Palabra de Dios si tú no te has tomado ningún tiempo para aprenderla? Hay hombres que saben más acerca de deportes que de la Biblia. Ellos pueden nombrar cada equipo de béisbol, quiénes juegan en ellos y decirte quién está pichando la seria completa, pero ellos no saben nada de la Palabra de Dios. Ellos pueden enseñar a sus hijos cómo jugar fútbol soccer, pero ellos no saben cómo enseñarles a vivir de una manera santificada. Alguien podría decir: “La Biblia es una cosa, pero lo que yo le estoy enseñando a mi muchacho es cómo ser un verdadero hombre” ¿Qué es lo que estás enseñando? Un joven me dijo cómo su padre le dijo un día: “Ven, te voy a enseñar cómo ser un verdadero hombre”. Su padre lo llevó al club y cantina donde solía ir, lo sentó en uno de los bancos, y le dijo a la camarera: “Da a este hombre una bebida bien cargada. Es tiempo de que él se convierta en todo un hombre. Ya tiene dieciséis años”. Él le dijo a su hijo: “Si tú puedes aguantar un buen trago de licor, tú eres un verdadero hombre”. Y mientras estaban sentados ahí, el apuntó a una muchacha que estaba cerca en una mesa de billar. Él dijo: “¿Ves esa muchacha? Un verdadero hombre sí sabe cómo manejar una muchacha como ésa”. Esta era la manera como un hijo estaba siendo enseñado cómo ser un hombre por su padre.

Algunos hombres piensan que les están enseñando a sus hijos cómo ser hombres por medio de llevarlos a ver juegos de pelota, donde ven a muchos hombres que luchan por un pedazo de pelota. Ellos dicen: “Eso es ser un hombre. Un hombre tira a otras personas al suelo, y los golpea hasta dejarlos medio muertos en un campo de pelota”. Tú no instruyas a tu hijo lo que significa ser un verdadero hombre por medio de enseñarle a beber licor o a jugar pelota. Se necesita ser un verdadero hombre para enseñarle a un muchacho la Palabra de Dios, para instruirlo en los valores y en los principios de la vida, los cuales van a seguir siendo válidos aun después de que se acabó el juego de pelota. Abraham fue un hombre que tomó en serio su responsabilidad como la cabeza de su hogar. Y el Señor dijo, “Yo conozco a Abraham”. Me pregunto: ¿Acaso Dios te conoce a ti? ¿Acaso Él puede decir de ti, “Yo sé que tú vas a enseñarle a tu familia la Palabra de Dios?” Si tú quieres que Dios te considere como Su amigo, entonces, tienes que convertirte en un maestro en tu propio hogar. Tú tienes que estar lleno de la Palabra de Dios para poder compartirla con tu familia. Hay muchos, muchos hombres que aún no entienden y no aprecian el valor que tiene la Palabra de Dios para ayudarlos a cumplir sus propósitos. Muchos hombres sólo llevan a su esposa a la iglesia y sólo mandan a sus hijos a la Escuela Dominical, porque ellos no quieren ser responsables del entrenamiento espiritual de ellos. Abraham sabía la Palabra de Dios, y la enseñaba. Y Dios dijo: “Yo no voy a esconder nada de Abraham”. ¿No te gustaría ser el tipo de hombre a quien Dios le dice: “Te voy a decir todos mis secretos”?

Un hombre que instruye su casa en las Escrituras siempre atrae a Dios. No importa qué tanto tú ores o vayas a la iglesia y cantes himnos, si tú no enseñas a tu casa los caminos de Dios, si tú no le das la importancia que merece a la Palabra de Dios en tu hogar por medio de convertirla en tu guía para vivir, entonces, Dios te ve como un hombre muy débil. ¿Acaso no sabías tú que hay predicadores que pueden predicarte tremendamente, pero que ni siquiera pueden sentarse civilizadamente a comer con su esposa? A Dios no le interesa tanto su predicación como la conducta que llevan en sus hogares. Hay personas que pueden predicar grandes discursos teológicos y que te pueden impresionar con todo el conocimiento de su cabeza. Pero Dios dice en (1ª Tim. 3:12), “Miren, si un hombre quiere ser líder en la iglesia, primero él tiene que tener su casa en orden”: Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Dios no mide tu habilidad de ser líder por medio de tus aptitudes académicas o religiosas. Él te mide por medio de tus calificaciones domésticas. Si tú cuidas de tus hijos, entonces, Dios dice, “Muy bien, ahora tú puedes ser líder de mi iglesia”. Si tú puedes administrar tu hogar, entonces tú puedes administrar la casa de Dios.

Cómo enseñar la Palabra de Dios a tu familia: En (Deut. 4:9) Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. Moisés les da las instrucciones de Dios a los líderes de los hogares, concerniente a la manera como ellos debían enseñar a sus familias la Palabra de Dios. Primero, él dijo: Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos (9). Dios les está diciendo a los hombres: “No apartes tus ojos de mis caminos. Asegúrate de atenderlos y obedecerlos primero” Entonces, “que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos”. ¿Por qué? Porque ustedes están supuestos a ser los maestros. No sólo le digas a tus hijos, “Hagan esto”, o “No hagan aquello”. Muéstrales cómo hacerlo. Observa tu vida y asegúrate de guardar la Palabra de Dios en tu vida.

Algunos hombres dicen una cosa, pero hacen otra. Por ejemplo, ellos tal vez les dicen a sus hijos que sean honestos, pero entonces, ellos llaman a su trabajo cuando no van a trabajar, diciendo que están enfermos, siendo que no lo están. Algunos padres les dicen a sus hijos: “El tabaco y los cigarros son muy malos para ti”, mientras que, al mismo tiempo, ellos están fumando cigarrillos. ¿Sabes tú lo que los niños ven cada vez que ven a un adulto fumando? Ellos ven un mundo de adultos, y entonces dicen: “Para ser un adulto, tú tienes que fumar” Los adultos refuerzan esta idea por medio de sus acciones. Dios nos dice que no hagamos esto a nuestros niños. La gente parece no entender que tú no puedes enseñar algo si no estás siendo un ejemplo en ti mismo. Un buen maestro es alguien que enseña con el ejemplo. “Que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos”. Yo quiero decirles algo aquí a los abuelos. Cuando tu hijo o tu hija te mandan a ese pequeño niño o niña para que lo cuides, ¿con qué lo mandas de regreso a casa? Algunos niños aprenden cosas desagradables de sus abuelos. Algunos padres encuentran que sus niños regresan a casa maldiciendo o contando chistes de adultos, y se preguntan de dónde los aprendieron. ¡Ellos los aprendieron del abuelo y de la abuela! Tus nietos deberían aprender de ti la Palabra de Dios. Cuando tus hijos te manden a tus nietos a visitarte, esos niños deberían regresar a casa sabiendo más de la Palabra de Dios. Dios está muy interesado en que los padres les enseñen a sus hijos. Él no dice aquí que tú mandes a tus hijos a la iglesia, a la Escuela Dominical o al Campamento Bíblico de Verano. Dice que tú mismo debes enseñarles. Todas estas cosas son buenas, pero si no son reforzadas en el hogar, los niños pueden tener la impresión que sus padres piensan que la Biblia no es importante. Los padres no se dan cuenta del impacto tan negativo que este tipo de actitud puede tener en sus familias.

(Deut. 6:6-9) 6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Primeramente, Dios dice: “Diligentemente las enseñarás (mis Palabras y mis Mandamientos) a tus hijos”. Entonces, Él dice cómo hacerlo.

· “Y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa” ¿Qué es lo que tus hijos oyen en tu casa? ¿Qué es lo que ellos oyen cuando tú te sientas a comer? ¿Acaso oyen acerca de algún escándalo de los periódicos? ¿De la última película? ¿Qué es lo que tú acostumbras discutir? ¿Acaso acostumbras hablar acerca de la bondad de Dios? Cuando tú te sientas en la casa en tu tiempo de descanso, ¿qué es lo que haces? ¿Acaso pasas tiempo enseñando a tus hijos la Palabra de Dios? ¿Acostumbras tener tiempo de comunión familiar con Dios y también tener devocionales?

· “Y hablarás de ellas…cuando andes por el camino” ¿De qué hablas cada vez que llevas a tus hijos a la escuela o cuando sales a pasear o cuando van de viaje? ¿Acaso les gritas a los otros conductores, o te pones a escuchar cosas que no te edifican en la radio? ¿Qué clase de ejemplo les estás dando a tus hijos cada vez que estas en público? ¿Hablas de otros a sus espaldas? ¿O acaso vives la Palabra de Dios en una forma natural todos los días? Algunos hombres nunca hablan de Dios fuera de la iglesia. Ellos piensan que tienen que verse muy a la moda, y para estar a la moda, ellos no pueden hablar de Cristo Jesús. Dios dice: “Un verdadero hombre que Yo respeto es aquel que no sólo tiene devociones en su hogar, sino que sale a todo el mundo y habla acerca de Mí por todas partes por donde él anda en su trabajo, en la tienda, y aun, cuando se divierte”. Cuando tú vas a tu trabajo, no escondas tu cristianismo detrás del periódico. Tú debes hablarles a las gentes acerca de Cristo Jesús justo ahí donde trabajas. Justo ahí en la calle. No te avergüences de decirles acerca de Aquel que murió por ti.

· “Y Hablarás de Ellas…Cuando Te Acuestes”. Antes de que tú les digas “buenas noches” a tus hijos o que los acuestes para que se duerman, ¿cuáles son las palabras con las que te despides de ellos? ¿La seguridad de la presencia de Dios durante la noche? ¿Algún Salmo motivador? ¿O sólo te despides de ellos mientras que tú estás haciendo algo de trabajo acabando alguna otra cosa? ¿En qué estás pensando justo antes de que te vayas a dormir? ¿Acaso no sabías que la última cosa en que piensas en la noche va a ser la primera cosa en la que tú vas a pensar cuando despiertes? Algunas veces tú sueñas con ello. Me asombra que la gente de forma deliberada se pone a pensar en las peores cosas. Algunos de ustedes leen los peores libros justo antes de irse a dormir. Y entonces te preguntas por qué es que tu espíritu está tan perturbado.

· “Y Hablarás de Ellas…Cuando Te Levantes”. Cuando tú te levantas en la mañana, tú vas a meditar en la Palabra de Dios si es que tú meditaste en Ella antes de irte a dormir. Y tú vas a comenzar a ministrar a medida que tú platicas con tu familia. ¿Cómo es que normalmente saludas a tus hijos por las mañanas? ¿Con un recordatorio amable del amor de Dios, dándoles fuerza para el resto del día? ¿Con qué tipo de armadura es que mandas a tus hijos a la escuela cada día? Este es un mundo muy difícil para que los niños crezcan hoy en día, y ellos necesitan la Palabra de Dios para fortalecerlos.

· “Y las Atarás como una Señal a Tu Mano, y Serán por Insignias entre Tus Ojos. Y las Escribirás en los Postes de Tu Casa y en Tus Puertas”. El punto que Dios está tratando de demostrar en el pasaje anterior es el hecho de que cualquier cosa que tus manos hallen para hacer, debes asegurarte que está de acuerdo con la Palabra de Dios. Cualquier cosa que esté en tus pensamientos, debes estar seguro de que está de acuerdo con la Palabra de Dios. “Los postes de tu casa”, me gusta esto. Los postes de las casas en los tiempos de Moisés eran dos postes grandes que sostenían el marco de la casa. Cualquiera que pasaba por esos postes había entrado a tu hogar. Esto significa que toda tu casa debería estar sostenida por la Palabra de Dios y que tú debes checar quién entra en tu casa para asegurarte de que pasan a través de la Palabra de Dios. Dios les está diciendo a los padres y a los jóvenes que aspiran a ser padres: Toma la Palabra de Dios y colócala dentro de ti. Llena toda tu vida con la Palabra de Dios”. Si alguna persona quiere tener acceso a tu vida o a tu hogar, esa persona tiene que pasar a través de la Palabra de Dios. Si cualquier mujer quiere casarse contigo, debes decirle directamente: “Si tú no conoces a Dios y si tú no conoces la Palabra de Dios, a mí no me importa qué tan linda te veas o qué tanto me puedas dar, olvídalo” Me encantaría que Dios levantara hombres y mujeres que no se comprometieran y que no se casaran con alguien que no sea un hijo de Dios. Algunas veces no tenemos estándares o parámetros de ningún tipo. Tenemos que poseer estándares y valores y principios otra vez. Nuestros valores vienen de aquello en lo que creemos. Ellos crean nuestras normas morales y afectan nuestro comportamiento. Si nosotros creemos en la Palabra de Dios, ese es entonces, nuestro sistema de valores y principios.

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