viernes, 16 de diciembre de 2011

UNA CAPSULA DE AMOR:

Un deseo de Graduación: Salmos 42.
En el (5) leemos: ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
El orador en la ceremonia de graduación de una escuela secundaria era el presidente de una gran corporación. Se le eligió para la ocasión debido a su éxito. Pero su discurso vino con un deseo de lo más inusual para los graduados.
El orador les dijo a los estudiantes que estaban sentados delante de él con sus togas y birretes: Si yo pudiera tener una esperanza para ustedes ahora que salen al mundo, sería esta: Espero que fracasen. Espero que fracasen en algo que sea importante para ustedes.
Prosiguió diciendo cómo su propia vida había sido un fracaso tras otro, hasta que aprendió a ver el fracaso como un maestro efectivo.
Amados, muchos de los cánticos de Israel se originaron en épocas de fracaso. De la desesperación surgió el clamor: del Sal. 32:1-2) “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de dios, del Dios vivo”
Algunas veces no estamos listos para ver las maravillas de la sabiduría y la fuerza de Dios, hasta que estamos jadeando. Exhaustos porque nos hemos quedado sin fuerzas.
Una historia recurrente de la Biblia es que de los valles del fracaso, se levantan las montañas de la fe. Antes de descubrir el terreno elevado que estamos buscando, puede que tengamos que ver el fracaso de los sueños que albergamos en nuestros corazones y en vez de ello, confiar en el amor, la sabiduría y la guía de nuestro Dios.
Recuerda: Aprende de tus fracasos, o fracasarás en tu aprendizaje.

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