viernes, 9 de marzo de 2012

ALIMENTO PARA EL ALMA:


 
EL HÁBITO DE LA SANTIDAD EN NUESTRA VIDA
(Jn. 14:21) El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Hay cierta dimensión de la vida que usted podrá conocer solo cuando tome la decisión de agradar al Padre en todos los aspectos de su vida. En esa dimensión Cristo se le manifestará de una manera más real. A comienzos del siglo XX, Dios derramó su Espíritu y comenzó un avivamiento en muchas partes del mundo. Fue un tiempo maravilloso en el que muchas vidas fueron transformadas y las cosas del mundo dejaron de ser importantes. Cosas sobrenaturales sucedieron. Dios se manifestó en presencia de todos. Los que vivieron ese avivamiento, empezaron a ser conocidos en el mundo como “los de la santidad”. Se les llamó así porque era obvio que eran diferentes a los demás. Cualquier cosa que ellos creían que no agradaba a Dios, la dejaban. Tan metidos estaban en las cosas espirituales que no tenían interés en las cosas naturales.
Pocos creyentes hoy día saben lo que “significa la santidad”  y aún son menos los que entienden el derramamiento de Dios que cae sobre los que se atreven a seguir la santidad. “La santidad, significa: separarse para Dios. Es lo que usted hace con su vida cada día; es ordenar su conducta de acuerdo a la Palabra de Dios y al consejo del Espíritu. La santidad es el hábito de tener un mismo parecer con Dios y de apartarse de los caminos del mundo y seguir los caminos del Señor. “La santidad no es el resultado de la cualidad”  sino de tomar una decisión. Tome la decisión de guardar los mandamientos de Dios y de amarle con todo su corazón. Él le mostrará su amor y se manifestará a usted en una manera más poderosa. Él se derramará sobre usted como lo hace sobre los creyentes temerosos de Dios, entonces el avivamiento verdaderamente empezará en usted.

 

AUN EN LA BASURA, NACE EL AMOR

(Prov. 15:17) Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio. Otra versión dice: Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio” Se cuenta que eran dos montones de basura. Dos montones de sufrimiento. Dos montones de fracaso. Dos montones de abandono. Él se llamaba Juan Bojorque, y tenía sesenta y un años de edad. Ella, Sandy Estrada, y tenía cincuenta y uno. Ambos vivían en los basureros de una de las capitales del mundo. Desocupados los dos, marginados los dos, sin recursos los dos, se juntaron para calentarse una noche de frío, y allí nació el amor; porque el amor puede nacer en cualquier parte, incluso en un basurero. Unos meses después, el clérigo Lorenzo Martín los unió en matrimonio. “El amor es como un lirio; expresó el pastor. Puede nacer aun en el fango” Caso interesante. Dos personas, arrojadas a los basureros por los fracasos de la vida, sin dinero, sin empleo, sin esperanza, se conocen una noche de intenso frío. Con sólo mirarse a los ojos ya saben que, para siempre, serán el uno para el otro. Y al fin se casan, delante de Dios y de la ley. Seguirán, quizá, sufriendo las desventuras de la vida, pero como marido y mujer.
El amor no siempre nace en lujosos salones, bailando vals y bebiendo champaña francesa. Es interesante que el proverbista Salomón ya hubiera previsto el hecho de que la pobreza no es obstáculo para amarse. He aquí sus palabras: “Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio”. Juan Bojorque y Sandy Estrada tal vez seguirían comiendo las legumbres marchitas que encontraran en los desperdicios de los restaurantes, pero se amaban, y por eso les sabría como faisán al horno. “El amor es la esencia de la vida” Desgraciadamente el amor bueno e inmutable ha perdido su lugar en una sociedad donde la lascivia y la lujuria predominan. Pero no ha perdido, ni puede nunca perder, su refulgencia y su gloria, precisamente por su carácter íntegro, puro y santo. Amor así no viene por sí solo. Hay que cultivarlo y hay que sustentarlo. Pero ese es el amor que une profundamente al hombre y a la mujer, que dignifica el matrimonio y que honra a Dios. Es también el amor que sobrelleva la enfermedad, que soporta la pobreza y que sobrevive toda tempestad. A todo esposo y a toda esposa les conviene vivir esa clase de amor. “Dios quiere que el amor de toda pareja sea así” y Él desea, intensamente, dárselo a cada una. Él hará que su matrimonio sea uno de armonía y permanencia, y transformará su unión en remanso de paz. Pero los dos cónyuges, juntos, tienen que desearlo y pedirlo. Más vale que lo haga hoy mismo.

  

CAÑAS Y PÁBILOS
(Mat. 12:20) La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria el juicio. Cañas: Pocas cosas son más frágiles que una caña cascada. En los tiempos de Jesús, los niños jugaban en las riberas de los ríos y se hacían flautas con ellas, vaciándolas y perforando agujeros. Pero una vez usadas, las rompían y tiraban. A lo mejor tú fuiste alguien que en su día llegó muy alto y tuvo una fe firme, con las raíces en el río. Pero ahora te escondes entre los arbustos, y estás “cascado” por palabras hirientes, por la traición de tu cónyuge, por tus propios fracasos o por las demandas de una religión legalista.
Pábilos: Nada está más a punto de extinguirse que un pábilo humeante. Cuando se acababa el aceite en las lámparas antiguas y el pábilo era muy pequeño, se le apagaba, se quitaba porque ya no servía y se ponía otro nuevo. ¿Brillaste alguna vez con fe, alumbrando el camino a los demás, hasta que el viento helado de las críticas, la falta de perdón y el juicio te dejaron en oscuridad?
¿Qué tienen en común las personas a continuación?: Una mujer temblando en medio de un grupo de hombres llenos de furia, dispuestos a apedrearla. Una casa rodeada de gente y unos hombres llevando a un paralítico en una camilla; sus amigos no se dieron por vencidos hasta que lo llevaron a Jesucristo. Un ciego clamando a Jesús que lo sanara y los discípulos mandándole callar. Todos ellos eran cañas cascadas y pábilos humeantes que Jesús no despreció. El mundo cree que sabe lo que tiene que hacer contigo: romperte y despreciarte. Pero Jesús es diferente: “No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizandoEso es la idea de (Mat. 12:20) No importa lo lejos de Dios que te sientas hoy, Su gracia todavía te puede alcanzar. Ven; Él te tratará con cariño y te restaurará.
 
EL CHISME ENTRE LOS CRISTIANOS
(Prov. 17:4) El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha la lengua detractora. Otra versión dice: “los malhechores están ansiosos por escuchar el chisme” En el momento en que alguien venga con chismes, párale los pies y pregunta: ‘¿Para qué necesito saber esto? ¿Has hablado de ello con la persona en cuestión?’ ¡Espabílate! ¡No se puede confiar en ningún chismoso! La Biblia dice que si escuchas los chismes, eres un “malhechor”: “Los malhechores están ansiosos por escuchar el chisme” (Proverbios 17:4 NTV). Y Judas añade: (Jud. 19) Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. Otra versión dice: “Éstos los que causan divisiones, pues son carnales y no tienen al Espíritu” ¡Palabras mayores! El uso de Internet ha agravado el problema, porque ahora puedes divulgar el chisme mucho más rápido y a mucha más gente, y además permanecer anónimo. Pablo nos advierte: (Gál. 5:15) Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Otra versión dice: “Si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos”  Y añade que se debe disciplinar y evitar a tales individuos. ¿Cuándo fue la última vez que viste hacer eso en la iglesia? Según Salomón: (Prov. 20:19) El que anda en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua. En otras palabras, aléjate de ellos. La forma más rápida de cortar el chisme es confrontando a los que lo divulgan. La iglesia no es un programa televisivo donde la gente saca sus trapos sucios delante del mundo, sino todo lo contrario: “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda” (Prov. 26:20). Jesús nos enseñó la manera de tratar con los desacuerdos personales: (Mat. 18:15-17) 15Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. Lo desglosemos así: 1º.- Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas. 2º.- Si no te hace caso, llama a una o a dos personas más. Y 3º.- Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la iglesia.



POEMA PARA UNA HERMOSA MUJER
Hoy es el día internacional, hermosa mujer primaveral.
Profesional y muy natural, de terciopelo y de cristal.
Mujer te deseo en este día, mil bendiciones con alegría.
Y que cada sueño tu realidad, sea dicha, amor y felicidad.
Mujer hoy es un especial día, Para escribirte una linda poesía.
Que llevan geranios de hiedra, y gazanias sobre las piedras.
Hoy te llevo en mi pensamiento, como zafiros que cortan el viento.
Que llega al jardín de las acacias, con sencillez y gran elegancia.
Mujer que trabaja para crecer, hija y madre de un lindo ser.
Bajo el incienso te puedo ver, y tu suave jazmín puedo oler.
Hoy es el día de la ternura, de la mujer simple y pura.
También de aquellas casadas, todas las solteras y viudas.
De las divorciadas y azucenas, las maduras y tiernas nenas.
Las que huelen a miel y rosas, y las que sueñan con mariposas.

 
ORACION POR EL DIA DE LA MUJER
Gracias, Dios Padre Bueno, por el amor que nos tienes; porque nos has creado a tu imagen y semejanza en la condición de varón y mujer; para que, reconociéndonos diferentes, busquemos complementarnos: el varón como apoyo de la mujer y la mujer como apoyo del varón. Gracias, Padre Bueno, por la mujer y su misión en la comunidad humana. Te pedimos por la mujer que es hija: que sea acogida y amada por sus padres, tratada con ternura y delicadeza. Te pedimos por la mujer que es hermana: que sea respetada y defendida por sus hermanos. Te pedimos por la mujer que es esposa: que sea reconocida, valorada y ayudada por su esposo, compañero fiel en la vida conyugal; que ella se respete y se dé a respetar, para vivir ambos la comunión de corazones y anhelos que se prolongan en la fecundidad de una nueva vida humana, participando así en la máxima obra de la creación: el ser humano. Te pedimos por la mujer que es madre: que reconozca en la maternidad el florecimiento de su feminidad. Creada para la relación, sea sensible, tierna y abnegada en la educación de cada hijo; con la dulzura y la fortaleza, la serenidad y la valentía, la fe y la esperanza que van forjando la persona, el ciudadano, el hijo de Dios. Te pedimos por las mujeres buenas y generosas que han entregado su vida para realizar la nuestra. Te pedimos por las mujeres que se sienten solas, por las que no encuentran sentido a su vida; por las marginadas y usadas como objeto de placer y de consumo; por las que han sido maltratadas. Te pedimos, Padre Bueno, por todos nosotros, varones o mujeres; que nos sepamos comprender, valorar y ayudar mutuamente, para que en la relación, amable y positiva, colaboremos juntos al servicio de la familia y de la vida. Amén.


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