sábado, 3 de marzo de 2012

CAMBIADO POR CRISTO:


ALABANDO A DIOS CON EL TESTIMONIO
(Os. 11:1-4) 1Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. 3Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. 4Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. (4) “Con cuerdas de amor te atraje”
Cuando el Señor quiso salvarme por su gracia, utilizó como instrumento escogido a la mujer que me había dado por esposa, y me fue guiando de tal manera al conocimiento de Jesucristo que mi vida fue realmente transformada porque conocí la vida de oración que embellece a los cristianos y la dependencia absoluta del poder de Dios en cualquier circunstancia de la vida. Al transcurrir de los años puedo establecer comparaciones que glorifican a mi Señor y Salvador.
Antes: rezaba a un Dios que me inspiraba miedo. Ahora: oro a un Dios que me muestra su amor infinito.
Antes: repetía oraciones en grandes cantidades. Ahora: platico en oración con el Dios que me acompaña.
Antes: rezaba para que Dios no me mandara al infierno. Ahora: oro agradecido a ese Dios que me salvó para siempre del infierno.
Antes: rezaba sólo a la hora de las comidas. Ahora: oro a cada instante de mi vida para que otros sean salvos.
Y comparando mi vida como no creyente, con mi vida actual, glorifico al Señor por haberme alcanzado con su gracia. Le agradezco el haberme dado a esa compañera en la vida, y reconozco verdaderamente que sus caminos son inescrutables para nuestra mente pequeña, pero debemos glorificarle porque nos ha escogido y nos ha hecho formar parte del remanente que Jesucristo vendrá a llevar con él. Oremos para que los esposos creyentes testifiquen siempre. Te rogamos, Señor, por todos los hogares en que uno de los esposos es creyente para que testifique de su fe y traiga a los suyos a los pies de Jesús. Amén.

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