DIEZ RAZONES POR
LAS CUALES SOY PRESBITERIANO
1º.- Solamente al Dios Trino Soberano damos
toda la gloria, “Soli Deo Gloria” Y vivimos bajo su providencia, dedicamos
nuestros talentos y dones con buena mayordomía en todos nuestros negocios de la
vida. Reconocemos su Soberanía sobre todas las cosas.
2º.- Jesucristo es la Cabeza de la Iglesia.
No es algún hombre o mujer especial. “Soli Christus” que es el Salvador,
Mediador del Nuevo Pacto y Señor. Nosotros somos los miembros de su cuerpo, (la
iglesia).
3º.- La Palabra de Dios es la única regla de
fe y conducta. No atendemos a ninguna revelación particular o sabiduría humana
para nuestra dirección. “Sola Scriptura” que es la revelación especial de Dios,
que contiene la fuente de la verdad acerca de la Divinidad y su voluntad.
4º.- Vivimos en el Nuevo Pacto llamado Pacto
de Gracia. “Sola Gratia”. La salvación es completa (elección, llamado,
justificación, glorificación) y es un regalo del Señor que no es basado en el
mérito humano. Predicamos con nuestra vida, conducta y palabra, el mensaje de
la cruz. Así, tenemos el compromiso de evangelismo local y de las misiones.
5º.- Conocemos la verdad que sin fe es
imposible agradar a Dios. “Sola Fide”. La fe es certeza y convicción que entra
en el descanso (sábado) de Dios. No vivimos preocupados y ansiosos por la vida,
así presentamos a Dios a través de la oración nuestras peticiones.
Abadía de Westminster
6º.- Somos una iglesia histórica y Reformada
que tenemos como símbolos de fe, que son la expresión de las Sagradas
Escrituras, la Confesión de fe y los Catecismos mayor y menor de Westminster
del siglo XVI.
7º.- Reconocemos que la organización bíblica
es el gobierno de presbíteros, elegidos por el pueblo de Dios para la
administración de la iglesia. Que los oficios bíblicos genuinos son: Ministro
(presbítero docente), presbítero regente y diáconos.
8º.- Entendemos que hay solamente dos
Sacramentos, que son señales y sellos del Pacto de la Gracia y son: El Bautismo
por aspersión y la Santa Cena, que son administrados de manera reverente y verdadera.
9º.- Nuestro culto es nuestra propia vida en
adoración diaria al Señor y cuando nos reunimos en ceremonia pública con todos
los hermanos juntos en comunión, expresamos la honra y gloria a Dios con una
liturgia bíblica.
10º.- Consagramos con mucha fidelidad y
compromiso nuestros diezmos a la casa del Señor y con mayor alegría, impulsados
por generosidad, entregamos nuestras ofrendas voluntarias.
Ser presbiteriano es aceptar un sistema de gobierno
representativo fundamentado en la Palabra de Dios que ordena una estructura
eclesiástica. Tomando de la Biblia el modelo apostólico de elegir ancianos
gobernantes de entre sus propios miembros. (Hechos 14:23, 1 Tim. 4:14, etc.).
En la forma de gobierno, los presbiterianos sólo aceptamos a Jesucristo como
cabeza y jefe de la Iglesia, Él es la máxima autoridad. Los presbiterianos
entendemos que nuestra misión es la proclamación del evangelio. La forma de
proclamar este evangelio se realiza tomando en cuenta la tradición histórica
reformada, tal cual se presenta en las Sagradas Escrituras y expresadas en las
respectivas confesiones de fe que la Iglesia a adoptado a lo largo de la
historia. El presbiterianismo tiene un sólido fundamento bíblico. El grupo de
creencias que los presbiterianos
llamamos "creencias esenciales" forman el núcleo que nos une bajo un
mismo techo a los que hemos sido llamados a este camino:1.- Creemos que la
Biblia es la Palabra de Dios y que fue escrita bajo inspiración del Espíritu
Santo.2.- Dios se reveló a la historia en toda su plenitud en la persona de su
hijo, Jesucristo.3.- En su absoluta soberanía, Dios elige la forma en que se
nos revela.4.- Dios estableció pactos ya sea en el Antiguo Testamento como en
el Nuevo, para demostrar su amor hacia nosotros.5.- Dios, libre y soberanamente
se comprometió con nosotros, sin merecerlo. Este compromiso es eterno, desde
antes de la fundación del mundo, para que fuésemos salvos en la persona de
Jesucristo.6.- No existe ninguna cosa que podamos hacer o dejar de hacer para
ganar esta elección divina.7.- Las personas llamadas por Dios, no pueden perder
jamás la salvación, porque sus decretos son irrevocables.8.- Dios nos llama a
nosotros y a nuestros hijos a formar parte de este pacto.9.- Dios nos invita a
formar parte de su Iglesia para que con los sacramentos de la Cena y el
Bautismo renovemos este pacto.10.- En la Iglesia nos reúne para recordar este
pacto y su absoluta gloria. ¿Por qué pues, somos Presbiterianos? Somos
Presbiterianos porque confiamos en un Dios que nos ha escogido en Jesucristo
para salvación y nos adoptado para formar parte de la familia del pacto. Por
esta razón nosotros le servimos a través de una iglesia que reconoce una
estructura eclesiástica donde todos tenemos los mismos derechos y podemos
responder en libertad al compromiso de servir a Jesucristo. Podemos concluir entonces que somos
presbiterianos: Por
la gracia y soberanía de Dios, que me llamó de las tinieblas a su luz
admirable, en Cristo Jesús.
LA GRACIA SOBERANA
El calvinismo enfatiza en la depravación de la naturaleza moral humana
hacia la necesidad de la gracia soberana de Dios en la salvación. La Biblia
(Rom. 3:10-12) 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11No
hay quien entienda, No hay quien
busque a Dios. 12Todos se desviaron, a una se hicieron
inútiles; No hay quien haga lo
bueno, no hay ni siquiera uno. Aquí enseña que las personas son completamente incapaces de seguir a Dios o
escapar de la condenación delante de Él y que solamente por intervención divina
drástica, en la cual Dios, cambiando la naturaleza misma del creyente (nuevo
nacimiento), quitando el corazón de piedra y poniendo uno de carne, pueden las
personas ser convertidas de rebelión a obediencia voluntaria. Desde este punto
de vista, todas las personas dependen enteramente de la misericordia de Dios, a
quien le sería justo el condenarlos a todos por sus pecados, mas ha escogido
ser misericordioso con muchos para dar gloria a su propio nombre. Una persona
es salvada mientras que otra es condenada, no por causa de la voluntad, fe o
alguna otra virtud en la persona, sino por causa de la elección soberana de
Dios para tener misericordia de él. Aunque la persona debe actuar para creer y
ser salvo, esta obediencia de fe es el regalo de Dios según el calvinismo, y
por esto Dios completa la salvación de pecadores.
"La Vida es Religión": El sistema teológico y las teorías
prácticas de la iglesia, familia y vida política, todas (ambiguamente) llamadas
"calvinismo," son el crecimiento de una conciencia religiosa
fundamental que está centrada en la soberanía de Dios. En principio, la
doctrina de Dios tiene un lugar preeminente en cada categoría teológica,
incluyendo el entendimiento calvinista de cómo una persona debe vivir. El
calvinismo presupone que la bondad y el poder de Dios tienen un libre e
ilimitado alcance de actividad, y eso trabaja como una convicción de que Dios
está obrando en todos los aspectos de existencia, incluyendo los aspectos
espirituales, físicos e intelectuales, ya sea secular o sagrado, público o
privado, en la tierra o en el cielo. Según este punto de vista, el plan de Dios
se trabaja en cada evento. Dios es visto como el creador, preservador y
gobernador de todo. Esto produce una actitud de dependencia absoluta de Dios,
la cual no se identifica solamente con actos temporales de piedad (por ejemplo,
la oración); sino que es un amplio patrón de vida que, en principio, se aplica
tanto a cada obra trivial como a tomar la comunión. Para el cristiano calvinista,
toda la vida es religión cristiana. Al calvinismo también se le atribuye una
doctrina basada en la radicalización del luteranismo, impuesto en el siglo XVI.
Los Cinco Puntos del Calvinismo: La teología calvinista es identificada
en la mente popular como los "cinco puntos del calvinismo" que son un
resumen de los juicios (o cánones) presentados por el Sínodo de Dort y que
fueron publicados como una respuesta detallada (punto por punto) a los cinco
puntos de la Protesta Arminiana. Calvino mismo nunca usó tal modelo, y nunca
combatió el Arminianismo directamente. Estos puntos, pues, funcionan
como un resumen de las diferencias entre el Calvinismo y el Arminianismo, pero
no como una suma completa de los escritos de Calvino o de la teología de las
iglesias reformadas en general. La aserción central de estos cánones es que
Dios es capaz de salvar a cada persona por quien Él tenga misericordia y que
sus esfuerzos no son frustrados por la injusticia o la inhabilidad del hombre.
LOS CINCO PUNTOS DEL
CALVINISMO SON:
Depravación Total: Debemos empezar con algo que debe ser fundamental en el asunto de la
salvación, y esto es, una evaluación correcta de la condición del individuo que
se debe salvar. Si tenemos vistas deficientes y ligeras sobre el pecado,
entonces somos propensos a tener vistas defectuosas para la salvación del
pecador. A la luz de las Escrituras el estado natural del hombre es un estado
de depravación total y por consiguiente, una inhabilidad total de parte del
hombre para ganar, o contribuir, a su salvación. El catecismo de Heidelberg en
su pregunta 8 nos dice: ¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces
de hacer el bien e inclinados a todo mal? Respuesta:
Ciertamente, si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Dios: (Gén. 8:21) Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su
corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el
intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a
destruir todo ser viviente, como he hecho. (Gén. 6:5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de
ellos era de continuo solamente el mal. (Job 14:4) ¿Quién hará limpio a lo
inmundo? Nadie. (Job 15:14, 16, 35) 14¿Qué cosa es el hombre
para que sea limpio, Y para que
se justifique el nacido de mujer? 16¿Cuánto menos el hombre
abominable y vil, Que bebe la
iniquidad como agua? 35Concibieron dolor, dieron a luz
iniquidad, Y en sus entrañas
traman engaño. (Jn. 3:6) Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Is. 53:6) Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada
cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros. (Jn. 3:3, 5) 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 5Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (1ª Cor. 12:3) Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu
de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el
Espíritu Santo. (2ª Cor. 3:5) no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar
algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios. Cuando se habla de depravación total,
sin embargo no se refieren a que cada hombre es tan malvado como pueda ser, ni
a que el hombre sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni tampoco a que
sea incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo o aun dar lealtad externa a la
adoración de Dios. Lo que sí se quiere decir es que cuando el hombre cayó en el
Huerto del Edén cayó en su ‘totalidad’. La personalidad completa del hombre ha
sido afectada por la caída, y el pecado se extiende al completo de las facultades,
la voluntad, el entendimiento, el afecto y todo lo demás. Creemos que esto es
irrefutablemente enseñado por la Palabra de Dios a la cual ahora nos referimos.
La Biblia enseña con absoluta claridad que el hombre, por naturaleza, está “muerto”: (Rom. 5:12) dice: Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron. Otra
versión dice: “Así que, como por un hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte
por el pecado; y así la muerte paso a todos los hombres, porque todos han
pecado”. Nos enseña que los hombres están “esclavizados”: (2ª Tim. 2:25-26) 25que con mansedumbre corrija a los que se
oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la
verdad, 26y escapen del lazo del diablo, en que están
cautivos a voluntad de él. Nos enseña
que el hombre esta “ciego, y sordo”: (Mar.
4:11-12) 11Y les dijo: A vosotros os es dado saber
el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas
las cosas; 12para que viendo, vean y no perciban; y oyendo,
oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los
pecados. Nos enseña que “no estamos instruidos”: (1ª Cor. 2:14) Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. La Biblia habla de nosotros que somos “pecaminosos por naturaleza”: 1º.- Por Nacimiento: (Sal. 51:5) “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”
2º.- Por Practica: (Gén. 6:5) Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Esto es el estado natural del hombre. Entonces
debemos preguntar; ¿pueden los muertos darse vida a sí mismos? ¿Pueden los
ciegos darse vista a sí mismos, o los sordos darse el oído? ¿Puede el no
instruido enseñarse a leer a sí mismo? ¿Puede el naturalmente pecaminoso
cambiarse a sí mismo? ¡Seguro que no! “¿Quién puede sacar algo limpio de lo
impuro?” pregunta Job; y contesta, “Nadie” (Job 14:4). “¿Mudará el negro su
pellejo, y el leopardo sus manchas?” (Jer. 13:23). La depravación llega a tal
punto que siendo ofrecida la salvación a todos, todas las personas la rechazan,
prefiriendo estar en sus pecados, por eso la Biblia enfatiza: (Jn. 3:19) Y esta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas.
Elección Incondicional: Nuestra actitud hacia la depravación total como una declaración Bíblica
de la condición natural del hombre determinará nuestra actitud hacia el
siguiente punto. La doctrina de elección incondicional sigue naturalmente a la
doctrina de depravación completa. Si el hombre en verdad está muerto,
prisionero, y ciego etc., entonces el remedio para todas estas condiciones debe
descansar fuera del hombre mismo (Esto es, en Dios) ¿puede el muerto levantarse
a sí mismo?, la respuesta inevitablemente debe ser: “por supuesto que no”. Sin
embargo hombres y mujeres son levantados de su muerte espiritual “nacidos de
nuevo” como lo proclama el evangelio según San Juan; y como son incapaces de
llevar a cabo esta obra por ellos mismos, entonces tenemos que concluir que es
Dios quien los levantó. Por otro lado, como muchos hombres y mujeres no han
sido vivificados, tenemos igualmente que concluir que eso es porque Dios no los
ha levantado. Si el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo, siendo la caída
de Adán una caída total, y si sólo Dios puede salvar, y si no todos son salvos,
entonces la conclusión debe ser que Dios no ha escogido salvar a todos. El tema
es tan vasto como el océano mismo; pero no podemos hacer más que citar sólo
unos pocos versículos claves que actúan como mapas y compás a través de estos
poderosos mares. La historia de la Biblia es la historia de elección
incondicional. Es extraño que los que se oponen a esta doctrina fallan en
reconocer esto. Algunos creyentes tienen dificultad en creer que Dios pueda pasar
a algunos y escoger a otros, y sin embargo no parecen tener dificultad en creer
que Dios llamó a Abraham de la pagana Ur de los Caldeos y dejó a los otros en
su paganismo. ¿Por qué debería Dios escoger a la nación de Israel como Su
“gente peculiar”? No hay necesidad de especular, porque (Deut. 7:7-8) 7No por ser vosotros más que todos los
pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más
insignificante de todos los pueblos; 8sino por cuanto Jehová
os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado
Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de
Faraón rey de Egipto. ¿Por qué debería Dios, desatendiendo completamente
las leyes familiares de Israel, escoger al hijo menor Jacob, en lugar de Esaú
el mayor? “Para que el propósito de Dios se cumpla conforme a la elección” (Rom. 9:11-13) 11(pues no habían aún nacido, ni habían
hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección
permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 12se
le dijo: El mayor servirá al menor. 13Como está escrito: A
Jacob amé, más a Esaú aborrecí. ¿Cuál era la doctrina que Jesús predicó en la sinagoga en Nazaret sino
la doctrina de elección incondicional? (Luc.
4:25-27) 25Y en verdad os digo que muchas viudas
había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años
y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26pero
a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de
Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del
profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. ¿Cuál fue el resultados de la predicación de nuestro Señor de ese
mensaje? (Luc. 4:28-30) 28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga
se llenaron de ira; 29y levantándose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada
la ciudad de ellos, para despeñarle. 30Mas él pasó por en
medio de ellos, y se fue. La falta de
espacio impide un relato completo de la elección soberana de Dios de Su pueblo;
pero la verdad es clara: (Jn. 15:16) No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. (Jn. 6:37) Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene,
no le echo fuera. (Jn. 17:6, 9) 6He manifestado tu nombre a los hombres
que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 9Yo
ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos
son. (Rom. 9:21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer
de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? (Rom. 9:15) Pues a Moisés dice:
Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo
me compadezca. (Ef.
1:4-5) 4según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en
amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. Hay
mucho más, pero con esto nos quedamos.
Expiación Limitada: Este tercer punto no solamente nos trae al punto central de los cinco,
sino también a la verdad central del evangelio, esto es, al propósito de la
muerte de Cristo en la cruz. Esto no es accidental. Tenemos la enseñanza de la
Biblia que ha puesto al hombre debajo del título general de depravación total,
o inhabilidad total. Segundo, como algunos hombres y mujeres son indudablemente
salvos, entonces tiene que haber sido Dios mismo quien los salvó en distinción
del resto de la humanidad. Esto es elección: (Rom. 9:11) (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni
mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por
las obras sino por el que llama). Sin embargo,
esta elección sólo “marcó la casa, a la cual la salvación debe viajar”, y una
expiación completa, perfecta y satisfactoria todavía era requerida para los
pecados de los elegidos, para que Dios fuera, no solamente un Salvador, sino un
Dios justo, y un Salvador”. Esta expiación, como todos confesamos, fue
realizada por la sumisión voluntaria de Cristo a la muerte en la cruz donde
sufrió bajo la justicia de este Dios justo, y procuró la salvación que Él como
Salvador había ordenado. En la cruz, entonces, y sin duda todos aceptamos esto,
Cristo soportó el castigo, y procuró la salvación. La pregunta ahora se
levanta: ¿por quién soportó el castigo?, y ¿para quién procuró la salvación?
Hay tres avenidas por las cuales podemos viajar respecto a esto: 1º.- Cristo murió para salvar a todo
hombre, sin distinción. 2º.- Cristo murió para salvar a nadie en particular. –
3º.- Cristo murió para salvar a cierto número. El primer punto de vista es el sostenido por “Universalistas” a
saber: Cristo murió para salvar a todos los hombres, y así, muy lógicamente,
asumen que todos los hombres serán salvos. Si Cristo ha pagado la deuda del
pecado, ha salvado, rescatado, dado Su vida por todos los hombres, entonces
todos los hombres serán salvos. El
segundo punto de vista implica que Cristo procuro una salvación potencial
para todos los hombres. Cristo murió en la cruz, pero aunque pagó la deuda de
nuestros pecados, su obra en la cruz no es eficaz hasta que el hombre se
“decida por” Cristo y así de ese modo sea salvo. El tercer punto de vista dice que Cristo murió positiva y
efectivamente para salvar a cierto número de pecadores que merecían el
infierno, en quienes El Padre había puesto su libre elegible amor. El Hijo paga
la deuda por estos elegidos, hace satisfacción por ellos a la justicia del
Padre, e imputa Su propia justicia a ellos para que sean completos en Él. ¿Cuál
de esas alternativas es la que está más de acuerdo a la Biblia?, la respuesta
es la tercera, Cristo murió para salvar a un número particular de pecadores;
esto es, aquellos: (Ef. 1:4) según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para
que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Aquellos a quien el Padre “Le ha dado del mundo: (Jn. 17:9) Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que
me diste; porque tuyos son. Aquellos por quien Él mismo dijo derramaba su sangré: (Mat. 26:28) porque esto es mi sangre del
nuevo pacto, que por muchos es
derramada para remisión de los pecados. Esta última
vista hace justicia al propósito de Cristo de venir a esta tierra a morir en la
cruz. (Mat. 1:21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,[a] porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Jn. 10:11) Yo soy el buen pastor; el
buen pastor su vida da por las ovejas. (Jn. 15:13-14) 13Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14Vosotros
sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Jesús “amó a la Iglesia y se entrego a sí mismo por ella” (Ef. 5:25) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella. “El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra
justificación: (Rom. 4:25) el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado
para nuestra justificación. “Con su conocimiento justificara
mi siervo justo a muchos, y Él llevara la iniquidad de ellos (Is. 53:11) Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará
las iniquidades de ellos. Y, ¿cuándo efectúa esto?, mientras cuelga en la
cruz, dice el profeta Isaías en ese grandioso capítulo 53 de su profecía, “del
trabajo de su alma vera y será saciado”. El trabajo de su alma mientras derrama
su alma en ofrenda por nuestros pecados produce hijos espirituales a la gloria
de su Nombre, y será satisfecho cuando vea esta obra completada.
Gracia Irresistible: Si los hombres son incapaces de salvarse a sí mismos a causa de su
naturaleza caída, y si Dios ha propuesto salvarlos, y Cristo ha realizado su
Salvación, entonces lógicamente sigue que Dios también debe proveer los medios
para llamarlos a los beneficios de esa salvación que Él ha procurado para
ellos: (Rom. 8:30) Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó. “Y los que predestinó a éstos también llamó”. Dios
no solamente eligió hombres y mujeres para salvación; Él también llamó a esos a
quien le plació elegir. ¿Qué quiere decir gracia irresistible? Sabemos que
cuando el evangelio sale fuera en una Iglesia, o al aire libre, o por medio de
leer la Palabra de Dios, no todos atienden a esa llamada. No todos son
convencidos del pecado y de su necesidad de Cristo. Esto explica el hecho de
que hay dos llamamientos. Hay un llamamiento externo; y un llamamiento interno.
El llamamiento externo puede ser descrito como “palabras del predicador”; y
este llamamiento, cuando sale, puede obrar un resultado de diferentes formas,
en un número de diferentes; no obrará la salvación en el alma de un pecador.
Porque una obra de salvación para ser labrada debe ser acompañado por el
llamamiento interior del Espíritu Santo de Dios. Porque Él es quien, “redarguye
de pecado, justicia y juicio”. Y cuando el Espíritu Santo llama a un hombre, o
mujer, o una persona joven por su gracia, ese llamamiento es irresistible: no
puede ser frustrado; es la manifestación de la gracia irresistible de Dios.
Esto es probado una y otra vez, en la Palabra de Dios, como por ejemplo en los
siguientes pasajes: 1º.- (Jn. 6:37) Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene,
no le echo fuera. Nótese que
son aquellos a quien El Padre ha dado a Cristo “los elegidos” que “vendrán” a
él; y cuando vienen a Él no serán “rechazados”. 2º.- (Jn. 6:44) Ninguno puede venir a
mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día
postrero. Aquí nuestro Señor simplemente está diciendo que es
imposible que los hombres vengan a Él por ellos mismos; el Padre los debe
traer. 3º.- (Jn. 6:45) Escrito está en los
profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así
que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. El hombre puede oír el llamamiento externo; pero son esos los que han
“aprendido del Padre” que responderán y vendrán a Cristo: Así que, con Simón
Pedro: “Bienaventurado eres Simón hijo de
Jonás, porque no te lo reveló sangre ni carne sino mi Padre que está en el
Cielo”. 4º.- (Rom. 8:14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios. 5º.- (Gál. 1:15) Pero cuando agradó a
Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia. 6º.- (1ª P. 2:9) Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 7º.- (1ª P 5:10) Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna
en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os
perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. Una sobresaliente ilustración de esta enseñanza de gracia irresistible,
o llamamiento eficaz, es ciertamente el incidente que leemos en Hechos 16, El
apóstol Pablo predica el evangelio a un grupo de mujeres a las orillas del rio
en Filipo; y “una cierta mujer llamada Lidia estaba oyendo; cuyo corazón abrió
el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.” Pablo, el predicador,
habló al oído de Lidia, el llamamiento externo; pero el Señor habló al corazón
de Lidia, el llamamiento interno de gracia irresistible. Los hombres y mujeres
se resisten al evangelio de Dios por su misma naturaleza. Por eso debe haber
una gracia irresistible. Ya que (1ª Cor
2:14) Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. “El hombre animal no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios”. Pero el
llamamiento eficaz es santo: (2ª Tim. 1:9) quien nos salvó y llamó
con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos. “Que nos salvó y llamó
con vocación santa” Es, Todopoderoso:
(Rom. 1:16) Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al
griego. Es vivificante: (Jn. 5:25) De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Es efectivo: (1ª Tes. 1:5) pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras
solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre,
como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Es irresistible: (Rom. 8:27) Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención
del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Perseverancia de los
Santos: Permítanme decir que esto es exactamente lo que la
Escritura nos enseña: (Rom. 8:29-39) 29Porque a los que antes conoció, también
los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36Como
está escrito: Por causa de ti
somos muertos todo el tiempo; Somos
contados como ovejas de matadero. 37Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Por
lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Si el hombre no se puede salvar a sí mismo, entonces, Dios tiene que
salvarlo. Si todos no son salvos, entonces Dios no ha salvado a todos. Si
Cristo ha hecho satisfacción por los pecados, entonces es por los pecados de
aquellos que son salvos. Si Dios intenta revelar esta salvación en Cristo a los
corazones de esos a quien él escogió salvar, entonces, Dios proveerá el medio
de hacerlo efectivamente. Si, por consiguiente, habiendo ordenado para salvar,
murió para salvar, y llamó a la salvación a esos quienes nunca podrían salvarse
a sí mismos, Él también preservará a los salvos para la vida eterna para la
Gloria de Su Nombre. Así siguiendo la depravación total, y elección
incondicional, y expiación limitada, y un llamamiento eficaz, tenemos la
perseverancia de los santos. (Fil. 1:6) estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día
de Jesucristo” La palabra de Dios está repleta con referencias a esta bendita
verdad. (Jn. 6:39) Y esta es la voluntad
del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero. (Jn. 10:28) y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano. (Rom. 5:10) Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su
vida. (Rom.8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Este es el distintivo del creyente, que pertenece a
Cristo; que está perseverando en las cosas de Cristo; “que está dando toda diligencia
para hacer su llamado y elección segura. El creyente en Cristo puede caer en
tentación, pero el Señor no lo dejará ser tentado más de lo que pueda resistir,
sino que con la tentación dará también la salida; para que el creyente vaya
adelante, y siga adelante otra vez en las cosas pertenecientes a su salvación
para la gloria de Cristo. Esos versos incomparables de (Rom. 8:28-39) enseñan la lógica Divina en la salvación eterna de
Dios. Al igual que el hijo pródigo, por mucho que avergonzó a su padre
pidiéndole su parte de la herencia (no estando muerto el padre), por mucho que
haya gastado su dinero en el pecado y no importando lo bajo que llegó a estar,
con todo, nunca dejó de ser hijo de su padre. La lógica es que la salvación que
empieza en la mente y propósito de Dios debe terminar en el cumplimiento de Su
infrustrable propósito de que esos “a quienes antes conoció” están eternamente
unidos con su Salvador. Iglesias
protestantes calvinistas.
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